HERMANOS MÍOS
Hace
algunos años atrás tenía un montón de hermanos, fueron siempre hermanos de
transición, cuando se apartaban de las ideas que confirmaban nuestras creencias
religiosas, dejaban de serlo. Lo que os decía… hermanos de transición, y digo
bien porque yo llegué a experimentarlo en mis propias carnes, he sido muchos
años, un hermano de transición. Sí, es cierto que yo lo elegí así, pero es que
cuando dejas de creer, o cuando depositas la fe en las cosas tangibles, a
menudo te equivocas, probablemente eso fue lo que me pasó a mí.
Tengo
sin embargo hermanos carnales, que jamás me han vuelto la espalda. Hermanos
míos, no sé por cuanto tiempo tendré ocasión de agradeceros lo que a diario
hacéis por mí, bueno… es cierto que estamos alejados los unos de los otros,
pero a pesar, de este pequeño inconveniente kilométrico pienso en vosotros, en vuestra prole, rememoro en mi espíritu en
la medida que alcanza mi mente, los muchos momentos que pasamos juntos cuando
éramos pequeños, ¡cómo unen a las personas estos momentos…, y más a los
hermanos! digo momentos, porque comparados con lo que es la vida, son pequeños
parpadeos del cerebro, flases que adornan esta fase de la vida feliz y
desenfadada que disfrutamos entonces.
Muchos
hermanos están divididos, no por kilómetros, sino también por diferencias de
otro tipo, por pareceres o por diferencias de opinión, por favor… no hay
necesidad de llegar a eso, un hermano es un hermano, lo será siempre, lo
llevaremos en nuestro corazón el resto de nuestra vida. Mis queridos hermanos
han sido y son, gente compasiva y ante todo, hermanos en el pleno sentido de
la expresión. Es por eso que los quiero,
no los quiero alejar de mi vida, ellos me han demostrado que siempre estoy
cerca de su mente, eso de por sí, es fantástico.
Posiblemente
uno de ellos sea un roble, es posible que yo sea un arbusto oloroso o hasta
curativo, en cualquier caso cada cual tiene sus motivos para ser como es y lo
que es. Vaya para vosotros hermanos, este sencillo homenaje, que no pretende
alagar a nadie, solo reconocer que a cada cual le ha tocado vivir una vida y la
maneja a su manera. Si se sienten débiles por la razón que sea, ahí me tendrán,
si necesito su fuerza acudiré a ellos, corre por mis venas la misma sangre que
la suya.
Hermanos
míos, me quedan muchísimas cosas que deciros que no he tenido oportunidad de
contaros, pero todas ellas están relacionadas entre sí, os quiero con todo mi
corazón. Sé que puede sonar a tópico, son solo palabras pueden pensar algunos,
pero no lo puedo expresar de otra forma, sois muy importantes para mí, en
ausencia de otra familia, cuando el círculo de la vida se va reduciendo cada
vez a menos personas, el poder contar con vuestra presencia, aumenta la ilusión
que siento, y llorar de emoción por tener la suerte de estar comunicados cual
las chispas que hacen que se mantenga una candela encendida.
Gracias
por ser lo que sois para mí.
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