sábado, 25 de octubre de 2014

SABIOS QUE NO SABEN NADA


                                       SABIOS QUE NO SABEN NADA



Platón estableció de forma muy ilustrativa, la diferencia entre los sabios y los tontos con estas palabras “Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo”.
Esta curiosa dicotomía, da que pensar mucho, nos ayuda a discernir cual es el modo mejor de expresarse, de hablar con sentido, de escuchar con atención. “El mejor conversador, es el mejor oidor” dicho esto vale la pena pararse a pensar en las cosas que decimos y el modo en que nos expresamos.

Se comprende que a menudo, por causa de una dolencia, enfermedad o depresión por ejemplo, uno se descontrole, pierda el norte, a estas personas se las puede excusar, el  curso que llevan en la  vida, hace ya bastante difícil que hayan dejado de ser ellos mismos.
Si no se tiene nada edificante que decir, lo mejor es callar y escuchar, simplemente eso. De lo contrario, podemos dar la impresión de ser unos bocazas, sé que suena mal esa palabra, no es para nada bonita pero la contiene el diccionario, para señalar a las personas que no son capaces de hacer un alto, en su parla.
Platón no pretendía ser un hombre excepcional, un referente en sentido alguno, fueron sus críticos, sus detractores y aquellos que escucharon todas las cosas nuevas que dijo los que lo encumbraron hasta el puesto que aún hoy día ha alcanzado dentro del campo del pensamiento y la filosofía.

No hablaba por hablar, hablaba cuando debía y cómo se debía, discutía de forma acalorada, seguramente se metió en disputas dialécticas con algunos de sus contemporáneos, formaba parte de su instrucción como sabio, es así como se forman, hablando y discutiendo dentro de un marco de armonía, en un ambiente de paz mental y concentrándose en las ideas y pensamientos, que pueden marcar la diferencia entre lo absurdo y lo sabio.

El sabio que no sabe nada, se limita a ser un mero imitador de los acontecimientos que lo envuelven sin tener criterios propios, no buscan ni la discordia ni la paz, se exaltan por nada, no se puede discutir con ellos, hacerlo significa caer en desgracia, que te miren del revés, que te desprecien porque no compartes el color de su bandera.
De sus aficiones y gustos, porque no te gusta el fútbol, o porque sencillamente, no eres aficionado a ir a la playa siendo que vives en primera línea de un paseo marítimo.

Puede que seas un convencido de lo que dijo Platón en otra ocasión “La menor parte de lo que ignoramos es mayor de todo cuanto sabemos”. Si eres de esos, de los convencidos de este principio básico del conocimiento, que es solo el principio, el paso inicial para saber qué decir, a quién y cómo, pero quién está a tu lado, no comprende el alcance de lo que haces o dices, los motivos que encierra el hecho que escribas de determinada forma, o lo que quieres decir con ello, te pueden calificar de necio libertino, idiota, que no sabes guardar determinadas formas.  

No digo que les falte razón, pero ciertos comentarios y opiniones pueden herir, en el caso de ser débil, o poco convencido de lo que quieres transmitir, te pueden calificar de maldito, de ligero de pensamiento, o de libertino. No has querido dar esta impresión, no has querido ofender a nadie, sin embargo lo has hecho en virtud de la opinión que otros ya tienen formada sobre ti. Quizás no han logrado ver, cuál es tu auténtico propósito, el saber que decir, se estancan en sus propias convicciones y van como todos lo hacemos, muriendo pero de una forma acelerada.




                                                      -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


AVISO A LOS GANADORES



                                         AVISO A LOS GANADORES



Tener la suerte de cara, no os convierte en ganadores, todo lo contrario; para ser ganador hay que saber ganar y saber perder, ese es un ganador.
Quien quiera decir lo contrario, contradice el sentido de la lógica, más temprano que tarde se da cuenta de que las jugadas que para él han sido motivo de gozo, son ahora un motivo de desgracia, desgracia ajena. El mal ganador es quién pretende engañarse a sí mismo, de haber obtenido determinada ganancia siendo la cabeza de turco que va a cargar con la desgracia ajena.

El juego como todo en la vida, se juega a diferentes niveles, todos jugamos, no hay excepciones, los jugadores tienen diferente condición, los hay que están acostumbrados a hacer trampas y ganan o pierden. Otros van de legales, también son jugadores, todos desde que nacemos lo somos de un modo u otro. Estos últimos tienen toda la apariencia de ser cándidos, a veces ausentes de las cosas y asuntos de la vida, y puede que así sea de algún modo, pero no por eso se les debe confundir con idiotas. No, ser idiota es diferente, un idiota es un alelado, alguien que no espera nada de la vida, pasa como una sombra, un empobrecido de espíritu.

Los presuntos ganadores presionan, esperan alguna reacción a  las provocaciones, y cuando no encuentran excusas, y se dan cuenta que el contrario no quiere enfrentamientos que lleven a mayores, amenazan. Aviso a esos ganadores…   ¡Cuidado que lo perderéis todo…, que tendréis que cargar con las consecuencias de vuestros actos, de vuestras trampas! De los errores no, ¿ves?, eso es diferente, si alguien se equivoca, se puede rectificar, sin embargo, cuando alguien va haciendo trampas siempre, o lo tiene por costumbre…, al final las paga.

La culpa la tiene esta lengua nuestra, que ligero músculo, que debería usarse bien, para lo bueno, para la alabanza, la alegría, la risa, el buen yantar. Pero se conoce que tan pequeña como es, en proporción al resto de músculos del cuerpo, necesita andar mordiendo no solo comida, necesita hablar, además, para eso está hecha claro está, pero el problema es, que no hablamos solo lo imprescindible, lo auténtico, lo hermoso o constructivo, nos gusta mezclar las cosas, personas y acontecimientos, gozamos haciendo comparaciones odiosas, hasta degradando a la gente.

Y todo esto obedece, a la consigna de los ganadores, a los taures del falso conocimiento de las personas, a la falta de sentido que algunos encuentran en su propia vida. Muchos arguyen que esto se ha hecho siempre, sin embargo, no es excusa, para hacer daño por hacerlo.

