domingo, 31 de enero de 2016

EL CURIOSO DESPERTAR DEL RÍO

                                                 EL CURIOSO DESPERTAR DEL RIO

Ese día, la gente sin remedio, alguno bajaban por mitad de las calles de las grandes avenidas sin otra solución más que la de tener tiempo para salvar a alguno de los suyos, maridos a sus hijos, esposas a sus maridos. Entre el lodo y los árboles que venían de ve a saber dónde, y revolcaban  autos que estaban ocupados unos y los otros vacíos, no ayudaban en nada a que la gente pudiera echar mano de agarraderos de donde poderse librar.
Fue macabra la escena que se contempló después, al acercarse a la playa, toneladas de escombros, gente flotando ahogados muchos de ellos todavía abrazados, protegiéndose de aquella venganza celestial. Curiosamente nadie culpa a nadie en concreto, la pérdida es demasiado grande, nos invade la tristeza, y la mente comienza a hacer un recorrido mental de todo lo perdido, incluidas las personas por supuesto.
Y lo cierto es solo que el rio ha despertado, desde las cumbres de las montañas próximas, ha seguido su camino como cualquiera de nosotros hubiera tomado determinado sendero trazado a copia de años, en una calle cualquiera y la tomáramos como atajo para llegar antes a algún lugar.
Los meteorólogos tienen una visión más pragmática de estas situaciones, las ponderan, las miden, advierten a otros observatorios que la tormenta no ha cesado, que va hacia ellos, esto está muy bien, pero no los librará de desastre. Cuando llegan estos despertares de los ríos, nadie puede hacer nada salvo asumir las pérdidas y el que puede, ponerse a salvo viendo como las aguas lo arrasan todo, matan a sus animales y lloran tanto esfuerzo perdido.
Pasado determinado tiempo, la gente, comienzan a criticar que los ayuntamientos, no mantienen limpios los ríos y pequeños meandros, que alimentan ríos que ya tienen clasificados en los mapas, son esos los causantes de estas desgracias, catástrofes diría yo hasta que no se ve la magnitud de la riada. La naturaleza nos enseña siempre, y en la mayoría de las ocasiones no le hacemos caso. Nos importan más las casitas de verano, pasar unas vacaciones felices, sin pensar que todo puede terminar en tragedia.
Matrimonios rotos como esos árboles quebrados que se mueren, familiares que desaparecen de nuestras vidas, pérdidas imprevisibles que al principio no echamos en falta, y que luego, nos son imprescindibles para la continuidad de la vida. Todo por el curioso despertad del rio… familias deshechas, familiares muertos, hijos desaparecidos, a partir de ese acontecimiento todo cambia. Está comprobado, la figura de nuestras caras quedan desfiguradas, como si se trataran de una mueca indeleble que ya no tiene solución alguna.
Aunque es cierto que la vida continúa, no se vuelven a recobrar algunas de las cosas perdidas, el rio nos ha puesto sobre aviso, en cualquier momento puede volver a causarnos desolación y desesperación. Solo cabe esperar que el rio no vuelva a las andadas y termine por destrozar nuestras vidas.


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