lunes, 4 de enero de 2016

NO LOS VI VENIR

                                                                NO LOS VI VENIR

Tengo unos cuantos amigos que cuando se acercan a mi casa, se a lo que vienen, son conocidos del barrio y conozco su situación, uno de ellos está falto de compañía, llama a casa y toma café mientras hablamos de cosas un tanto intrascendentes mientras consume taza de café, una tras otra, creo que se bebería un litro de café sin que le afectara el sueño. Otra amiga del barrio maltratada por la vida, no vale la pena contar las circunstancias que la hacen sentir una mujer desgraciada, viene en busca de cerveza, esta buena mujer serviría para catar cervezas en una fábrica, y después de beberse tres o cuatro docenas de medianas se quedaría tan ancha.
Como estos dos ejemplos, hay otros que vienen a pedirme dinero con la promesa de que mañana en cuanto abran los bancos, irá a sacar el dinero y me lo devolverá. No creo ser una excepción en este sentido, más o menos algunos de nosotros tenemos conocidos y hasta amigos que nos han exprimido de ese modo.
Lo malo del asunto es, cuando son miembros de tu propia familia, gente a los que quieres de verdad que te hacen estas cosas. Lamento decir que mi caso es este, se conoce que han visto en mí una especie de banco libre de impuestos, me han robado el dinero, me han quitado de la cartera tarjetas de crédito y han comprado ni lo sé, en mi nombre, las cajeras de los supermercados no miran apenas el nombre de los titulares de las tarjetas, eso hace que se cometan fraudes de este tipo, pero que los cometan gente de tu familia no tiene nombre.
Me llegan las alertas de los gastos que se hacen con mi tarjeta, eso es cierto, pero de que me sirve si el dinero ya se ha evaporado y cuando preguntas resulta que te cuentan cuentos. Sí tienes derecho al pataleo, pero poco más, ¿porqué…? Porque son tu gente, se te hace increíble que te esté pasando algo así a ti. No debería pasarte, pero te pasa, y en honor a la verdad, me ha sucedido bastantes veces, de hecho todavía estoy pagando un crédito de tres mil euros que por cierto dentro de unos meses ya termino de cancelar en mi banco.
Quiero creer que no los vi venir, pero es una mentira que yo mismo me cuento a fin y efecto de tratar de reconocer, que a mí no se me estafa. Pero lo que es hasta ahora, me las han dado todas en el mismo carrillo y sin quejarme. Tengo pendiente un asunto, el de mi segundo divorcio que lleva las mismas trazas, mi ex mujer me pide la mitad de mi pensión, ya veremos cómo termina la cosa, en principio mi abogado dice que ni hablar, que la pensión de un gran inválido es intocable, pero debo de justificar gastos, que ahora mismo necesito como el pan que como.
Hay cosas que las ves venir, y otras que hacen que te parezca que está nevando en Agosto. No hay nada escrito respecto a las resoluciones de la justicia, cada juez o jueza, interpreta los artículos de enjuiciamiento civil o penal, dependiendo de su propia interpretación aunque haya normas escritas, para esto están las apelaciones cuando una de las partes, no está de acuerdo con las sentencias que se emiten.
Tampoco pues se debe ir de ganador por la vida, “va este juicio está ganado, no tienen nada que hacer”, o sí digo yo, sales de la sala y te encuentras con un chasco de cuidado, el abogado te dice que las cosas se están complicando y hay trabajo que hacer para ganar. ¡Después de esperar cinco o seis años para que salga el juicio…!
Insisto en el asunto… si esto te pasa con personas a las que siquiera conoces, imagínate que lo mismo te pase con miembros que son sangre de tu sangre y andan por la vida  maldiciéndote, solo porque ya no pueden chupar más de la teta de la vaca, porque te han dejado seco.

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