sábado, 16 de enero de 2016

LA PACIENCIA ES SIEMPRE FORTALEZA

                                                LA PACIENCIA SIEMPRE ES FORTALEZA

No es infrecuente perder la paciencia, muy  al contrario, una simple provocación puede quebrarla, hacer perder la paciencia por una simple provocación, ha hecho muy a menudo, que haya guerras con consecuencias terribles para los que se han dejado provocar y a aquellos que se han sentido atacados, normalmente población civil a la muerte y a la dispersión.
Eso ocurre también en cualquier ámbito de la sociedad, en el  mundo de la pareja comienzan las dudas y la sospecha, por cualquier tontería.   ¿Cómo es que te has comprado estas medias llenas de garabatos con este pantaloncito que no tapa nada?   ¿Y eso a qué viene ahora…?   No sé, te da aspecto de putilla.   Mira no empieces a tocar lo que no suena. Esta es la moda de esta temporada, ¿acaso te elijo yo las corbatas que llevas al trabajo, a que no?   Vale, vale, ya ha salido la torera que llevas dentro.   ¿Será por los cuernos que me pones tú no?
¡Hay que ter mucha paciencia para llegar a ser por parte de uno de los dos el más fuerte! Bien mirado, cualquiera de los dos, una por ir demasiado provocativa, y el otro por tener una posición de responsabilidad en el trabajo, y alguien, una fémina por ejemplo, quiera a toda costa ser su secretaria personal, y lo consiga, pueden perder la paciencia. Esta cualidad es sólida y a la vez frágil. René O Galarza lo manifestó de forma muy clara: “Las inclemencias del tiempo pueden destruir una casa, pero solo el hombre puede destruir una familia”. Sacha Guiltry escribió a tenor de lo que estamos hablando: “El secreto de un matrimonio feliz es perdonarse mutuamente el haberse casado”
Paciencia es lo que también se requiere para emanando desde el círculo familiar, se manifieste hacia el exterior. Cuando más sólido es un castillo, menos posibilidades habrá, de que ser atacado por el enemigo. Eso se manifiesta, en el criterio que todos deben tener a la hora de defenderse unos a otros, ahora bien, si alguien ataca desde el propio castillo a destiempo, o se deja provocar por los asaltantes, los provocadores tienen media batalla ganada. Los hijos como  el resto de la familia, deben ser una sola fuerza, imperturbables, cautelosos y pacientes, de ese modo se van manifestando las flaquezas de los hostigadores. Pueden recurrir al insulto, a tirar piedras o hasta hacer alguna escaramuza, pero si dentro de los puestos de guardia, todo el mundo se mantiene firme y atento, el enemigo se cansará de esperar y tarde o temprano abandonarán la pretendida plaza.
Esto exige una gran dosis de paciencia por parte de los padres, saber en todo tiempo donde están, cuáles son sus compañías, y sobre todo, que sepan respetar las reglas que rigen sus actividades.
En muchos casos conviven en la casa con los abuelos, auténticos pozos de sabiduría, miembros de la familia que aportan simplicidad y estabilidad a la familia, han pasado por situaciones muy complicadas eso es seguro, pero si se les pide consejo o sugerencias, a buen seguro que estarán de acuerdo, en aportar ideas a la fuerza de la paciencia.

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