LO QUE NOS HACE ESTAR
El
taxi, un hombre mayor con bastón, el niño que no para de llorar, la enfermera
negligente, el granizo inesperado que impide disfrutar de un paseo, un loco
local, del que todos saben que hay que apartarse cuando sale de su casa al
trabajo, atraviesa las calles a toda mecha sin mirar ni a derecha ni a
izquierda. Todas estas cosas las veo, y me ayudan a estar, pendientes de los
demás y de mí mismo, será porque… comienzo a ver la vida desde otra perspectiva,
desde otro ángulo, tengo otro enfoque de lo que significa sobrevivir, me doy
cuenta de que soy demasiado crítico, con las personas que menos debería ser.
“O
sea… te joden los demás y lo pagas con nosotros… pues mira que bien” Aun así,
eso me hace estar, pertenezco a este mundo y formo parte de esta ciencia del
promedio, que establece la propia subsistencia. Ahora el chico que vive encima
nuestro, en el primero B, se deja a diario la puerta abierta de la calle,
cualquiera puede entrar y apalancar uno de los pisos para limpiarlo de cuanto
tenemos, me cago en la leche… no escarmienta por mucho que se le digan las
cosas, que se razone con él y se le explique la lógica de esta circunstancia.
Podría
pasar de todos estos detalles pero no me da la gana, parece que me guste
meterme en follones, pudiera ser, soy así y aunque la mayoría tenga razón en lo
contrario de lo que pienso, soy fiel a mis propias normas. ¡Joder como grita
esta mujer de al lado, mi vecina, cuando llama a la familia para que se sienten
a la mesa a comer, parece un apache que lanza un grito de guerra… la madre que
la parió que descansada se quedó!
Hoy
he estado en el centro de salud, me cabrea mucho tener que haber ido, me han
levantado puntos de sutura y me han hecho bastante daño, pero esto también me
da constancia de que estoy, entre los vivos quiero decir. Tengo pendiente una
visita con un abogado, que parece va a intervenir para que no tenga que pasarle
un duro a mi ex mujer, a ver si es verdad porque estoy hasta las pelotas de que
me sableen de este modo. Me alegro de poder acudir a la cita del togado, me
hace pensar que mientras hay vida hay esperanza, estoy, y estoy vivo, gracias a
quién quiera que sea.
¡Joder
que berreón ha salido el hijo de la vecina de abajo, no puede uno ni echarse
una siesta en paz! No tiene edad para que le regañen ni lo disciplinen, es muy
pequeño, pero toca lo que no suena en los momentos menos inconvenientes, ¡que
se le va a hacer, creo que en un momento u otro de nuestras vidas hemos hecho
lo mismo! Ayer salí a pasear para distraerme, pues nada oye, a mitad de paseo
tuve que volverme para casa porque se puso a llover a cántaros. Mañana al
hospital de nuevo, esta vez para que me digan cuando comienza mi tratamiento,
¿de qué…? Eso no importa, lo que importa es que acierten y sepan lo que se
hacen los médicos, si se pasan me matan, sino llegan también resulta en el
mismo resultado.
¿No
se da cuenta este descerebrado que puede matar a alguien conduciendo así por el
pueblo…? Si de mí dependiera le quitaba el carné de conducir, ¡que se vaya a
correr a un circuito de carreras coño… que ya ha tenido que pagar unos cuantos
quitamiedos de diferentes tramos de carretera, por las que va a toda mierda! De
verdad que hay gente que no aprende, hasta que no se dejan los sesos en la
calzada o matan a alguien. A mí me ha hecho estar, concretamente escribiendo
hoy estas palabras, unos cuantos accidentes que tuve en su día, que me truncaron
planes decisivos para mí futuro.
Ya
no veo al abuelo que paseaba con el bastón, en el bar, tomando una tónica me
han dicho que ha muerto, le dio un infarto
y lo encontraron en el garaje de su casa sentado en una silla, tomando el sol
murió el abuelo. Tampoco está tan mal, ni sintió ni padeció, se quedó como un
pajarillo en su nido. Triste es, y mucho, imagínate cómo debe de haberse quedado
la familia, tenía no sé cuántos hijos, nietos, sobrinos y hasta un hijo
ilegítimo que han tenido que echar a cajas destempladas, por venir a reclamar
lo que consideraba que también era en parte suyo. ¡Que triste es la vida en
determinadas ocasiones… y que cruel!
El
vecino del primero B sigue dejando el portal abierto, cualquier día nos roban,
nos dejan en pelotas por su culpa, y por la de los ladrones que también
cuentan. Hay mucha miseria en el mundo como para poder culpar a alguien en
concreto. La última vez que estuve comprando acompañado de una vecina en una
gran superficie, me quedé estupefacto, pasa una familia con el carrito de la
compra hasta arriba, se veía una familia normal de los que pagan con tarjeta de
crédito y esas cosas. Cruzan el umbral de la puerta y comienzan a sonar las
sirenas, o los timbres, llámales como quieras, se acerca un guardia de
seguridad junto con un señor trajeado. “Disculpen señores se llevan cosas sin
haber pasado por caja” “¿De qué me está
usted hablando…?” “Pues que sus hijos
han merendado a base de bien, con artículos del centro sin pagar por ellos” “Es cierto señor, las cámaras de seguridad lo
confirman, si tienen la bondad de acompañarnos por favor”
Ya
ves tú, un par de paquetes de donuts y unas tabletas de galleta… Los padres son
conscientes de ello, se excusan diciendo que por eso tienen algunos precios
inflados en los almacenes, porque saben que la gente manga cosas. Me alegré de
estar presente, estar significa vivir estas situaciones a veces desagradables
que te ayudan a ver lo poderosa que es la vida.
-----------------------------
No hay comentarios:
Publicar un comentario