jueves, 7 de abril de 2016

LAS COSAS PEQUEÑAS

                                                            LAS COSAS PEQUEÑAS

Antes le daba poca importancia a las cosas que no parecían importantes, no sé por qué, ahora, hasta una hoja arrastrada por el viento, una hoja muerta que va a parar a una cuneta, y queda atrapada por la humedad del agua que riega los lados de la carretera me parece de lo más importante. Pienso en lo que ha significado para el árbol del que procede mientras ha estado viva, que ha colaborado a dar fruto al nogal de la que ha caído.
Estoy esperando con un deseo reprimido, la vuelta de los pájaros migratorios que llegan de lugares fríos y se establecen en nuestro territorio en busca de pareja y de una mejor vida aunque sea transitoria. Me gusta ponerles migas de pan en el balcón y un pequeño cacharro de agua para que reposen y repongan fuerzas. El regreso de las golondrinas, todo un espectáculo que hasta ahora pasaba desapercibido, es ahora un acontecimiento feliz para mí, saben dónde están sus nidos, buscan pareja y crían de nuevo, como cada año, nuevos retoños para perpetuar la especie.
¡Y nosotros inquietándonos por los embotellamientos de las calles, por el dinero, sin reparar en las cosas más pequeñas…!
Quizás es que en determinados momentos de la vida, uno se da cuenta de lo que ha perdido por el camino, de los momentos que habría tenido que dedicar a reflexionar en silencio, y observar con atención, en que cosas puede mejorar. Yo nunca he sido así, y reconozco que en muchas cosas me he equivocado, el reconocimiento no le hace a alguien ser más sabio, más consciente sí. Echo de menos a mi familia, a los que me apoyan en estos momentos de dificultad extrema, ellos lo saben pero están muy lejos de mí, sin embargo, a medida que pasa el tiempo, yo me siento más cerca de ellos.
Hablas con ellos por teléfono, conversas sobre acontecimientos familiares… eso sí, pero no es lo mismo que tenerlos cerca, notar su respirar y con eso su apoyo aunque sabes que lo tienes en la distancia. Pienso que si no tuviéramos la mensajería que ahora está a nuestro alcance por medio de la telefonía inalámbrica y pudiéramos hablar casi de viva voz mediante estos mensajes instantáneos, las cosas cambiarían bastante entre la familia, sea cual fuere su situación. Las cosas pequeñas entonces, adquieren mayor importancia y uno comienza a hablar solo, a mantener diálogos con cosas que encuentra a su alrededor, a fin de cuentas necesitamos sustitutos para no volvernos locos. Hace pocos días estaba esperaba un taxi que me tenía que recoger para ir a la capital, visita de médicos, ese día hacía un sol espléndido y me apoderé de él, me dije a mí mismo que el sol salía para mí y por mí, y lo aproveché a tope mientras esperaba el taxi que llegó más o menos puntual a recogerme.
Cosas grandes como el sol que hacen vivir a millones de cosas más pequeñas, es lo que me interesa observar ahora, valorarlas y hasta cierto punto, clasificarlas con el fin de tener en mi mente una especie de inventario galante que haga de todo lo que me rodea, un inventario galante.


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