LAS COSAS DEL ALMA
Sensibilidad,
nobleza, disciplina, sosiego y confianza. Estas son algunas de las cualidades
que deberían tener todas las almas, sean estas almas humanas o de animales
irracionales. Sin embargo esto no siempre es así, cada cual se rige por normas
propias, normas que hemos acumulado a base de experiencias, unas buenas, y
otras, menos amables que se corresponden más con nuestro carácter y maneras de
ver las cosas.
Grandes
maestros del pensamiento apuntan a las reacciones de determinadas personas,
arguyendo a las enseñanzas que se han tenido en la juventud, y en cierta manera
tienen razón, lo que aprendes es lo que desarrollas, forma parte de tu vida del
mismo modo que se ajustan unos zapatos a tu pie, con un número más caminas mal,
con uno menos no puedes dar un paso sin estar irritado y malhumorado. Las
cualidades del alma a veces son crueles, y nos definen, quieren tener razón y
hasta se recrean con el mal que le haya sucedido a alguien, a quién conozcamos. Ya te lo decía yo, estaba cantado, y además
te está bien empleado, ahora ya ves tú… a comenzar de cero.
Si
somos personas que apreciamos el consejo, y admitimos que necesitamos ser
conducidos por los demás, eso no
significa que no tengamos espíritu, solo que nuestras cosas del alma, no
contemplan aspectos que para otros son normales, que los demás son seres con
una formación profundamente arraigada en el pensamiento único, a menudo basado
en la lógica, basado en profundas experiencias que nosotros no hemos tenido,
necesitamos vivirlas para poder desarrollar a base de fracasos, y entre tanto
de algún otro acierto, que el mundo no
es como nosotros creemos.
Nos
sonríen y nos dan la enhorabuena cuando complacemos determinadas carencias,
pero siempre estas actitudes tienen un coste. Nuestra frustración se hace
patente al ver que somos inadaptados a determinado entorno, a determinadas
promesas, a actitudes que al parecer son para nosotros, las que cabe esperar de
personas a las que hemos criado y formado, para que cosechen en su corazón
cosas del alma. Podemos incluso imaginar, que a nosotros jamás nos harían cosas
con una doble intención, pero cuando acaba sucediendo lo inevitable, cuando
somos atracados por tener los medios para poder sacarlos de aprietos, es
entonces cuando nuestro corazón llora por dentro.
Alma
no tenemos más que una, debemos cuidar de ella del mismo modo que ella cuida de
nosotros, si es posible que nadie interceda en este proceso natural de la
formación de nuestra propia alma, con nuestros propios criterios, tenemos los
resultados apetecibles, un alma completa.
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