A UN PASO DE LA
FELICIDAD
Vive
como quiere, come cuando tiene hambre, pasea bajo la lluvia, pone la calefacción
en pleno Agosto y se baña en la playa en pleno enero. Unos, la mayoría de sus
conocidos dicen que es un pobre loco, porque en lo que respecta a la familia,
han renegado de él. No es por lo que tenga, es decir patrimonio o no, el asunto
es que no quieren que se les identifique con ese “comemierdas” como le han dado
en calificar todos.
Sin
embargo hay algo que casi nadie tiene en cuenta, que no es ningún loco
simplemente es una persona feliz, cuando va a comprar al supermercado, cosa que
hace poco frecuentemente por lo frugal que es su vida en lo que respecta a
comer, coge el carrito de la compra y comienza a tararear viejos tangos de
Gardel, unas veces cantándolas en voz bajas, y otras silbandolas, parece
conocer todo el repertorio de esas nostálgicas canciones basadas en la felicidad
y el amor apasionado muchas veces con señas de desengaño y frustración.
Hay
algunos de sus vecinos que piensan que les gustaría perderlo de vista, que se
mudara a otro barrio, que incluso le tocara la lotería con tal de tenerlo lejos
de ellos. En uno de esos día desapacibles que invitan a estar en casa, haciendo
cosas que siempre hay que retocar, desenterrar un libro viejo y leerlo,
sentarse pipa en mano saboreando el humo del tabaco que sale de la pequeña
chimenea del aparato, contemplando la lluvia y observando a la gente como va a
la carrera protegiéndose bajo los paraguas que a menudo se hacen inservibles,
eso lo hace feliz, como casi todo lo que hace, haga lo que haga, el hombre es
feliz.
Por
lo dicho hasta ahora, parece que la monotonía de la vida que lleva Patricio no
sería deseable para nadie, menos para él claro está. Una persona con la que
nadie quiere convivir, que no está jamás acompañada por nadie, cuyas puertas de
la casa chirrían por falta aceite, ¿quién querría a un compañero como él de
forma continuada? Nadie, salvo alguna persona que tuviera sus mismas
características y gustos, pero no se plantea nada por el estilo, más joven se
había planteado esa alternativa e irse a vivir con un compañero de trabajo,
pero cuando se enteró que tenía familia y que lo buscaban solo por su paga,
aparcó el asunto y decidió seguir pagando su modesto alquiler, con tal de
aislarse un poco de las tentaciones y deseos que pudieran embaucarlo.
Con
la edad llegan los achaques, típicos de personas trabajados en oficios duros,
desde metalúrgico sin protección alguna, hasta quince años en la minería, cuyo
rastro deja como siempre a casi todos lo bien pagados mineros, con un principio
de silicosis que Patricio supo curar a tiempo, gracias a retirarse a los
primeros síntomas que supo verle un médico bregado en estas enfermedades. No
digo yo que en parte su felicidad fuera debido a eso, librase a una enfermedad
mortal de necesidad, como los cánceres de las gentes que durante años
estuvieran trabajando en las fábricas de uralitas.
Creo
que el motivo de su felicidad es en parte, el haberse librado de estas pequeñas
condenas que le dan a uno la vida, y lo condenan a hundirse en el más profundo
de los pozos. No es el caso de Patricio, es un hombre con cierta energía vital
que lo asiste en momentos comprometidos, eso es lo que le da la vida, saca de
lo bueno lo mejor de ella, y ya hemos visto la clase de vida que lleva
Patricio. Ahora, analizando pausadamente como vive Patricio, hay que reconocer
que lo más importante lo cumple a rajatabla, se inquieta por lo que hay que
inquietarse, se despreocupa por todo aquello que lo puede perjudicar, y lo más
importante, no tiene en cuenta lo que los demás piensan de él.
Vivir
solo no es lo vital para ser feliz, lo importante es hacer aquello que uno
quiere, y amar lo que uno hace, la felicidad resulta en cualquier caso, de
proponerse hacer aquello que uno desea hacer sin perjuicio de otros. Patricio cumple
con todo los parámetros que se exigen en este sentido y es más, sin que nadie
lo sepa, del barrio naturalmente, tiene un montón de amigos con los que se
junta cada semana para cantar tangos y tocar el acordeón, instrumento que le
enseño a tocar su abuelo. Por lo demás, se considera un hombre realmente feliz.
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