viernes, 26 de diciembre de 2014

LA ANTESALA


                                                 LA ANTESALA



El lugar donde se repasa a las personas que van a formar parte de esa celebración tan esperada y llena de júbilo, el país por fin va a entrar en una nueva era. Las armas quedan fuera, hasta entonces, americanos, alemanes, rusos, franceses, belgas, canadienses y un largo etcétera de otras naciones se han visto las caras en las trincheras, hombro a hombro, marchan todos juntos y en paz camino de la paz.

No es una paz auténtica, es solo táctica, artificial, de postura de foto para el resto del mundo, todos los implicados en la guerra, las gentes que han perdido maridos e hijos, hermanos y parientes, necesitan escuchar de voz de sus dirigentes, que la guerra ha terminado. Ahora queda lo peor, recuperar el tiempo perdido aunque esto es fácil de decir para los promotores de este cataclismo, de este cisma mundial que ha traído tanta desgracia y destrucción.

Los generales, mariscales de campo, oficiales todos ellos de los diferentes ejércitos, hacen recuento de víctimas, aunque lo cierto es, que jamás se sabrá la cifra exacta de muertes a los civiles muertos nadie los cuenta como víctimas de la guerra, a ellos solo los lloran sus familiares. Con el paso de los años, es posible que se encuentren fosas comunes donde se encuentren restos humanos, si a los gobiernos implicados en la guerra les conviene, reconocerán a estos como soldados invisibles de una guerra que jamás debió de suceder.

Ahora lo importante es, que todas esas naciones se junten para discutir cómo se divide este territorio conquistado por unos y otros, arrebatado a los malos, en unos casos devolver el territorio a los propietarios, en otros, hacerles concesiones a cambio de determinados favores que se espera que tengan por haberlos protegido durante la guerra. Entra en marcha la política, ahora los soldados son lo de menos, ellos ya hicieron su parte, ahora es la hora de los diplomáticos, los que deben de abrir sus tiendas con diferentes ofertas a aquellos que quieran aceptar sus condiciones. Es la antesala de la muerte o la vida de las naciones, dependiendo de la voluntad que estos tengan para llegar a acuerdos razonables.

Te doy de vuelta tu soberanía, a cambio de que nos concedas instalar unos cuantos campos de aviación permanentemente para nuestro uso en caso de que vuelva a estallar otra guerra, os garantizamos que serán usados en el nombre de la paz.
La oferta es bien recibida en el caso de algunos que están desprotegidos, que se han quedado sin ejército, sin armas con las que luchar, por no tener no tienen ni hombres entre su población, su desarrollo será fatigoso, harto difícil, recuperar el ritmo de la posguerra los tendrá en manos durante años a merced de los buitres que sacarán provecho de esta sucia guerra que alguien aprobó sin pensar demasiado en las consecuencias.

Otras naciones sin embargo aprobarán cualquier decisión o imposición que se les imponga, se han quedado sin nada, literalmente dependen de alguno de los vencedores para poder comer, para que sus hijos no mueran de hambre, para que crezcan hasta que se casen y después de tener hijos, nazca una nueva generación de hombres capaces de relanzar el país a una dinámica de normalidad. Ellos saben que eso será poco menos que imposible, pero es lo que hay, se deben aceptar las condiciones le pese a quién le pese.

En la antesala se discuten todos los asuntos, los pros y los contras, las ventajas y desventajas, cómo se van a desarrollar las condiciones de paz, y  en qué modo deben de ir pagando de acuerdo a los compromisos adquiridos con los aliados, las naciones que más tienen que perder si faltan a los acuerdos. Lo cierto es que en la antesala reina la desconfianza, es por eso que ya algunos tienen apuntando determinadas armas hacia aquellos que traicionen esos acuerdos. Ha comenzado la guerra fría, una guerra que no es fácilmente visible al ojo de la gente corriente, pero que mantiene ocupados a buena parte de militares y estrategas, que se reúnen continuamente, para hacer valer los derechos que han adquirido a lo largo de las conversaciones en la antesala, con el resto de aliados de papel.

Sonrisas de oreja a oreja cuando se reúnen entre las grandes potencias, intercambios de todo tipo, petróleo, cereales, gas natural, de todo con el fin de hacer ver, que la paz está cada vez más, y mejor establecida. Se disfrazan con las mismas caretas que cuando se hicieron la foto de familia, después de vencer contra las fuerzas opositoras a la paz. ¿A quién bendijo dios cuando la guerra estaba en su parte más encarnizada, cuando los soldados volaban por los aires a golpe de granada, a asalto de bayoneta?
Todos ellos o la mayoría pidieron a sus obispos que los bendijeran en aquella triste ocasión, y los purpurados con sus hisopos cargados de agua bendita bendecían las armas con el ejército bien formado.

¿Estaría dios indeciso de a quién bendecir en aquel momento, o se decidió por algún ejército en concreto para que ganaran la guerra? Él sabía que iban a morir millones de personas en aquella guerra… ¿Dónde había más malos, en el frente oriental o en el occidental? ¿Decidió a quién ayudar, o fueron los hombres los que se quisieron a sí mismos convencer de que era a ellos a quienes dios bendecía, llamándose a engaño?

La antesala de los malditos, eso es lo que llegó a ser para los que no tuvieron la oportunidad de estar presentes en aquella comida de falsa hermandad. Eso es exactamente lo que sucede hoy día, jefes de estado, presidentes, secretarios generales de grandes representaciones mundiales, se alían para seducir y mentir en el nombre de la paz de la humanidad. No les importan las consecuencias de lo que acuerdan sean cuales sean los resultados, forman parte voluntaria de un elenco de artistas que cambiando la tramoya del escenario, actúan para que el mundo vea, que aparentemente, su labor es altruista y beneficiosa, que sin ellos el mundo estaría perdido más allá de lo imaginable.

Y nosotros, perdidos en un océano de confusión, nos dedicamos por eso a devorarnos los unos a los otros. ¡La antesala…! la antesala de los horrores nos acompañará mientras no sepamos decir basta ya.


                                                     -----------------------













No hay comentarios:

Publicar un comentario