QUIÉN LA HACE, LA PAGA
Las
he hecho a lo largo de mi vida, unas veces sin darme cuenta, otras veces sí, y
las pagas, vaya si las pagas. Y aunque a uno le parezca que pasando el tiempo
las cosas pasan al olvido, de eso nada. Todo lo que te parezca que ya ha pasado
al olvido, que ya nadie tiene en cuenta las muchas cosas o pocas que hayan
pasado a lo largo de tu vida, los asuntos flotan como en un naufragio.
Y
mira tú por donde, el cartero te trae una carta a tú nombre, certificada, y te
citan para que comparezcas a recoger una citación al juez de paz. ¡Hostia que
susto… que será! Bueno es un asunto que ya ha prescrito, no tiene importancia.
Pero no todo es así de fácil, hay asuntos que prescriben a los diez años, y eso
es chungo, porque hasta que pasan los diez años, te puedes morir o tienes que
ir a juicio a los setenta años. “Mire,
va usted que tener que pagar tres mil euros, eso sí como usted pueda, y no
delinquir en dos años” “Señoría puedo
hablar…” “Hable” “Pues mire usted, si me tiene que encerrar no
habrá más remedio de que lo hagan, estoy viviendo en una residencia desde hace
ocho años, todos mis ingresos van a para allí”
“¿Tenía usted consciencia de estos delitos?” “No señor. Mi mente ha hecho que algunos
recuerdos caduquen, de forma que no le podría decir a usted del propósito de
este juicio” “Supongo que le habrá leído
a usted los cargos que se le imputan” “Sí
señoría, pero por más que trato de recordar, no consigo enlazar los
acontecimientos, ¡ojala pudiera conseguir recordar con claridad lo que
sucedió! “Bueno, está claro que no
puede haber condena alguna para este hombre en las circunstancias en las que se
encuentra, el caso queda sobreseído”
Ha
tenido usted mucha suerte señor Turia de estar en la situación que está, sino
hubiéramos tenido que luchar por la absolución, y la abogada de la parte
contraria es muy buena en su oficio.
¿Sabe usted? Mejor me hubiera haber estado mejor de salud, y arrancarle las tripas a este delincuente Entonces… recuerda usted lo que sucedió. Pues claro que sí, he vivido guerras y he
visto de todo en ellas, esas cosas jamás se olvidan, quedan grabadas en la
memoria para siempre, el que le abriera la cabeza a aquel mal nacido es lo
mínimo que le podía pasar.
¡Vaya
con el señor Turia…! Que engañada me
tenía, no joven, es una cuestión de simple experiencia, y los viejos que
tenemos muchos tiros pegaos, ya sabemos de que van estos temas. Bueno pues, ya nos volveremos a ver, y a ser
posible en otras circunstancias. Así lo
espero, ah, un asunto que descuidaba decirte… el perfume que llevas de Rochas
es un encanto, no lo cambies, va muy de acuerdo con tu personalidad.
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