NO LOS VI VENIR
Tengo
unos cuantos amigos que cuando se acercan a mi casa, se a lo que vienen, son
conocidos del barrio y conozco su situación, uno de ellos está falto de
compañía, llama a casa y toma café mientras hablamos de cosas un tanto
intrascendentes mientras consume taza de café, una tras otra, creo que se
bebería un litro de café sin que le afectara el sueño. Otra amiga del barrio
maltratada por la vida, no vale la pena contar las circunstancias que la hacen
sentir una mujer desgraciada, viene en busca de cerveza, esta buena mujer
serviría para catar cervezas en una fábrica, y después de beberse tres o cuatro
docenas de medianas se quedaría tan ancha.
Como
estos dos ejemplos, hay otros que vienen a pedirme dinero con la promesa de que
mañana en cuanto abran los bancos, irá a sacar el dinero y me lo devolverá. No
creo ser una excepción en este sentido, más o menos algunos de nosotros tenemos
conocidos y hasta amigos que nos han exprimido de ese modo.
Lo
malo del asunto es, cuando son miembros de tu propia familia, gente a los que
quieres de verdad que te hacen estas cosas. Lamento decir que mi caso es este,
se conoce que han visto en mí una especie de banco libre de impuestos, me han
robado el dinero, me han quitado de la cartera tarjetas de crédito y han
comprado ni lo sé, en mi nombre, las cajeras de los supermercados no miran
apenas el nombre de los titulares de las tarjetas, eso hace que se cometan
fraudes de este tipo, pero que los cometan gente de tu familia no tiene nombre.
Me
llegan las alertas de los gastos que se hacen con mi tarjeta, eso es cierto,
pero de que me sirve si el dinero ya se ha evaporado y cuando preguntas resulta
que te cuentan cuentos. Sí tienes derecho al pataleo, pero poco más, ¿porqué…? Porque
son tu gente, se te hace increíble que te esté pasando algo así a ti. No
debería pasarte, pero te pasa, y en honor a la verdad, me ha sucedido bastantes
veces, de hecho todavía estoy pagando un crédito de tres mil euros que por
cierto dentro de unos meses ya termino de cancelar en mi banco.
Quiero
creer que no los vi venir, pero es una mentira que yo mismo me cuento a fin y
efecto de tratar de reconocer, que a mí no se me estafa. Pero lo que es hasta
ahora, me las han dado todas en el mismo carrillo y sin quejarme. Tengo
pendiente un asunto, el de mi segundo divorcio que lleva las mismas trazas, mi
ex mujer me pide la mitad de mi pensión, ya veremos cómo termina la cosa, en
principio mi abogado dice que ni hablar, que la pensión de un gran inválido es
intocable, pero debo de justificar gastos, que ahora mismo necesito como el pan
que como.
Hay
cosas que las ves venir, y otras que hacen que te parezca que está nevando en
Agosto. No hay nada escrito respecto a las resoluciones de la justicia, cada
juez o jueza, interpreta los artículos de enjuiciamiento civil o penal,
dependiendo de su propia interpretación aunque haya normas escritas, para esto
están las apelaciones cuando una de las partes, no está de acuerdo con las
sentencias que se emiten.
Tampoco
pues se debe ir de ganador por la vida, “va este juicio está ganado, no tienen
nada que hacer”, o sí digo yo, sales de la sala y te encuentras con un chasco
de cuidado, el abogado te dice que las cosas se están complicando y hay trabajo
que hacer para ganar. ¡Después de esperar cinco o seis años para que salga el
juicio…!
Insisto
en el asunto… si esto te pasa con personas a las que siquiera conoces,
imagínate que lo mismo te pase con miembros que son sangre de tu sangre y andan
por la vida maldiciéndote, solo porque
ya no pueden chupar más de la teta de la vaca, porque te han dejado seco.
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