Aviso a los ganadores, guardaros bien vuestras prendas, sin saber cuándo ni cómo, algún día que no esperáis os levantarán la camisa, os dejaran en una cuneta desnudos, eso… si tenéis suerte.



                                                   -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

             

viernes, 24 de octubre de 2014

LA FUENTE



                                                    LA FUENTE




Déjame que beba de ese cariño permanente tuyo, del agua fresca que mana de tú fuente. Déjame escuchar el arrullo de tu canto alegre, cuando caes en ese pequeño charco que se hace más grande cuando llueve, y vienes repleta de vida y amor para todos, para recibir el amor que no todos merecen.

Es posible que esté abusando de tus bondades, si es así me gustaría que me lo hicieras saber, cierra el cauce del arroyo del que se desprende esa agua tuya, niégame saciar mi sed lo aceptaré con gusto. Buscaré otro camino, caminaré sin descanso hasta hallar el perdón tuyo, en realidad creo merecerlo. ¿Quién no pasaría la vida a tu lado, recostado junto a esa fuente salvadora?

No soy diferente a otros caminantes, te oí primero, luego me acerque a ti, y entonces te escuché, me incliné sobre el pequeño estanque del que tú eres madre, y vi reflejado mi rostro como si de un espejo se tratase, no pude resistir más y me puse a beber de ese regalo del cielo, la pureza de tus aguas no me engañaban, y el dulce sabor de ese líquido fresco tuyo, de tu olor, por ello no quise despertarme de aquel sueño.

Perdona mi atrevimiento querida fuente, ahora formas parte de mi referencia cuando camino, llevo el sabor de ti en mis labios, no quiero olvidarlo, así que cuando regreso, cuando paso junto al pequeño humedal que forma el brote de esa fuente, no puedo evitar desviarme, y volver a gozar del dulce abrazo de tu mojada piel. ¡Ho, fuente divina…, muy difícil va a ser separarme de ti, has alcanzado mi sangre con tu suave líquido vivificante…!

Ayer pasé junto a ti y creo que no me viste, pero desde la lejanía te contemplé, me di cuenta de que tenías rostro, que tus rubios cabellos lo formaban esos líquenes dorados que caen desde lo alto de las rocas, formando parte de tu rostro, esos ojos tuyos medio amagados por pequeños arbustos alborotados, miran sin dejarse ver, el dibujo de tu barbilla, queda medio escondido por la caída del agua de ese manantial del que siempre brota agua, haya sequía o no, siempre das a los sedientos, fuente sabia.

Siempre expectante me llego a tu fuente cruzando el valle, ¿estará todavía manando agua…? siempre salgo de casa con esa duda, sin razón bien lo sé, estúpido dubitativo, cruzo el río sobre las piedras que me hacen llegar al otro lado, entonces te veo, firme, segura, sonriente y siempre despierta. Más abajo, volviendo mi cabeza me doy cuenta que el río naca de esta pequeña fuente tuya, tú manantial lleva pocos kilómetros a grandes rápidos, estos a cataratas, al final riegas con el dulzor de tus aguas los verdes prados por donde pasas.

Quiero ser vecino tuyo para siempre, egoísta bebedor de este placer oculto que navega entre tus aguas. ¡Me gustaría tanto bañarme en estas impresionantes bañeras que forman los grandes saltos…! no, no puede ser, no quiero adulterar esas puras aguas. Me conformo con beber de ellas, es todo cuanto deseo, es todo cuanto me falta para seguir vivo.




                                                                                                    
                                                                                                    
                                                                                                       
                                                                                                           Dedicado a la mujer




                                                    -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-




IDEAL ES SOLO ESO



                                               UN IDEAL ES SOLO ESO




Lo ideal es lo que lleva frecuentemente a confundirnos de objetivo. Esperamos que determinada persona o cosa, sea de tal o cual manera, pero resulta que… siempre hay un porqué para todo, el ideal no existe más que en nuestra imaginación. Hay cosas que no, que son perfectas, relativamente perfectas, pero casi siempre es relativo a otras causas permanentes que sirven de guía. Por ejemplo los satélites del espacio, se han podido fabricar siguiendo determinados principios preestablecidos dentro del universo que es incambiable  -por lo menos de momento-.

Se ve en programas de la tele, a gentes que se pronuncian sobre su ideal de persona, unos las prefieren rubias otros morenas, preferentemente altas o bajas, con mucho pecho o poco, con pecas o sin ellas, que sean vistosas, sonrientes y amables, cariñosas sobre todo, complacientes, obedientes y muy fieles, honradas y trabajadoras, amigas de sus amigos… demasiadas cosas la verdad. Pones todo esto dentro de un saco, lo remueves bien y ¿A ver quién cumple con todos estos parámetros ideales? Nadie. Y si el caso es el contrario, el de las mujeres que buscan pareja, la cosa va por el mismo camino.

Aún en el caso de que se encuentren, hay un montón de cuestiones discutibles, ¿Qué porqué…? porque los ideales no existen más que en nuestra imaginación. Sí, gracias a estos vamos por la vida de manera desordenada, dando bandazos como estuviéramos dentro de una gran centrifugadora, y sin poder cogernos a lugar alguno. Nos consumimos gastando sin necesidad, y dándole valor, a cosas que son absolutamente superfluas, innecesarias que descontrolan nuestra economía y nuestra racionalidad por ese motivo. Todo por tener un ideal, que muy probablemente, nos mantendrá ocupados y hasta puede que nos arruine la vida.

Hay un sinfín de cosas que son eternamente más prácticas, por ejemplo, adquirir conocimiento y poder usarlo de forma, que alegre nuestra vida, y enriquezca nuestro espíritu. Sí, es necesario usar nuestra inteligencia para esto, leer, comprender, asimilar, aplicar, luego, reflexionar sobre lo que hemos logrado. Eso es un ideal auténtico, con valores incomparables. El mundo tecnológico en el que vivimos nos lo pone relativamente fácil, ordenadores y otros grandes recursos relacionados con ellos, nos dan una visión incomparable de todo aquello que podemos lograr, es fácil, solo lo tenemos que usar debidamente, eso es todo.

