MIRANDO HACIA ATRÁS SIN
IRA
¡Mira
que si las fuera a contar tendría motivos para estar cabreado con más de medio
mundo…! De la otra mitad debo desentenderme, porque no los conozco, o sencillamente
no me han dado razones para airarme con ellos. Ahora bien, con los que he
tenido motivos para arrancarme en ataques de ira, creo que han estado
fundamentados. Es difícil enumerar los motivos que me han llevado a estar en este
estado de crispación y desasosiego de manera permanente con esta gente, lo que
sí sé es que me he pasado muchas noches sin dormir por este motivo.
¡Y
fíjate tú ahora…! Quién más se resiente, es la salud de uno. Tener presente lo
que te ha hecho o te han dejado de hacer, es lo que te impone esta especie de
penitencia que elabora poco a poco el odio, lo alimenta y de forma más o menos
consciente, hace que andes mirando siempre por encima de tu hombro esperando
que te den un palo. Por eso es que creo a pies juntillas, que lo pasado, pasado
está, que no hay que prestarle demasiada importancia no siendo que te de
continuo te esté amargando la existencia.
No
soy el primero ni seré el último que me cambio de provincia, de casa, de dirección
con el fin de no mirar hacia atrás con malas intenciones. Quiero cambiar eso
está claro, pero debo de tener un espacio en el cual desenvolverme, cierto
márgenes humanos que me permitan llevar a cabo esta maniobra.
Pero
es que siempre encuentras a alguien, dándote pescozones en el cogote, para
evitar que lo hagas. Me pregunto que es lo que ganan estos hijos de su madre al
hacer eso, ¿placer?, simplemente joder al prójimo sin ningún otro motivo…?
Cuando
nació mi cuarto hijo, un amigo me felicitó, se lo agradecí lo mismo que otros
conocidos y amigos con los que entonces me relacionaba. Pues bien uno de ellos
de manera jocosa me soltó… “Bueno chaval, ahora a hacerse un nudo en la punta
del capullo porque a este paso te vas a juntar con un equipo de baloncesto, eso
como mínimo” Que quieres, me sentó mal, pero mal del todo; ¿Qué se supone que debía
contestarle a aquel capullo? Me lo quedé mirando un instante y me di la vuelta,
creo que le quedó claro que había metido la gama hasta la ingle. “¿Te ha
sentado mal lo que te he dicho (preguntó)? Un poco pero no te preocupes, por lo
que a mí se refiere puedes irte un poco a la mierda. Durante lo que restó de
jornada de curro y después de ese acontecimiento, continuamos siendo amigos,
solo que ahora, sabía hasta donde podía llegar tanto él como yo.
Confianzas
las justas, y bromas ni una, ese es el modo de mirar hacia atrás sin ira,
dejando que la vida siga su curso y haciendo lo posible por aclarar las cosas.
Estas semanas atrás ha llovido mucho, los ríos se han salido de madre, ha
habido inundaciones, lo normal cuando hay alborotos naturales de esas
características; pero luego las aguas vuelven a su cauce los pantanos vomitan
las aguas sobrantes y todos tan felices.
¡Si
tuviéramos la capacidad de funcionar como lo hacen los ríos…! Pero el caso es
que en la mayoría de los casos, nos resistimos a dejar marchar las aguas, como
Moisés en el mar Rojo… “Ala, ahora dejo esta pared de agua aquí y quién venga detrás
que se joda…!”
Además
la memoria humana tiene un gran inconveniente, recuerda lo bueno y lo malo y
eso es contraproducente. ¿Qué nos pasó ayer…? Vino a visitarnos la familia y
los amigos, lo pasamos lo mejor que pudimos, algunos de nosotros dijimos alguna
inconveniencia, pues bueno ya está hombre. Alguna que otra vez meteremos la
pata nosotros y no pasará nada… ¡Que para algo somos humanos joder…!
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