LA SEDA DE TU PIEL
Recuerdo
con nostalgia la seda de esa piel tuya preciosa, cara y perfecta, hermosa por
su color y textura, extraña por su color siempre cambiante, según la luz que la
alumbra.
Siempre
me asombré ante su extraño tono, ni demasiado blanca ni demasiada morena, un
tono suave entre el siena y el color crudo, que se le confiere a las dulces
telas de las más preciadas telas de oriente.
He
buscado al artífice que dicen que la hizo, la hiló y la tintó, no lo he
hallado, ha sido en vano que he caminado medio mundo, para determinar de dónde
procedía esta inigualable piel tuya, ha sido una aventura desafortunada.
Una
vez alguien me dijo que podía descubrirme los secretos que encerraba el secreto
de tu piel, lo creí y hasta pagué un precio muy alto, solo para descubrir más
tarde, que se trataba de un burdo engaño. Me lo merecí por creer a pie
juntillas, algo tan improbable, y así me encuentro ahora, recurriendo a
presuntos sabios, que me cuenten lo que quieran, porque mi meta es descubrir
ese misterioso secreto de tu piel, mi encanto.
Recuerdo
el roce de tu piel con la mía, el profundo escalofrío que me recorría todo el
cuerpo cuando me acercaba a ti, y ahora… ya ves, casi desesperado ansiando
volver a tocarte para no olvidar que tu piel es seda de algún país de oriente
lejano. Recuerdo el perfume que ésta deja al sudar entre las sábanas, me
desaliento al pensar que probablemente no podré acariciar esa dulce envoltura
nunca más.
Despierta
el día y con el destello del primer rayo de sol, el brillo de tu piel se
enciende, como la seda que cubre el cuerpo de una diosa, el cielo se asombra,
se avergüenza de verte, eres más, más que todos los tonos que pudiera reflejar
en los millares de tonos, el de la tormenta al llegar a los campos baldíos, a
tierras áridas, las nieves que descienden sobre las cumbres eternas. Sí, el
cielo se asombra del tono de seda que tu piel deja ver entre nubes vaporosas.
Te
admiro y deseo iniciar ese viaje espacial junto a ti, sentir tu respirar junto
a mi oído, esos extravagantes arqueos que tu cuerpo dibuja entre las sombras y
las luces que aparecen ante mí, fruto de la seda de esa piel tuya que te ilumina,
cual si de un retazo de seda secada al sol y ya teñida de purpúreo color,
ondeara al viento.
Perfectamente
teñida, hermosamente escogida, toda tú eres seda, separada de los mejores
capullos, que delicadas manos han escogido para tirar suavemente de su hilo,
con atención primorosa, han de hacer una piel única, inigualable, que cause
sensación a todo aquel que la admire, es así como te deben ver, vestida de sol
y de luna a la vez, sin vestido alguno, solo con tu piel desnuda alcanzarán a
entender cómo se hace un cuerpo único, incomparable, deliciosamente trabajado
por unas manos que solo hicieron una prenda, única, la tuya.
--------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario