jueves, 25 de diciembre de 2014

EL FIN DEL MUNDO



                                               EL FIN DEL MUNDO





Profetas, acontecimientos, fechas, científicos que contrastan sucesos en relación a todas estas cosas, mucha literatura se ha escrito referente al fin del mundo.
Para mí, el fin del mundo está sucediendo en cada momento de nuestra vida, cuando llegó el tsunami a Japón en dos mil once, cuando otro llegó a  las costas de Indonesia, cuando terribles volcanes han sumido en la muerte a miles de inocentes bajo millones de metros cúbicos de barro… para ellos llegó el fin del mundo.

¿Cómo evitar que el fin del mundo nos alcance?, de ninguna manera, la Tierra es un planeta que va a toda velocidad alrededor del sol, quién a su vez rueda alrededor de otros muchos otros astros, la humanidad entera estamos a merced de los elementos. La mayoría llama a esto tener fe, lo que se traduce en que si pasa algo, no perdamos la esperanza, la esperanza ¿en qué? O mejor dicho ¿en quién?

Los ausentes dioses que vagan como espíritus por el espacio, nos advierten sobre qué es lo que pasará, sin embargo para los que han depositado fe en ellos, necesitan respuestas, manifestaciones visibles de que velan por la humanidad, a pesar de no poder evitar esos cataclismos desgraciados que truncan la vida de la gente, y los sume en la más profunda de las dudas acerca de la existencia de los dioses. ¿Qué es el fin del mundo?, está sucediendo de manera anónima, cómo si lo viviéramos a cámara lenta, viendo sucesos que mitigan nuestras conciencias, mientras… construimos, consumimos, nos aterrorizamos que algo de lo que vemos por televisión llegue a pasarnos a nosotros.

Va, yo lo tengo asumido… la vida es así, que le vamos a hacer, no podemos evitar lo que pueda pasar en el futuro. Es verdad, nadie puede predecir u optar por alguna solución propia, ni siquiera los dioses que parecen todos ellos sordos a las demandas de paz y tranquilidad, de aquellos que están siendo castigados por hambrunas o guerras no deseadas, absurdas. Nos procreamos, criamos hijos sin propósitos concretos, la vida, pensamos en medio de tanto miedo, debe continuar. Pero el corazón aun en estas felices circunstancias sigue lleno de temores ineludibles, de miedos que nos mantienen atenazados, atados de pies y manos convirtiéndonos en simples esclavos de un futuro incierto.




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