jueves, 28 de abril de 2016

DOBLE CRISTAL

                                                                 DOBLE CRISTAL

Si tienes que pasar por la puerta de un bar, pedir un café o cualquier otra cosa, consumirla y salir de nuevo a tus quehaceres, no tienes tiempo de pararte a observar los detalles que a menudo otros ven por ser asiduos al local, o por trabajar en este lugar.
Por desgracia, y creo que lo califico bien, las personas que deben estar recluidas en lugares que requieren cierto nivel de seguridad, por ejemplo en lugares escuelas donde transitan niños, se empujan, unas veces sin querer y otras no, en estos lugares concretos se necesitan ciertos niveles de seguridad. Las empresas de construcción de estos productos, se esmeran para perfeccionar las zonas acristaladas, por otra parte necesarias. En ocasiones he estado visitando edificios todos ellos acristalados que incluso cambian de color dependiendo de cómo reciban los rayos del sol, treinta o cuarenta plantas de altura a las que da miedo asomarse.
Lo descrito hasta ahora, es solo un pequeño pretexto de otros elementos diferentes, aunque no menos ilustrativos de lo que deberían ser zonas bien protegidas, que es como decir doblemente acristalados y que a la vez, sirvieran de bienestar a los que por la fuerza, tienen que permanecer allí. Prácticamente todos los hospitales, tienen como denominador común, que son herméticos, y cuando digo herméticos me refiero a que no se puede salir o entrar sin estar controlados. Estoy periódicamente llevando un tratamiento contra el cáncer. Nada que decir del tratamiento de las enfermeras que te atienden, como se suele decir, chapó. Después de dos horas de estar allí recostado recibiendo el tratamiento, te distraes con algo o alguien, pero después del paso del tiempo, en mi caso cinco horas y media, comencé a fijarme en otras cosas.
El edificio en sí es muy moderno, el interior está esterilizado a tope, máquinas especiales con líquidos bactericidas se encargan de forma automática de renovar el ambiente y que los que estamos metidos ahí, respiremos aire “puro”. Lo peor, sin duda, es el contraste entre lo que se aprecia cuando llegas en coche, y lo que ves cuando llegas allí con el fin de ser tratado de la enfermedad que sea. Las ventanas están sumamente sucias, de aluminio resistente y aparte del doble acristalamiento hay instaladas en el exterior, unas barras de acero que flipas en colores.
Es para que la gente no se suicide, me dijo una enfermera… hemos tenido bastantes casos en los que la gente que pierde el juicio, se han tirado desde pisos altos. Lo peor es que nadie se cuida en limpiar estos grandes ventanales, bien asegurados eso sí, para que disfruten los enfermos de buenas vistas, habida cuenta de la circunstancia que los tiene postrados allí.
No critico más que eso, sé que a las mujeres que se encargan de la limpieza les pagan poco, de manera que coloco a los responsables del hospital ese mal servicio que aunque no sea importante para ellos, si lo es para nosotros.

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