DOBLE CRISTAL
Si
tienes que pasar por la puerta de un bar, pedir un café o cualquier otra cosa,
consumirla y salir de nuevo a tus quehaceres, no tienes tiempo de pararte a
observar los detalles que a menudo otros ven por ser asiduos al local, o por
trabajar en este lugar.
Por
desgracia, y creo que lo califico bien, las personas que deben estar recluidas
en lugares que requieren cierto nivel de seguridad, por ejemplo en lugares
escuelas donde transitan niños, se empujan, unas veces sin querer y otras no,
en estos lugares concretos se necesitan ciertos niveles de seguridad. Las
empresas de construcción de estos productos, se esmeran para perfeccionar las
zonas acristaladas, por otra parte necesarias. En ocasiones he estado visitando
edificios todos ellos acristalados que incluso cambian de color dependiendo de
cómo reciban los rayos del sol, treinta o cuarenta plantas de altura a las que
da miedo asomarse.
Lo
descrito hasta ahora, es solo un pequeño pretexto de otros elementos diferentes,
aunque no menos ilustrativos de lo que deberían ser zonas bien protegidas, que
es como decir doblemente acristalados y que a la vez, sirvieran de bienestar a
los que por la fuerza, tienen que permanecer allí. Prácticamente todos los hospitales,
tienen como denominador común, que son herméticos, y cuando digo herméticos me
refiero a que no se puede salir o entrar sin estar controlados. Estoy
periódicamente llevando un tratamiento contra el cáncer. Nada que decir del
tratamiento de las enfermeras que te atienden, como se suele decir, chapó. Después
de dos horas de estar allí recostado recibiendo el tratamiento, te distraes con
algo o alguien, pero después del paso del tiempo, en mi caso cinco horas y
media, comencé a fijarme en otras cosas.
El
edificio en sí es muy moderno, el interior está esterilizado a tope, máquinas
especiales con líquidos bactericidas se encargan de forma automática de renovar
el ambiente y que los que estamos metidos ahí, respiremos aire “puro”. Lo peor,
sin duda, es el contraste entre lo que se aprecia cuando llegas en coche, y lo
que ves cuando llegas allí con el fin de ser tratado de la enfermedad que sea. Las
ventanas están sumamente sucias, de aluminio resistente y aparte del doble
acristalamiento hay instaladas en el exterior, unas barras de acero que flipas
en colores.
Es
para que la gente no se suicide, me dijo una enfermera… hemos tenido bastantes
casos en los que la gente que pierde el juicio, se han tirado desde pisos
altos. Lo peor es que nadie se cuida en limpiar estos grandes ventanales, bien
asegurados eso sí, para que disfruten los enfermos de buenas vistas, habida
cuenta de la circunstancia que los tiene postrados allí.
No
critico más que eso, sé que a las mujeres que se encargan de la limpieza les
pagan poco, de manera que coloco a los responsables del hospital ese mal
servicio que aunque no sea importante para ellos, si lo es para nosotros.
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