Hay todo un universo de personas y cosas que nos hablan, nos ilustran y sacian nuestra sed de saber sin pedirnos nada a cambio. “El saber no ocupa lugar…”, esa frase hecha, define hasta qué punto, podemos encontrar lo ideal para nuestro desarrollo como seres civilizados que somos. Un profesor, me dijo una vez, que el auténtico ideal se sabe encontrar, cuando uno ha examinado todos los caminos posibles que están a su alcance, antes de eso, me dijo, uno no puede decidir sobre lo que de verdad desea, cuáles son sus ideales.

He conocido personas, que lo han dejado todo siendo grandes potentados, para dedicarse a lo que en el fondo deseaban, encontrar el auténtico ideal que durante muchos años estuvieron buscando. Lo han dejado todo, sus familias decidieron darlos por locos, huyeron de todas las cosas que descubrieron que entorpecían sus objetivos, se marcharon, y ahora…, ahora los ves paseando por algún bosque lejano, hablando con los árboles y las plantas, discutiendo de cosas, que se escapan a la imaginación de cualquier urbanita, regalándose al sol de primavera, desnudos sobre la yerba de un prado.

Decididamente está loco… dicen quienes se han enterado de lo que hace ahora, yo lo considero una persona equilibrada, sabe lo que quiere, cual su ideal de vida, pocos podemos decir lo mismo. La mayoría vamos tropezando hasta con suelos pulidos, parece que estén llenos de piedras, caminamos por senderos llenos de piedras, y eso estando en nuestras casas. Nos desequilibramos con cualquier cosa por frágil y blanda que sea, parece que estemos hechos de plastilina. Al ser personas sin ideales lógicos, alcanzables, nos convertimos en seres modelables por el sistema, un sistema que conoce todas nuestras flaquezas, que nos lleva donde quiere que vayamos.

Esa es la razón principal por la cual, cualquier cosa nos sorprende, todo nos parece nuevo, cuando la realidad que vivimos, no es más que historia que se repite.




                                                  -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-





AQUEL AGÓNICO INCENDIO



                                      AQUEL AGÓNICO INCENDIO



Nunca podía imaginar que en un incendio, se pudieran quemar las paredes de obra, de cemento y hormigón, pero resulta que sí, que se queman. Tengo un sobrino que es bombero, un día visité su casa y me enseñó las cosas que llevan cuando se meten en un incendio de los buenos. Tenía el casco medio fundido y parte de la ropa ya estaba consumida.   Claro que se queman las piedras tío, reflejan el calor que hay dentro hasta que se funden, al fin y al cabo están cocidas al fuego, desde el cemento que se expone a grandes temperaturas para purificarlo y transformarlo en polvo, hasta los ladrillos que también se hornean, todo es materia, y la materia se transforma en energía, en el caso de los incendios, en materia destruida.

Con el tiempo, después de esta conversación me puse a pensar en la gente que pierde sus hogares en un incendio, por ejemplo en incendios forestales que a veces arrasan pueblos al pie de colinas o urbanizaciones entre pinos, que ¡menudo cómo arden las coníferas!

Luego, con el tiempo, me puse a pensar  -nunca dejo de hacerlo-, en los incendios que provocamos nosotros, los humanos, en nosotros mismos, y en otros, sin cerillas ni mecheros, simplemente con nuestras acciones. A veces quemamos, hasta los cimientos más profundos sentimientos de la gente, y lo peor de todo, que lo más frecuente es, que lo hagamos, con los que tenemos, más cerca de nosotros.

Si un mal rayo cae en mitad de bosque piensas…   Oye mira mala suerte, hay que apagarlo, pero por lo menos se sabe que no ha sido intencionado. En algunos casos, los incendios incontrolados que se dan en grandes continentes, se dejan a su aire, hasta que se apagan solos. De manera que mira por donde, la variedad de incendios que hay por ahí sin control, o con formas de apagarlos.

Hay otros incendios, que sin embargo nunca se apagan, en primer lugar, porque no son evidentes más que en el interior de la gente, son incendios escondidos, secretos a veces, que van minando las partes más combustibles de nuestro exterior, hasta que el propio cuerpo, no puede contenerlos, entonces estallan como si una bomba cayese dentro de esa frágil armadura, que es el cuerpo humano. Las consecuencias pueden ser graves, comenzamos a delirar, se pierde la cordura de lo que es prudente o imprudente, perdemos los estribos ante cualquier situación, y eso… no hace más que engrandecer la catástrofe que se avecina.

Puede que recobremos la compostura, después de un incendio, el bosque se regenera solo, eso si antes no llega otro, que sepulte las cenizas del primero. Cuesta más que los arbolillos aparezcan de nuevo, los brotes frescos que salen hasta de entre las piedras, las podemos pisar sin saberlo. Ya es definitivo, allí como cuando el caballo de Atila pasaba con sus huestes, no vuelve a crecer la hierba.
Alguien me dijo un día, que cuando se te muere alguien que era tu mitad entera, pierdes las razones para vivir, lo creo porque lo conocía bien, al cabo de unos cuantos meses, el también murió, de pena, por faltarle ella. No es simple romanticismo lo que encierra esta experiencia, alguien pensará quizás   Mira qué bonito, no podían vivir el uno sin el otro.

A mí no me parece bonito sino más bien triste, un incendio llevó a otro de dimensiones catastróficas, murieron sin hijos, solo un sobrino quedó para encargarse de todo, del entierro de ambos y de sus bienes. Bien, dicho esto, está comprobado que hay acontecimientos singulares que son incontrolables, como algunos incendios, aunque no todo lo que sucede a nuestro alrededor encierra dramatismos y tragedias, cuando no las hay, frecuentemente las inventamos solo para demostrarnos a nosotros mismos que estamos ahí en la pelea, o dicho de otro modo, ardiendo en el candelero. Buscamos protagonismo inconsciente, nos lamentamos tanto por haber perdido nuestro refugio, por quedarnos sin nada dentro de nuestro ser para seguir vivos, que nos dejamos morir sin piedad alguna, por los que quedan vivos.

