Y ERAS TÚ
La
que siempre se asomaba a la ventana para espaciar la mente, para llenar tus
pulmones de aire fresco, la que llegada la noche, cerraba las ventanas de su
alma pensando que ningún sentimiento nuevo fuera a apoderarse de tu alma.
Tú
la que siempre con un orgullo un tanto fuera de lugar, aspirabas a vivir en un
olvido permanente y difícil, en un paréntesis constante, siempre fuera de juego
y sin embargo, metida en todos los partidos que pudieran ayudar a solucionar
temas comprometidos.
Eras
tú, y yo sin saberlo, la ayudadora, el apoyo de cuantos te rodean y te aplauden
cuando haces o dices algo valiente. Poco a poco, paso a paso, he estado
apoyándome en ti, como una carga más dentro de este cuadro de luces que se
funden, y que te encaramas para cambiarlas y vuelvan a relucir nuevamente. Sabia
y temerosa a la vez, siempre apareciendo en esa ventana a media luz en el
interior de este alma tuya, que denuncia que necesitas saber quién y cuanto te
quiere.
Felizmente
humana, siembras con tu pan la ventana donde siempre te asomas, estás adornada
con el trino de los pájaros de color, que desean tu importante dádiva. Cuando
la noche inunda con su sábana negra la oscuridad de la luz del día, te anuncias
como quien eres, un alma en reposo que no hace más que pensar en todas las
penas existentes.
Eras
tú y no lo sabía, hasta que aquel día de calor, aquella noche pesada e
indecisa, te acercó a mis brazos para que se iluminara con tu candor, con un
ansiado abrazo mutuo que rompió todas las fronteras de un corazón maltrecho.
¿Dónde
has estado todo este tiempo, por cuantas penurias has pasado sin yo saberlo?
Dicen
que esas almas que no cuentan nada a nadie son las legítimas herederas del amor
sin fronteras, si se cumple esa profecía, no te abandonaré jamás, quiero que
sigas apareciendo en mis sueños, como una ninfa dorada, una sirena que encanta
con sus cantos seductores.
Eras
tú, no cabe la menor duda, la que encendía mi fuego cuando me helaba de frio,
la que calienta mi corazón sin palabras, solo con tu aliento desnudo y cálido
como en una noche en la que el frio domina todos los ambientes de la casa.
Dame
un respiro, ya sé que eres tú dulce amor mío, deja que sea yo ahora el que te
conquiste.
--------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario