LA PACIENCIA SIEMPRE ES FORTALEZA
No
es infrecuente perder la paciencia, muy
al contrario, una simple provocación puede quebrarla, hacer perder la
paciencia por una simple provocación, ha hecho muy a menudo, que haya guerras
con consecuencias terribles para los que se han dejado provocar y a aquellos
que se han sentido atacados, normalmente población civil a la muerte y a la
dispersión.
Eso
ocurre también en cualquier ámbito de la sociedad, en el mundo de la pareja comienzan las dudas y la
sospecha, por cualquier tontería. ¿Cómo
es que te has comprado estas medias llenas de garabatos con este pantaloncito
que no tapa nada? ¿Y eso a qué viene
ahora…? No sé, te da aspecto de
putilla. Mira no empieces a tocar lo
que no suena. Esta es la moda de esta temporada, ¿acaso te elijo yo las
corbatas que llevas al trabajo, a que no?
Vale, vale, ya ha salido la torera que llevas dentro. ¿Será por los cuernos que me pones tú no?
¡Hay
que ter mucha paciencia para llegar a ser por parte de uno de los dos el más
fuerte! Bien mirado, cualquiera de los dos, una por ir demasiado provocativa, y
el otro por tener una posición de responsabilidad en el trabajo, y alguien, una
fémina por ejemplo, quiera a toda costa ser su secretaria personal, y lo
consiga, pueden perder la paciencia. Esta cualidad es sólida y a la vez frágil.
René O Galarza lo manifestó de forma muy clara: “Las inclemencias del tiempo
pueden destruir una casa, pero solo el hombre puede destruir una familia”. Sacha
Guiltry escribió a tenor de lo que estamos hablando: “El secreto de un
matrimonio feliz es perdonarse mutuamente el haberse casado”
Paciencia
es lo que también se requiere para emanando desde el círculo familiar, se
manifieste hacia el exterior. Cuando más sólido es un castillo, menos
posibilidades habrá, de que ser atacado por el enemigo. Eso se manifiesta, en
el criterio que todos deben tener a la hora de defenderse unos a otros, ahora
bien, si alguien ataca desde el propio castillo a destiempo, o se deja provocar
por los asaltantes, los provocadores tienen media batalla ganada. Los hijos
como el resto de la familia, deben ser
una sola fuerza, imperturbables, cautelosos y pacientes, de ese modo se van
manifestando las flaquezas de los hostigadores. Pueden recurrir al insulto, a
tirar piedras o hasta hacer alguna escaramuza, pero si dentro de los puestos de
guardia, todo el mundo se mantiene firme y atento, el enemigo se cansará de
esperar y tarde o temprano abandonarán la pretendida plaza.
Esto
exige una gran dosis de paciencia por parte de los padres, saber en todo tiempo
donde están, cuáles son sus compañías, y sobre todo, que sepan respetar las
reglas que rigen sus actividades.
En
muchos casos conviven en la casa con los abuelos, auténticos pozos de sabiduría,
miembros de la familia que aportan simplicidad y estabilidad a la familia, han
pasado por situaciones muy complicadas eso es seguro, pero si se les pide
consejo o sugerencias, a buen seguro que estarán de acuerdo, en aportar ideas a
la fuerza de la paciencia.
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