Nos precipitamos al futuro, queremos adelantar el reloj ya que no podemos atrasarlo.
Clive Staples Lewis lo describió de ese modo: “El futuro es algo que cada cual alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea quien sea”.

Aquel agónico incendio que me llegó en su día, cual una gran lengua inesperada y que barrió muchas de mis esperanzas e ilusiones, ahora me tiene conquistado. Estoy apresado en su interior por recuerdos e imágenes, que me tienen desconcertado, estoy como poseído por las luces de colores que alrededor de mí se alzan. Ya estoy harto de consejos y consecuencias de todo cuanto hago o digo, de lo que en definitiva, decido.
Me encuentro en la situación inicial de mi vida, un montón de ojos me vigilaban, ahora también me siguen, y han pasado años… ¡este no sabe lo que se hace…! bien pudiera ser así, pero yo también cuento, he desenvainado mi espada, estoy dispuesto a todo ya me he quemado, no tengo nada que perder y puede que poco que ganar también, es cierto.

Por eso pienso, que cada cual apague su fuego, de otro modo puede que terminen igual que yo, quién sabe si en el fondo desearían ser una estrella fugaz en el cielo, como pienso serlo yo.



                                                             -.-.-.-.-.-.-.-





jueves, 23 de octubre de 2014

LA AGUJA EN EL PAJAR



                                              LA AGUJA EN EL PAJAR



Para eso hace falta tener un buen conocimiento de aquello que se busca, luego, en la medida de lo posible, disponer de las cualidades prácticas para encontrar el objeto.
Confucio pensaba que “El verdadero conocimiento es saber la magnitud de la propia ignorancia”. Sin duda alguna, no iba desencaminado, cuanto aceptas un reto con ligereza sin saber a qué te enfrentas ¿cómo vas a resolver los posibles contratiempos que surjan?, lo más probable será el fracaso.

Naturalmente, lo contrario hace que uno antes de decidir aceptar la apuesta, observe con mucho cuidado, la pila de paja primero, después, ver con sus propios ojos que se pone la aguja en el pajar.

Como es lógico, eso es solo una ilustración  -la de la paja y la aguja-, pero se puede extender a todos los procesos por los que uno tiene que pasar en la vida. ¿Cuántas veces sino hemos escuchado este lema tan nombrado…? “Esto es más difícil, que encontrar una aguja en un pajar”. Bien, la paja sobra, y si debe encontrase la aguja, no hay más remedio que hacer una de estas dos cosas. Quemar la paja hasta que aparezca la aguja, o bien tener mucha paciencia, e ir apartando la paja con sumo cuidado, hasta que parezca la aguja.

En el caso que nos ocupa, no podemos tratar el asunto con frivolidad, no, es de la vida de lo que estamos hablando, de nuestra vida, de encontrar los parámetros concretos que nos deben llevar, a ser posible, al éxito. Depende del ideario que cada cual tenga elige un modo u otro de llevar a cabo la búsqueda, no es cuestión de buscar consejos para todo lo que uno debe hacer en el transcurso de su existencia. Se nos enseña en la escuela, allí se nos educa en lo elemental, en la teoría, el ser humano no puede hacer más que eso, lo demás, la práctica, se aprende acertando y equivocándose en las decisiones que toma.

No debería asustarnos ni deprimirnos el fracaso, está calculado en el orden de la vida, siendo que el tiempo, sean semanas, meses o años los que tengan que transcurrir, no hay más remedio, que seguir buscando la aguja en el pajar. Eso es significativo y hasta puede parecer imposible de hacer, sin embargo no es cierto, cada cual, cada uno de nosotros, distintos en nuestra condición y separados de todos por características especiales que nos distinguen  -tenemos huellas inigualables-, nos indican de por sí, que cada cual tiene la responsabilidad de encontrar el método de buscar la aguja sin quejarse.

Llámese reto, competencia, apuesta, todos estamos en la misma tesitura, y nadie debe ni puede, echarnos una mano en esta búsqueda. Decimos y hacemos cosas, que pueden marcarnos para siempre, pero el tiempo sigue corriendo a nuestro favor; si queremos ver que corre en nuestra contra, es que estamos en el ojo de un huracán que nos lanzará contra cualquier paraje desconocido, iremos a parar ve a saber dónde.
La cuestión pues, dicho esto, es que no debemos subestimarnos, que debemos exprimir nuestras cualidades, vivir como si este nuevo día que amanece, fuera el último de nuestra existencia. Comeremos, beberemos, diremos i oiremos cosas, nos mentiremos a nosotros mismos o a otros, reiremos o lloraremos, pero todo en conjunto, viene a ser lo mismo, todo está en la misma copa.

Vale la pena el esfuerzo de buscar la aguja en el pajar, si está allí, asunto que hemos visto antes de empezar a buscar, la encontraremos, puede que no al tiempo que nosotros queremos, no como quieren los demás, la encontraremos a nuestro modo, a nuestra manera. Pero buscarla… hay que buscarla.



                                                    -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-







miércoles, 22 de octubre de 2014

MENSAJE A UNA AMIGA



                                        MENSAJE A UNA AMIGA




Te conozco poco amiga mía, sin embargo andas muy cerca de mí, justo a mi lado.
Un amigo común me dio tu número de teléfono, saltaron las alarmas cuando te escuché, pensé por un momento que personas de este calado no existen ya en el mundo, por lo menos yo me he encontrado a bien pocas.
Esta cuatro letras más que una carta es un mensaje, pero no quiero que te llegue dentro de años metido en una botella, me gustaría que lo pudieras leer lo antes posible, por eso lo guardo yo, en su momento dejaré que lo leas.

Desde el primer contacto que tuvimos te consideré una amiga sin rostro, pero eso no es lo más importante ¿no te parece amiga? Entiendo que el gozo de poder contar con alguien para compartir anhelos e ilusiones, es lo que importa. Importa porque somos seres humanos, compartimos ilusiones de una u otra manera, discutimos y nos reímos, como la última vez que hablamos por teléfono, ¿recuerdas? Sacaste a colación el tema de los pelos y las barbas “Pues…hablando de eso  -te dije-, voy con la cabeza afeitada y llevo barba”, nos reímos mucho con todas las ocurrencias que se te vinieron a la cabeza.

Esas cosas, a mí me hacen feliz, y si a pesar de todos los males que nos aquejan a los dos, podemos conservar el sentido del humor… ¿para qué más? Deseo tenerte cerca para poder reír y llorar cuando toque, respirar profundamente los aires de la montaña, compartir errores y aciertos que hayamos cometido en la vida, no somos perfectos, de ese modo, reconociéndolo, podemos seguir teniendo las mismas ansias, las mismas ganas de encontrar nuestro espacio en este mundo.

He escuchado de nuevo tu risa, me felicito por oírte, por escuchar ese murmullo emocionante que sale del fondo del alma, quiero pensar que voy a ser feliz a vuestro lado, a tú lado, y el de tus hijos y nietos. No es difícil solo hay que tener ganas, creo que se puede resucitar muchas veces de los embates de la vida, como el ave Fénix que resurgió de sus cenizas.

André Maurois expresó lo que a su entender es una  familia feliz “Una familia feliz es una larga conversación que siempre parece demasiado corta”.
Francis Bacon añadió a esta felicidad necesaria una condición necesaria “Lo que falta aprender en las familias es que dentro no debe existir el poder”.

Este es mi mensaje amiga mía: Procurar ser felices y considerados unos con otros, sé que es el espíritu que te mece, me gustaría ser el brazo que puede ayudarte a dormir con el auténtico alivio que da el descanso.



                                               -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-






FUTURO Y PRESENTE



                                          FUTURO Y PRESENTE



¿O mejor sería decir presente y futuro?, prefiero dejarlo así como está, me acuerdo de una frase de Gustave Flauvert: “El futuro nos tortura y el pasado nos encadena. He aquí porqué se nos escapa el presente” Probablemente ese ha sido el motivo de porqué he escogido el tema en este orden, hay quién se siente torturado por el futuro, eso es seguro, creen que el futuro a causa de una enfermedad o de una circunstancia que se ve venir desde lo lejos, arruine sus objetivos.

Por otra parte el pasado nos encadena, siempre y cuando, ese pasado esté anclado en nuestro corazón de modo tal, que deje flecos en nuestro comportamiento pasado. Sí que atormenta vivir así, con la conciencia fuera de madre, con la certeza de habernos comportado mal, de haber pisoteado normas morales por falta de espíritu.
Yo tengo dudas razonables acerca de determinados comportamientos, nada más allá de lo normal, creo, cosas que son comunes a cualquier persona, con fallos comunes a todos, a veces idolatrando a quién tienes como referencia en tu vida, otras dejando de lado esta pequeña idolatría que creo, deberíamos tener todos por alguien, padres, hijos o esposos (as).

Eso es lo que hace que se nos escape el futuro. Mientras dudamos, nos entretenemos en reflexionar en estos asuntos que van más allá de nuestras limitaciones, no podemos encadenar las cosas y sucesos como nosotros queremos, por lo menos, no siempre es posible. Comenzamos a perder terreno, dejamos de ver el auténtico motivo de nuestra existencia, que es simplemente vivir y hacerlo a diario, con aciertos y fallos, mentiras y verdades. Sí mentimos, nos mentimos a nosotros mismos, y si lo hacemos con nosotros… ¿cómo no lo vamos a hacer con otros?, a diario hacemos y decimos cosas en nuestro propio interés, nos convencemos de que estamos en lo cierto y los demás se equivocan, que por hablar mejor que otros o expresarnos mejor, somos lo más, la quintaesencia del mundo.

El futuro ya ha pasado de moda, no se puede recobrar, ha pasado en el momento de terminar de escribir estas líneas, puede pasar cualquier cosa a partir de ahora, los infartos están a la orden del día, una visita rutinaria al médico puede hacer que salgamos habiéndonos diagnosticado un cáncer, y otros grandes enigmas que nos aguardan ahí afuera.
El futuro es un chasquido de dedos, después de haberlo hecho ya está pasado.
Presente y futuro son primos hermanos, forman parte de la misma familia, lo importante es saber afrontarlo, y hacerlo sonriéndole a la vida, sin demasiados afanes, sin demasiadas demandas por nuestra parte, lo que nos toque vivir hacerlo con ganas.

El premio no existe, a ninguno de nosotros se nos dará alabanza por eso, solo una palmadita en la espalda de vez en cuando, si es que alguien se da cuenta de nuestra andadura. Lo demás… no importa nada.



                                                -.-.-.-.-.-.-.-.-.-




martes, 21 de octubre de 2014

LA PACIENCIA ESPERA.



                                           LA PACIENCIA ESPERA



Una extraña cualidad esta de la paciencia, en un mundo que corre a la velocidad de la luz, donde todo va acelerado más allá de nuestras propias posibilidades, la paciencia se ve como una lenta tortuga, que parece no tener consciencia que queda poco tiempo, que hay que vivir aprisa. Para los más mayores, aquellos que pueden enseñarnos muchas cosas, sentados en el banco de una plaza cualquiera, un parque, o un bulevar, cuyo reloj parece haberse retrasado, porque aparentan vivir en otra época, me aleccionan de lo contrario.

Cuando era joven no se vivía así  -me dicen-, la vida era de otra manera, también he sido joven ¿sabes?, y bien parecido que era, las chicas de mi pueblo o ciudad, llámale como quieras, esperaban presumiendo a que llegáramos del campo con nuestras cosas, montados sobre mulas o carros, no sobre estos autos automáticos de ahora como los que lleváis vosotros. No podíamos presumir de nuestros burros o mulas, solo teníamos nuestro ánimo, nuestra presencia y nuestras ganas de pretenderlas. Pero con veinticinco años éramos jóvenes todavía, había que tener paciencia, el cortejo primero con permiso de los padres, después un noviazgo como dios manda, y entre tanto si uno podía y ella quería… pues aprovechábamos algún rincón del campo o alguna salida de los padres para usar sus aposentos.

