domingo, 10 de abril de 2016

¡¡MIÉRCOLES!!

                                                               ¡¡MIÉRCOLES…!!

Nunca se atrevía a soltar un taco, lo máximo que siempre le oías decir era “¡miércoles…!” una cosa rara, lo más habitual es que si tienes que soltar un taco, lo sueltes con todas las de la ley. Un… “me cago en todo”, no sé, es por decir algo, los hay que cuando sueltan un taco resuenan hasta las campanas de San Pedro, de Roma quiero decir. Y es que hay gente pa to, mira que es un tío enrollao donde los haya, te sigue la fiesta hasta que se queda sin aliento, mejor dicho, nos tumbaba a todos y él se mantenía en pie. Una vez le pregunté a un amigo común como lo hacía… “Fácil, si te fijas el solo bebe siempre la misma bebida y sin mezclar con Coca Colas ni nada por el estilo” No jodas, por eso no será…  “Bueno tú compruébalo, verás cómo es verdad lo que te digo” Efectivamente, Salvador parecía tener un estómago de acero colado, o un hígado a prueba de bomba, lo mismo da, nos habíamos apostado una botella de tequila a base de chupitos, nada, Salva siempre ganaba las apuestas. Si era vodka lo mismo, sin naranjada, decía que los destornilladores, eran para aflojar tornillos o para apretarlos, pero jamás para beberlos.
No sé que habrá sido de él, lo último que conozco de sus andanzas es, que se casó con una abuela con mucha pasta que tenía sus mismas costumbres. Las bolsas de basura que salían de su casa sonaban siempre a cristales, botellas rotas o de una pieza que consumían entre los dos. La abuela la palmó, no alcoholizada, no, de vieja, dejó este mundo con noventa y tres años, ¡que huevos…! Lo que yo te diga, siempre hay un roto para un descosido. A partir de la muerte de la abuela Marcelina, Salvador se dedicó a viajar y privar, como siempre eso sí, a privar de lo lindo, solo una vez en Santo Domingo, lo tuvieron que llevar al hotel donde se hospedaba, con un pedo de los que suenan a destilería Bacardi.  Perdió el piluco Cartier de oro que llevaba y la cartera, lo que es perderlo no fue exactamente así, luego lo encontró la policía, el comisario se lo quedó porque no llevaba ninguna inscripción que dijera que era suyo.
“Me cago en el miércoles… vaya mierda de viaje que me ha salido esta vez, sí todo muy bonito eso indiscutible pero tío, este país está lleno de ladrones” Se me ocurrió mirar el móvil y mira tú por donde, era miércoles, ¿te lo puedes creer? Desde entonces le perdí la pista, un amigo me dijo que había comprado una bodega y se dedicaba a cosechar vino, estábamos todos los amigos a visitarlo y comprobar la calidad de sus cosechas.  “¿Pero dónde para? Lo digo porque si se nos ocurre ir a visitarlo, tendremos que saber dónde está residiendo…”  Yo lo sé, me dijo este amigo, pero me ha dicho que no se lo diga nadie que no tenga intención de ir a visitarlo en serio. Se conoce que ahora ha cambiado de tercio, ya no bebe alcoholes fuertes, solo se reserva vinos de  categoría para él, y unas cuantas botellas para amigos selectos.
¡Vaya con Salvador…! Oye que lo respeto, cada uno es cada cual, pero en lo referente a las amistades, no me jodas, son para toda la vida, si no son interesadas.


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