sábado, 16 de enero de 2016

KANT Y EL MUNDO DE LA PAREJA

                                                     KANT Y EL MUNDO DE LA PAREJA

“Cuando podía haber tomado esposa, no pude soportar a ninguna; y cuando pude soportar a alguna, ya no necesitaba a ninguna” ¡Cuidadito con Kant…! Este hombre o era un genio, no para todo claro está, o era un existencialista desfasado, no soy nadie para cuestionarlo, ni para poner en duda lo que pensaba acerca de este asunto. Lo cierto es que el compromiso del matrimonio, o el juntarse durante determinado tiempo, el que sea, disfrutar mutuamente de las cosas que uno tiene en común con la otra persona es complicado.
Somos así de inmaduros, así de necios en determinados momentos de la vida, creemos en nosotros mismos, sin hacer alardes de nuestras cualidades, no encontramos a nadie que nos satisfaga, esperamos a una especie de diosa, a alguien que sepa comprendernos, que nos acepte tal y como somos y eso no siempre satisface las necesidades de la otra persona. Al poco, llegan los divorcios, quizás solo sea, porque ha faltado sinceridad en esa feliz pareja que parecía que lo tenían todo resuelto. Dejamos correr el asunto, ya nunca más nos subyugaremos a nadie, esta es nuestra decisión y cuando nos quedamos solos, nos llega una especie de descanso, de paz interior.
Pero los años pasan, te vuelves loco o reflexivo, te encuentras solo, te haces mayor y entonces comienzas a buscar, y no encuentras a nadie que sea capaz de soportarte. Hay hombres y mujeres que quieren tener una vida tranquila, llegan a esa edad después de haber tenido una vida agitada, buscan a alguien que les dé una vida tranquila. Pero ya con sesenta y algún años piensan… ¿A quién coño tengo necesidad de complacer a mi edad? ¿Qué busco en una compañera, comprensión, que se lamente conmigo de todas cuantas cosas me han sucedido en la vida?, va a ser que no, prefiero dejar las cosas como están.
La vejez procura muchas cosas buenas, pero a veces no queremos verlas porque no nos consideramos viejos. Jules Renard escribió  “La vejez existe cuando se empieza a decir: Nunca me he sentido tan joven”. Y se dejan ver a esas personas que siempre visten con vestidos de colores como cuando tenían veinte años, o a abuelos que todavía visten trajes de cuadros grandes y pomposos, que eran la moda en sus tiempos mozos, que se ponen lazos en el cuello en lugar de corbata, o visten zapatos en blanco y negro cuando estaba de moda el swing.
Se miran los unos a las otras, y las otras a los unos, puede que hasta se tomen un refresco juntos, o un cortado, pero en el fondo no se necesitan para nada. He convivido con personas mayores en una residencia, ¡que mal rollo por dios! Yo les llamo moritorios a estos lugares, de hecho para esto están concebidos, para que la gente muera en paz, lejos del resto de la familia, para que no den guerra y otros se encarguen de cambiarles los pañales y darles de comer estas papillas tan buenas que además son muy nutritivas. ¡Venga hombre...! a cagar al río. Me quedo como estoy que ya he probado bastantes caldos, y pocos me han gustado.


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