MEMORIAS DE LA VIDA
Se
me hace difícil escoger, catalogar que momentos de la vida han sido los más
preciosos de mi vida, de la vida en sí. Hay tantos y tan variados…, no es
posible poner en un orden cronológico cuales han sido los más importantes, los
más felices, los perfectos.
Creo
que a todos nos pasa cuando hemos llevado una vida digamos que azarosa,
diversa, por eso mismo confusa. No quiero decir que esté aposentado, uno no
sabe jamás hasta qué punto pueden variar las circunstancias de sus vivencias,
depende de la persona en sí, me parece a mí.
El
saber cuándo comienza a vivir una persona, es lo más difícil de averiguar,
¿Cuándo descubriste que podías llegar a enamorarte? ¿Cuándo practicaste el sexo
la primera vez, con quién fue, que sentiste? No, no debe ser eso… o sí quien lo
sabe. Bueno te relacionas con determinadas personas que te enseñan cómo andar
por la vida, en mi caso fueron mis padres, perfecto, me dieron pautas a seguir
que todavía hoy no he olvidado. Los amigos en cierto modo fueron de ayuda,
guardas buenos recuerdos de ellos, algunos de esos recuerdos, agridulces, te
metes en peleas por ellos, ellos por ti, en fin, cosas que a menudo pasan
desapercibidas, dentro de esa gran caja que es la memoria, esta es frágil en
ocasiones, débil, trasnochada y hasta aburrida.
No
es posible escoger entre determinadas flores de la andadura por la vida, hay
muchos acontecimientos selectos, inolvidables, singulares que sin lugar a
dudas, hacen que nuestros recuerdos queden marcados como si fuera un estigma
que no se puede borrar, una marca de fuego. Si es el caso que te has casado y
luego a través de los años, has llegado a desvincularte de aquella persona,
seguro que guardas en la mente, momentos preciosos, mágicos. A mi modesto
entender, para no hacerte una persona amargada y hasta enferma del corazón, hay
que recordar estos retazos, no olvidarlos nunca, te hacen saber la verdad de lo
que viviste, no de lo que tú imaginas que fue.
Tengo
un par de álbumes de fotos de la vida que llevé un día, hace mucho de esto,
amigos parientes, viajes, besos y abrazos. Fotos sueltas que van más allá de lo
que soy capaz de recordar, CD de los acontecimientos de mi segunda boda, ésta
la tengo fresca en la memoria, todo fue hermoso ese día, familia y amigos
brindamos juntos con el motivo de que aquel momento perdurara, luego pasado el
tiempo no fue así, ¡qué le vamos a hacer… cosas de la vida!, cosas que se
quedan ancladas primero, en el tiempo, luego en la memoria.
Esta
parte del cerebro, que controla o descontrola los sentimientos y emociones,
dicho sea de paso, acelera y atrasa los compases de nuestro paso por la vida, jamás
hay que subestimarlo, no es un reloj mecánico que siempre marca los segundos,
marcha de acuerdo con los acontecimientos que son importantes, otras veces aún
sin querer recordar, nos asalta y nos transporta a momentos que desearíamos
olvidar. La memoria pues, a veces es cruel, en consecuencia también lo somos
nosotros, marca pautas de la forma que ella quiere.
Recuerdo
el sonido de la risa de mi ex esposa y me deleito con ella, sin embargo odio lo
que hizo conmigo en determinados momentos de la vida, así es la memoria,
caprichosa, inconsciente y hasta gandula en ocasiones, en otros momentos, los
que ves negativo lo transformas en positivo, has aprendido a hacer cosas que no
volverías a repetir por nada del mundo. O bien al contrario, caes de nuevo,
tropezando con la misma piedra, ¡si pudiéramos dejar de lado la memoria en
ocasiones…! pero no, va con nosotros, forma parte de nuestro intrincado sistema
de ver las cosas. Si nos faltara ella, perderíamos el sentido de la
orientación, decidiríamos mal las cosas que hacemos, o las que no debemos hacer.
Forma parte de un paquete completo, que nos capacita para no ir a parar al
estado de locura.
Ahora
bien, cuando te haces viejo, cuando el cuerpo debe dedicar esfuerzos intensos a
mantenerse en pie, la memoria como todos los demás órganos del cuerpo, comienza
a fallar, nos remitimos sin remedio a lo que recordamos sin demasiado esfuerzo.
Es triste llegar a este estado, pero es inevitable, sinceramente, si lo piensas
bien, es lógico que vayamos quedándonos sin los medios necesarios para
recapitular, para sacar conclusiones, para deducir, para calcular, para
ponderar los asuntos que son más importantes.
Lo
cierto es, que otros lo hacen por nosotros, están igual de incapacitados que
nosotros, pero a falta de poder resolver sus propios problemas e inquietudes,
nos dan consejos a nosotros.
No,
eso no debería ser así, cierto que necesitamos guías que señalen nuestra vida,
¿Y quién no?, todos sin excepción, sería mucho más práctico que acogiéramos a
aquellos que estamos en el camino de la ausencia de las cosas pasadas, que los
acompañáramos para que sin emitir juicios, caminaran a nuestro lado.
Al
lado de alguien confiable, uno puede llegar hasta el cielo de la memoria.
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