YO SOY EL VIENTO
-Si
os gusta bien y si no también, ¿vale?
-Hombre
las cosas no son así, tampoco hay que coger las cosas por los pelos.
-Depende
de porqué pelos quieras coger las cosas, si por los pelos de la cabeza o por
los de los huevos.
-Pero
vamos a ver… ¿tú te has enterado de quién soy yo?
-Sí
claro, usted es el viento eso es incuestionable.
-Vale,
si reconoces que eso es así, cállate la boca y a tragar quina. El viento es
intangible pero poderoso, impredecible pero violento, otras veces pacífico una
leve brisa, pero que te puede derribar de un golpe y dejarte malparado.
-Hostia…
me da miedo escuchar esas palabras en ese tono moderado pero amenazante a la
vez.
-No,
no te equivoques chaval, lo que si estoy haciendo con estas palabras, es advertirte
de lo que soy capaz de hacer con solo un soplido que salga de mi boca. No
merece la pena que te arriesgues a hablar más de lo necesario.
-Se
lo ruego… estoy bastante jodido, usted que comprende y sabe perfectamente cómo
y porqué me muevo de la manera que lo hago, debería ver, porque se ve, que de
esta manera no podemos continuar.
-Haber,
¿de que me estás hablando? porque si es de trabajo lo tienes mal tío, te toca
esperar. ¿Tú te has fijado en la cantidad de parados que hacen cola al sol,
esperando que les den curro? Pues si es de eso de lo que hablas… a la cola.
-Pues
nada, si esa es la cuestión a esperar… y que sea lo que dios quiera.
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