Entonces ¿cuánto se solía esperar hasta el matrimonio?   Huy eso dependía de la familia, hasta que no había acuerdos definitivos, podían pasar un par de años más.
¡Madre mía… cuanta espera!
No hombre que va, conforme se acercaba el tiempo de la boda, todo el mundo esperaba con más ilusión, era el fruto de la paciencia. ¿Tú has estado alguna vez en el campo cuidando manzanos o vides?   No ¿por qué lo pregunta?   Pues porque es lo mismo, que cuando uno se casa, primero salen los brotes verdes, después la flor y con el paso de los meses sale el fruto, que además hay que dejar madurar hasta que se puede comer, hincarle el diente.

El hombre con el que hablaba, tenía una sonrisa permanente en los labios, había enviudado hacía años, pero por su forma de hablar, se podía adivinar cómo estaba disfrutando de aquellos recuerdos, de aquella paciencia casi infinita que supongo tuvo que mantener viva hasta casarse con su mujer y tener descendencia.   ¡Todavía extraño mi tierra, y eso que es de secano todo!, costaba cuidar las plantas y la fruta, acarreamos agua desde una balsa de lluvia para poder regarlo todo, allí me dejé el alma. Cuando volvía a casa de noche y veía a mi mujer, sentada al lado del fuego, zurciendo calcetines o haciendo calceta, se me quitaban los males, ¡ya estoy en casa mujer mía…!, se levantaba corriendo y me ayudaba a desnudarme para echarme encima dos o tres cubos de agua caliente. Va, no sé por qué te cuento esto, si tú no puedes comprender lo que era aquello…

Levanté la vista un momento y miré a mí alrededor, todo el mundo corría, colas en los bancos y cajas de ahorro, gente que se atropella con los carritos de la compra mientras miran los móviles, coches que tocan el claxon porque a un conductor le cuesta maniobrar para aparcar marcha atrás…    ¿Lo ves, te das cuenta…? en un sitio así, la gente vive menos que en un pueblo, acaban con el corazón destrozado al terminar el día, luego llegan a sus casas y a la más pequeña chispa que salta ya hay pelea, lo digo por propia experiencia, en casa de mis hijos pasa lo mismo, vivo con uno de ellos, casado y con un hijo de siete años. Cuando pasa por la puerta me escondo  -el hombre ríe-, no quiero estar delante cuando entra por el pasillo, luego, al rato, salgo y lo saludo, cenamos y me voy a escuchar música a mi cuarto.

Esa es mi rutina, llevar a mi nieto al colegio de aquí al lado, recogerlo, comer, echarme una pequeña siesta, llevarlo de nuevo al colegio y luego recogerlo llevándole la merienda, nos vamos a los columpios un rato, charlo con los amigos del Casal y después, antes de que anochezca para casa. ¿Qué hago siempre lo mismo? sí es verdad, algunas veces acompaño a mi nuera a comprar al mercado o me voy con los amigos de excursión a alguna salida con autobús, pero son las menos las veces que salgo. Vivo mucho del recuerdo de mi vida pasada ¡fue tan buena, tan fructífera, tan sana…!

Miro sus ojos de frente pero el hombre los entorna, seguro que está soñando despierto, me lo imagino cavando con la azada, arrancando malas hiervas de entre las espigas cuando son pequeñas, abriendo y cerrando las barreras de tierra que hacen los labradores, para repartir el agua por todo el campo. Con paciencia, esperando pero trabajando, sin quedarse parado mano sobre mano, a la expectativa del fruto que puede o no que salga. La labranza tiene estas cosas, cae una granizada y lo echa todo a perder, arráncalo todo y vuelve a plantar, y así año tras año, unas veces la tierra produce lo indecible, y otras, las tormentas o las sequías lo echan todo a perder.

Pero la paciencia es la clave me dice el hombre, hay que saber esperar aunque a veces el que  espera desespera, ya lo ves.




                                                     -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-

RESUMEN


                                                  RESUMEN



“Haber caballeros resuman ¿quién comienza?” En el aula no levantaba la mano ni dios que bajara del cielo.  “Venga señores que no tenemos todo el día…”. ¡Aaachusss!,  uno que está resfriado; el maestro se vuelve a él y le dice bajando la cabeza hasta el oído del alumno…  “No me vengas con hostias… que te pego un palmetazo que se te pasa de golpe el próximo estornudo”.  El alumno levanta la mano “Señor, es verdad que estoy resfriado, no he estornudado porque sí, señor”.
¡Menudo palmetazo le ha dado en el brazo…!  “Siéntese cojones, ya”.

Desde esa época de colegio, con la severidad con que me trataban, nos trataban mejor dicho, aprendí a resumir otras muchas cosas de la vida. Por ejemplo que no se puede tener todo, que mucha gente se acerca a uno con el fin de sacar algo de ti, que no todos los hermanos de los mismos padres son igual, que siempre hay algún preferido. Si preguntas a los padres te dicen que no, que ellos los quieren a todos igual pero no es cierto, siempre hay preferencias, ¡que sí que te lo digo yo, que estoy cansado de verlo en mi casa con mis otros hermanos…!

De esta manera, pasados los años y la vida, vas aprendiendo a resumir, a tu manera. En este asunto de hacer resúmenes de los acontecimientos que nos rodean, sean estos buenos o malos, cada cual tiene su propio criterio, somos autodidactas, nos gusta aprender solos, no porque otros nos lo manden, como el maestro y la regla en la mano.
Tenemos nuestros criterios y sin que nadie pregunte la opinión a otro…  “Oye te lo digo como amigo tuyo que soy…, esta tía creo que se está aprovechando de ti, no es por nada”. Y con este rollo terminas por tener mil consejeros que te dicen más o menos lo mismo con la mejor voluntad posible, aunque el resultado de sus opiniones, te afecten de determinada manera. En el fondo, ¿a ellos que más les da lo que termines pensando tú? Nada, un carajo, te lo dicen y punto, claro que ¡cómo te quieren tanto…! te lo tienen que decir, y si tomas la decisión contraria a la opinión que te han dado, resumen, eres un pringado, un tonto de baba.

¡Cuántos jueces  sin título, cuánto talento desperdiciado…! con tanta gente que sabe, resumir la vida de los demás, ¿para qué queremos jueces?
Si el hecho de ser seres humanos, nos da derecho a opinar a ciegas, desconociendo circunstancias, pactos, atenuantes y otros compromisos que han hecho las dos partes, dejémoslo y vayamos a cosas más importantes. Será que no tenemos bastante, si lo más probable es, que no sepamos resumirnos a nosotros mismos, mirándonos dentro del corazón, que es la fuente de la vida, y de paso, de deseos insensatos.
En determinadas circunstancias de la vida, nuestros seres más queridos, nos ayudan, nos apoyan, nos dan sus pareceres y esto de por sí es bueno. En cambio cuando apostamos por caminos diferentes, y por el motivo que sea, uno de los dos toma una decisión diferente, comenzamos a dudar, a querer que todo sea igual que antes, aunque nos separe un mapa lleno de kilómetros.

Eso no puede ser así, por mucho que se empeñe el decisor, las pautas han cambiado.   “No hay motivos para dudar, sé que será lo mismo que antes, debo confiar…”, pero esa decisión que tomó en su día, ahora lo atormenta, lo deja en la cuerda floja, atravesando un precipicio y sin percha para mantener el equilibrio. Sin palabras le  dijo en su día que se marchara, que no puede haber trueque que valga, se lo dijo con la mirada, sin una palabra, esperando que el confinado tomara un camino y él lo tomó para no dañarla, todo se resumió a una acción; dejó que abriera la puerta y se fuera. ¿Lógica, que lógica?, aquí no hay lógica que valga…, aún así, sigue queriendo tener el control de la situación, y eso… no puede ser.

Es como querer tener a un esclavo sin cadenas, y esperar que haga aquello que quieras, en todo instante. El pretendido dueño de esta persona, quiere tener toda la baraja en la mano y jugar con todas las cartas, mientras los otros apuestan, el dueño de este ser humano, comienza a plantearle advertencias primero, después amenazas, y termina por salir al galope para ver donde se encuentra para castigarlo, castigarlo ¡por algo que el dueño mismo ha provocado…, es de locos! Lo tiene localizado, no le ha costado nada seguir sus huellas, insiste que vuelva a su lado pero a medias.
El cómo quiere llevar a cabo esto, es curioso, lo quiere tener a tiro de palmeta, por si estornuda sin que el maestro se de cuenta, no desea salir de su aula, son sus dominios, sus alumnos, son sus hijos, dicho de otra manera. Pienso en el interés que pueda tener ese hombre que ha sido desahuciado de la familia, de los compañeros de clase, al fin y al cabo, todos somos aprendices, hasta que la muerte se nos lleva por delante.

Se me ocurre que todo ser humano necesita compañía, quién a mí me ha dado la espalda, lo comparo a una tortuga marina, que pretende enseñar a volar a una gaviota, aunque en un determinado momento se encuentren en la playa, los dos frente a frente, mirándose a los ojos, la tortuga a ras del suelo y la gaviota con sus patas palmeadas, no se pueden decir nada, pertenecen al mismo sistema, forman parte de la fauna autóctona del lugar, pero la tortuga mueve la cabeza hacia los lados y le indica que siga su vida, la gaviota la sigue con la mirada, cuando la tiene lejos, a punto de sumergirse en el mar, emprende su torpe vuelo si es joven, si ya tiene sus años… ¿Qué consejos le puede dar la tortuga…?, ninguno, solo entra en el agua y nada, por el mismo mar que la gaviota se para a veces para alimentarse, solo eso los mantiene unidos, el mismo medio, el océano.

La ley dice en toda su amplitud, que cuando dos personas se casan, adquieren el compromiso mutuo, de amarse y respetarse hasta que la muerte los separe. Lógicamente, esto representa que lo mismo que las alegrías, las penas también se comparten, y eso es lo que ambos aceptan, hay que trabajar duro para que esto se pueda llevar a cabo, y sobre todo sinceridad, comunicación, respeto mutuo, cuando algo de esto falla, uno de los dos, tiene el derecho de quejarse cuantas veces sea necesario, con tal de reparar el daño causado. Si no se comparten estas inquietudes directamente con esta persona su igual, su esposo o esposa, y se deja que intervengan otras fuerzas extrañas, quién se condena así mismo, es quién no ha tenido el ánimo, la fuerza o el valor de denunciarlo.

El resumen de esta cuestión, como otros muchos conceptos de la vida, es que el dejar que los demás arreglen a su antojo tú jardín, hace que tus preferencias queden anuladas. De manera que… ¿a qué viene el quejarse, el dudar, las advertencias y o amenazas…? Gilbertr Keith Chesterton se pronunció al respecto de hablar de la familia: “Quienes hablan contra la familia no saben lo que hacen, porque no saben lo que deshacen”. En definitiva, no se espera que las familias sean perfectas, ese concepto no existe. El matrimonio, y en consecuencia la separación, se complementan por estar en polos opuestos, es una dicotomía. El Duque de Rochefoucauld lo explicó de este modo: “Con las familias sucede como con las cosas bellas, son más hermosas cuando están a medio hacer y tienen más brillo, que cuando son acabadas”.
Nadie tiene el derecho de interferir en la vida de otra familia, se descalifica a sí misma, y lo que es peor, con el tiempo, se recogen los restos de la desintegración de la suya propia, solo es cuestión de tiempo que esto suceda.



                                                    -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-










lunes, 20 de octubre de 2014

SOMBRA, QUERIDA SOMBRA



                                           UNA SOMBRA PERMANENTE



Siempre mirando hacia los lados, delante te veo mientras camino, detrás de mi espalda cuando vuelvo la cabeza. Eres tú, y yo, contigo, dentro del mismo mundo incierto, dibujando con diferentes colores, las mismas siluetas las mismas caras los mismos perfiles.

Se me antoja seguirte pero no me dejas, solo dejas que esté cerca de ti solo eso, pero es poco para mí, sabes muy bien que me perteneces lo mismo que yo a ti. Voy en constante inquietud, caminando con esa sombra permanente, tú y tus risas, tú y tus penas, tú y tus enfados, tú y sus consecuencias.

