lunes, 4 de enero de 2016

LAS COSAS DEL ALMA

                                                            LAS COSAS DEL ALMA

Sensibilidad, nobleza, disciplina, sosiego y confianza. Estas son algunas de las cualidades que deberían tener todas las almas, sean estas almas humanas o de animales irracionales. Sin embargo esto no siempre es así, cada cual se rige por normas propias, normas que hemos acumulado a base de experiencias, unas buenas, y otras, menos amables que se corresponden más con nuestro carácter y maneras de ver las cosas.
Grandes maestros del pensamiento apuntan a las reacciones de determinadas personas, arguyendo a las enseñanzas que se han tenido en la juventud, y en cierta manera tienen razón, lo que aprendes es lo que desarrollas, forma parte de tu vida del mismo modo que se ajustan unos zapatos a tu pie, con un número más caminas mal, con uno menos no puedes dar un paso sin estar irritado y malhumorado. Las cualidades del alma a veces son crueles, y nos definen, quieren tener razón y hasta se recrean con el mal que le haya sucedido a alguien, a quién conozcamos.    Ya te lo decía yo, estaba cantado, y además te está bien empleado, ahora ya ves tú… a comenzar de cero.
Si somos personas que apreciamos el consejo, y admitimos que necesitamos ser conducidos por  los demás, eso no significa que no tengamos espíritu, solo que nuestras cosas del alma, no contemplan aspectos que para otros son normales, que los demás son seres con una formación profundamente arraigada en el pensamiento único, a menudo basado en la lógica, basado en profundas experiencias que nosotros no hemos tenido, necesitamos vivirlas para poder desarrollar a base de fracasos, y entre tanto de algún  otro acierto, que el mundo no es como nosotros creemos.
Nos sonríen y nos dan la enhorabuena cuando complacemos determinadas carencias, pero siempre estas actitudes tienen un coste. Nuestra frustración se hace patente al ver que somos inadaptados a determinado entorno, a determinadas promesas, a actitudes que al parecer son para nosotros, las que cabe esperar de personas a las que hemos criado y formado, para que cosechen en su corazón cosas del alma. Podemos incluso imaginar, que a nosotros jamás nos harían cosas con una doble intención, pero cuando acaba sucediendo lo inevitable, cuando somos atracados por tener los medios para poder sacarlos de aprietos, es entonces cuando nuestro corazón llora por dentro.
Alma no tenemos más que una, debemos cuidar de ella del mismo modo que ella cuida de nosotros, si es posible que nadie interceda en este proceso natural de la formación de nuestra propia alma, con nuestros propios criterios, tenemos los resultados apetecibles, un alma completa.


                                                              --------------------------

No hay comentarios:

Publicar un comentario