PIENSO… ¿LUEGO
EXISTO?
Es
lógico que sea así, si piensas es que estás vivo… pues no, se conoce que no
siempre es así. La capacidad de pensar no siempre nos da la certeza de que
existimos. Por lo menos para la sociedad en general, hay quién vive para sí
mismo, esto se hace vidente, entre las personas que tienen solo un objetivo
concreto en la vida, pensar para ellos mismos, que es una forma de pensar tipo
YO con mayúsculas.
Hay
quién piensa, que si uno sabe lo que desea obtener, los demás sobran, quiero
determinada cosa o a alguien y punto pelota. Viven dentro de su propia
atmósfera, es una atmósfera de horror y terror auténticos, el hecho es que para
conseguir lo que quiera que sea hoy día, hay que contar con algunos aliados de
tu entorno, no basta con decir quiero y se te presenta como un deseo de la
lámpara maravillosa del cuento de Aladino.
Siempre
sin excepción necesitamos de alguien para obtener aquello que queremos, salvo
que uno se tire a la calle a robar o a asaltar tiendas y gasolineras. Tarde o
temprano te cazan, te congelan de tus actividades y te meten en el trullo, allí
debes pensar en los otros, en los que te han visto llegar, eres el novato y en
cuanto te descuides te la clavan por donde más duele. Allí sí que has de pensar,
y aun así no piensas para ti solo piensas en lo que los demás pueden llegar a
hacerte, estos que hace años que están cumpliendo sentencias, lo tienen todo
solucionado, solo piensan en darte por el saco a ti si pueden.
“Pienso,
luego existo”, es muy relativo, como todo en la vida, es una cuestión de valorar
primero que tienes tú que puedas ofrecer a los demás, luego ponerte a prueba,
para al final determinar que probablemente no sirvas para aquello que piensas.
Para
lograr algo en la vida, lo primero es tener una buena base de conocimiento y
luego de sabiduría, emplearla de la mejor manera posible e ir a por ello, a
tratar de conseguirlo. Los objetivos no siempre serán los que nosotros
queramos, es posible que debamos comenzar con una escoba a recoger basuras de
un taller, o ser el chico de los recados, al fin y al cabo es un comienzo.
Conocí
a un chico que quiso crecer antes de tiempo, creía que todo el monte era
orégano, y pronto se dio cuenta que no era así, que en el mundo había categorías,
fases, compases que debían seguirse, de otro modo todo su mundo caía sobre su
cabeza como si un gran elefante cósmico te pisara si consideración alguna, era
una simple hierba en el camino del gigante que debía ser pisada, no significaba
nada.
Aprendió
a base de astucia, a base de tesón y obediencia, es lo que quieren ante todo,
los que te miran por encima del hombro, y no sin razón.
Era
un desafío al que se enfrentaba, ¿quieres mirar a mí misma altura?, demuéstrame
que puedes y aquí te espero.
Tuvieron
que pasar años, antes de darse cuenta que nadie consigue nada sin esfuerzo,
cada cosa tiene un precio en la vida. Pensar es de por sí bueno, pero existir
es otra cosa bien diferente, necesitas argumentos lógicos para encontrar el
camino que te lleva a esta meta, conseguirlo no lo marca uno mismo, lo marcan
determinadas reglas que cada cual establece a los demás aspirantes.
Cuando
comienzas a tener compañeros, amigos que quieren conseguir lo mismo que tú
tienes ahora, te preguntan qué deben hacer, es cuando estás en vías de hacer lo
que piensas, comienzas a existir por ti mismo.
Algunos
te encontrarás que quieren granjearse tus simpatías, que desean tener lo que tú
tienes, puedes pescar para ellos, o enseñarles cómo pueden hacerlo por si
mismos, finalmente, si te encuentras en el apuro de tener que dar la cara por
alguien puedes hacerlo, pero siempre después de haberlo puesto a prueba tú, no
cabe otra condición posible. Lo contrario puede llevar consigo su fracaso en el
intento y el tuyo por recomendarlo.
No
siempre que se piensa, hay que dar por sentado que uno de por sí ya existe, en
la sociedad moderna todo se vende y se compra, incluso las voluntades de la
gente, es un mercadeo constante de esclavismo a diferentes niveles, más o menos
bien pagados, pero todos esclavos. ¿Es esto existir acaso?
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