FLORES
Ellas,
que naturalmente nacen y crecen en la tierra, para procurar alegrías y recordar
desgracias a veces, que tiñen de gozo las fiestas y honran a los muertos, son y
serán siempre, los frutos intemporales para toda ocasión, que los hombres
deseamos celebrar. A pesar de sembrar d basuras la tierra, a pesar de
maltratarla del modo que lo hacemos, ella siempre nos ofrece sus frutos, sean
estos para nuestro sustento o para nuestra alegría. Confucio le recordó a un
alumno suyo en una ocasión, que compraba arroz para vivir y flores para tener
una razón para la cual vivir.
Las
flores, a menudo, han sido medio de sellar pactos de establecer acuerdos, de
dar bienvenidas a nuestros corazones, otras, han sido objetos hipócritas de
gana las voluntades de otras personas, su sensibilidad, el de las flores, han
hecho que lleguemos a creer en aquel que las envía. Aunque en el fondo no
creamos en las reconciliaciones, ellas nos han ayudado a perdonar a pasar por
alto errores, a besar y proteger de nuevo al galante hombre, con una nueva
bienvenida que pronto se ha vuelto en traición.
Dejan
marcas indelebles en el corazón de las personas, el recibimiento de un regalo de
rosas que comienza por ser una en el primer aniversario, y que pasados los años
llegan a decenas, veinte treinta o cuarenta a veces. Las flores son en
definitiva, el color y sabor de la vida, nadie las desprecia por ser como
nosotros, producto de esta tierra que nos acoge siempre con las manos abiertas.
No podemos negarnos a creer en ellas, es posible que dudemos de las personas
que las regalan, pero en ellas jamás, nos dan aquello que no hemos obtenido de
manos de los humanos, son sensibles y hasta mágicas.
Hace
años que no regalo flores a nadie, me gustaría poder hacerlo, espero la
circunstancia que lleve a hacer el gesto de ir al campo a recoger un gran ramo
de ellas, flores silvestres, combinadas de cualquier forma y manera, estas para
mí son las más auténticas, las más veraces, las que nacen sin forma concreta,
sin detalles prefabricados, aún no he encontrado a quién regalarlas, cuando
paseo por los caminos al lado de los ribazos de un río, las veo y me digo…
algún día vendré por vosotras, me tenéis que prestar ayuda a un sentimiento que
tengo en lo más profundo del alma. Ellas aunque no contestan, no hablan,
mecidas por el viento me dicen ven cuando quieras aquí estaremos esperando.
En
muchos países del mundo te reciben con collares de flores, es su modo de
expresar la bienvenida a sus tierras, en nuestra tierra esto no se lleva, ello no
significa que puedan tener el mismo propósito, cada cual dependiendo de su
sensibilidad, debe obrar en consecuencia, si estás enamorado, si sientes algo
especial por ella, regálale flores, nunca te las rechazará, regalarlas con todo
el corazón. hace que las flores, sean eternas.
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