miércoles, 3 de diciembre de 2014

LAS VUELTAS QUE DA LA VIDA


                                         MÁS ALLÁ DE LO COMPRENSIBLE



Comprender algo es difícil, saberlo es más sencillo, están emparentados. Para cada asunto se requieren elementos completamente diferentes, diferente esfuerzo, diferente predisposición. Saber algo no significa que tengamos un marco completo de determinada circunstancia o suceso, saber solo implica atención, prestar atención a determinada noticia, comprenderlo es valorar lo que acabamos de percibir, bien mediante la palabra hablada, o escrita.
Es complicado y sin embargo necesario, colocar las cosas en su lugar, sopesar para interiorizar nosotros mismos un cuadro de diálogo lógico, nos lleva a comprender, y la comprensión a actuar en consecuencia de lo que asumimos como nuestro de lo dicho o leído. Hacer o decidir, montar argumentos en contraposición de aquello de lo que estamos convencidos, es simple hipocresía.

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Es poco menos que imposible comprender por qué las personas, nos volvemos contra nuestras propias ideas o decisiones fundamentales, pero ocurre, y cuando se nos ve en esa tesitura se nos puede calificar de meros bobos, de inútiles individuos de una sociedad, que necesita salir de esta especie de pozo en el que nos hayamos sumidos, la confusión. Desesperados, la mayoría que son fieles seguidores de determinada religión o política, se ausentan de todas las opiniones que los rodea y se hacen agnósticos, incrédulos, ateos convencidos; no hay nada que los haga cambiar de este estado de fracaso de análisis que todo el mundo hace y que nadie quiere llevar a cabo con absoluto propósito de que las cosas cambien. Los deslenguados, los menos cultos, la gente de a pie, los golpean, los envían a cagar al rio, es lo menos que merecen además de recibir la reprobación sistemática de todo el sistema que los rodea, de manera que de alguna forma, las personas desengañadas, llegan a odiarlos.

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Es difícil comprender que deseamos los seres humanos, creo que esto sucede porque no alejamos de todo aquello que significó la vida de verdad para las generaciones que nos antecedieron, una vida sencilla, vivir de la tierra sin más ambición que sobrevivir, dejar que los años siguieran su curso. Pero pasó poco tiempo, antes de que a algún iluminado, se le ocurriera que se podía tener una vida más confortable, más feliz, más plena, llena de cosas que son imprescindibles para que nuestro paso por la vida, fuera del todo pleno. Viviendas dignas por las que se tenía que pagar dinero a cambio de dejar sus casas, venderlas a precio de saldo, en comparación con las que iban a tener, con calefacción sin tener que ir a cortar leña al monte, con agua caliente cada vez que a uno se le antojara abrir el grifo de la cocina…, comercios donde todo lo tenían hecho, el pan, el vino embotellado, los huevos certificados y homologados, pescado fresco, carnes… de todo en un solo almacén.

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En la ciudad se les manda por donde deben andar, no pueden cruzar las calles por donde les apetece, son las reglas de la ciudad. Hay edictos que se anuncian en los que se dispone como deben vivir, llegado el momento y sin saberlo, se les aísla en zonas previamente concretadas, guetos que están fuertemente vigilados por las fuerzas de un estado que les obliga a estar en cárceles abiertas pero controladas. Unos, los más inteligentes de ellos, unos cuantos que se han dado cuenta del estado de sitio en el que se encuentran, se revelan. Forman partidos políticos, logran el apoyo de una parte de la población que va más allá de su propio gueto, descubren corruptelas, fraudes que se han hecho con los impuestos que pagan religiosamente, eso no le gusta a nadie. Votan a este gobierno nuevo y en consecuencia, hay un golpe de timón en la vida de las personas que bajaron de sus pueblos y quisieron vivir de una forma más cómoda y segura, lo que se les había garantizado  cuando dejaron sus casas allá en el pueblo.

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Ahora están perdidos pero con algo de intuición de lo que pueden esperar de estos que ahora gobiernan, en la tele hay debates que defienden los planes de los nuevos triunfadores, pero también hay gentes que desean lo peor en sus augurios, apelando a la falta de capacidad de estos descamisados. No se les da tregua, se les amenaza veladamente y se les advierte que de no cumplir con sus objetivos, lo van a pasar muy mal. Nadie dice de qué manera pero es evidente que van a hacer lo posible por destronarlos, por aniquilarlos si los planes no salen bien. En los foros televisivos se les acusa antes siquiera de que comiencen su labor a culparlos del desequilibrio que están causando dentro de la sociedad. En charlas de partidos que son afines por maneras de ver las cosas mascullan…  A estos les doy dos telediarios más.

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¿Te acuerdas de lo bien que vivíamos en nuestro pueblo Bernarda?  Si chico, como cambian las cosas, parece mentira, pero que le vamos a hacer, tenemos a nuestros hijos aquí casados con buenas chicas, nos han dado nietos, ahora tenemos que resignarnos y aguantar… todo lo demás está fuera de lugar.


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