jueves, 28 de enero de 2016

FAMILIA

                                                                          FAMILIA

Este es un concepto tan pequeño y a la vez tan grande, que es con el tiempo, como cuando de planta el trigo de un año para otro, que ves el resultado. Es más, en el caso de las familias frecuentemente falta el empuje de terceros para que se convenzan de que es necesario dejar raíces en la tierra para perpetuar su apellido y por qué no, su apellido con tal de que no se pierda.
Normalmente, de esto en cierta medida tiene la culpa el trabajo…   No todavía no es el tiempo, tenemos que ahorrar, procurar comprar una casa para que nuestro hijo pueda vivir feliz. Se confunde el dinero con la felicidad, eso es una tremenda tontería, la familia está contenta si es bien tratada, viva donde viva. Este estado de cosas que se nos impulsa a creer por la televisión o los anuncios de las bayas publicitarias, son una tremenda mentira.
De pequeño uno puede criarse en una casa sencilla, hasta cierto punto hacinados habitaciones con literas, compartiendo espacios comunes, teniendo que hacer turnos para ir al lavabo o ducharse sin abusar del agua caliente que quedaba en el termo, con el fin de que todos recibiéramos la suficiente agua caliente. Todos con los mismos apellidos de la misma familia, era formidable que nos relacionaron a todos con el mismo apellido, parece que con los años las cosas han ido cambiando, la gente se divorcia, cuando la madre queda embarazada del segundo marido, y este reconoce al nuevo bienvenido, se encuentran conviviendo dos hermanos con un apellido y otros dos con otros.
No se puede alegar nada al respecto, las cosas son como son y la familia aunque con distintos apellidos pueden ser igual de felices, aunque hay algo que diferencia a los unos de los otros, el trato, la madre es frecuente que trate a los suyos de un modo diferente de cómo trata a los hijos del primer matrimonio.   Oye a mis hijos tú no les tienes que decirles nada que no son nada tuyo. Frases hirientes como estas, normalmente distancian a las familias, el segundo padre de este único nido, está esperando quién de los aguiluchos del nido vence con tal de echar a los otros del árbol. Es un hecho natural y selectivo, todo cuanto sucede dentro de este nido está destinado a escoger cual el  más apto.
En la familia sucede más o menos lo mismo, no es que los hermanos se coman unos a otros, pero se dan cuenta enseguida de las diferencias, de las preferencias entre unos y otros, con el tiempo asumir esos cambios se puede convertir en una batalla campal. Horarios de entrada y salida de casa, amistades que a unos se les permiten y a otros no, el resultado es, sin lugar a dudas una familia, pero una familia que conviven con esas deformidades, que enquistan el núcleo de este ente que comenzó con una boda feliz, o una pareja que terminaron constituyéndose en pareja de hecho.
¡Que viva la familia… que procreen, que los hijos crezcan, que se eduquen como mejor los padres consideren y en definitiva, que todos sean felices! Esa es la idea que yo tengo de la familia.

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