Llegas y me besas, no me alivian esos besos, porque siempre los llevo conmigo, siempre, como tú sombra, me abruman y desesperan. ¿Qué podría hacer para quitarte de encima de mí, para que no sigamos reflejándonos el uno al otro?

Llevo mucho suspirando, llorando una pena indefinida pero alegre por saberte viva, te siento, luego sigues ahí a mi lado, encima, detrás de mis pasos. Se me quiebra el pensamiento cuando me encanto pensando en ti, anochece en mi corazón cuando de pronto no te siento, siempre es cuando me duermo.

Temo no despertar y verte de nuevo, sentirte, olerte, suspirar, reír. Ligera cómo una pluma caminas, por eso te veo siempre cerca de mí, es por eso que se enciende de nuevo la luz de mi alma, resucito de noche aún, y ya siento tu sombra. El amor se me ha olvidado, no así la luz del cariño entrañable que siempre he sentido por ti, besos amables, esos sí que los considero, los siento como el rocío de la madrugada de esos inviernos fríos que sacian de vida los valles.

Trato de ser sincero, te quiero, pero si sigues a mi lado o tras mí sombra caminas, corres riesgos innecesarios. El camino que comienzo puede que te parezca cruel, desalmado, innecesario, nada más lejos de eso, me voy para no tenerte delante ni detrás, más bien lejos prefiero, antes de que sienta desde cerca. esa horrible distancia que nos separa.

Una máscara de presuntas voluntades movida por una maquinaria ciega, cerrada en un caparazón transparente, se hace patente cómo y porqué se mueve. Esas sombras que me acompañaban siempre ahora son cristales que me apuñalan, atraviesan el corazón y desangran el ánimo de vivir que tengo cerca de ti.




                                                      -.-.-.-.-.-.-.-.-  

EL TRABAJO



                                                 EL TRABAJO




Antes, hace años, cuando iba a trabajar lo odiaba, para llegar al trabajo tenía que cruzar media ciudad y todo eran semáforos. Comenzaba a las nueve en punto, que no se me ocurriera fichar dos minutos tarde porque el reloj entonces marcaba cinco minutos tarde, y si eso, se repetía dos o tres veces al mes, el jefe me llamaba la atención y me sancionaba, nos sancionaba, porque no era el único que tenía dificultades para llegar al trabajo.
Con la de imprentas que hay en Barcelona y fui a dar con la que estaba más lejos, en el quinto coño, al final de Santa Coloma. Ni te cuento lo que tenía que madrugar entonces, me levantaba a las 6 de la mañana para llegar al curro a las nueve, llegaba a casa que me dolían hasta las pestañas, no del trabajo solo, era de conducir horas, hasta poder regresar a mi hogar, claro, mi mujer me recriminaba que no estaba por los niños, que no la ayudaba en nada, no, si tenía la pobre, porque el pequeño es hiperactivo, además de todo el trabajo que dan de por sí los hijos. ¿Cómo la podía ayudar en la tesitura que me encontraba?, imposible, me quemé en cuatro días.

Fue recortar la plantilla y echar del trabajo a cinco que sobrábamos, según el jefe de personal, llegué a casa con la cabeza gacha, encontré a mi mujer haciendo maletas para irse a vivir con sus padres. Mi suegra se comprometió, según me dijo mi esposa, a hacerse cargo del pequeño y buscarle una escuela especial, cosa que en nuestro barrio no había. Su hermano pequeño, el de mi suegra, todavía tenía influencia en la Generalitat de Cataluña, había sido secretario del conceller de cultura. Mi suegro es un santo, ¡hay que ver lo que le visto aguantar a este hombre…! a veces cuando íbamos a comer a su casa, charlábamos de cosas de hombres, me decía, que cuando mi suegra era joven, cuando se enamoró de ella en Valencia, era lo más hermoso que había visto jamás, como mujer se entiende, un tesoro vamos, pero que ahora, después de años de matrimonio y de haber parido una hija consentida y maleducada, era otra persona.
Le decía a mi suegro, que la culpa la tenía yo por haberle arrebatado a su hija, ¿te lo puedes creer? Tanto me quería…
Claro que ahora, sin trabajo, y con los papeles del paro camino de la oficina de empleo, pensé que aunque no merecía este trato, esta extraña reacción sin sentido aparente, la culpa la tenía yo, si solo yo, ¿por qué?, por el curro que tenía. Comencé a despotricar contra mí mismo, que si no merecía esta familia que tenía, que me estaba bien empleado por gilipollas, por ir a trabajar tan lejos de casa… En honor a la verdad, de recién casados alquilamos un piso donde tenía el trabajo, tampoco era el caso de tirarlo por la borda, las circunstancias de la vida son las que son y basta, no las puede uno cambiar a su capricho siempre.

Al llegar a vivir en nuestro barrio gente de toda clase y procedencia, la cosa se puso chunga y mi mujer, porque yo trabajaba más horas que un reloj, se puso a buscar otro sitio más apropiado. Pagábamos un poco más de alquiler pero nos iba bien dentro de lo que cabe, lo que pasa es que estaba en el culo del mundo el trabajo, cuando comencé a contar el tiempo que me tiraba en el coche, he, nada del otro jueves, un cochecillo modesto, el gasto de gasolina y las horas que empleaba fuera de casa, la cosa se complicó, pero no había niños de por medio aún. Con el primer embarazo la cosa cambió, mi esposa comenzó a exigir más cosas, sobre todo tiempo, se encontraba sola, sus padres venían de vez en cuando sin embargo su madre le decía siempre que le estaba bien empleado, por casarse conmigo. Comenzó a verme como el burro de los palos, y cuando llegó el segundo ya ni te cuento.

¿Por qué me has dejado embarazada otra vez? ¡Coño…! pensé para mí, ya he cometido un pecado capital, cual ha sido no lo sé, pero he pecado seguro.
En fin… después de todo, lo que he pensado, es irme a vivir a otra parte, he localizado un pueblo, que está en la punta de una montaña, pero lejos, lejos, no creas. Siento mucho perder a mis hijos, ya se encargará su madre o su abuela, de contarles alguna historia sobre el canalla de su padre, de lo del paro, les pasaré lo que pueda. Pero pienso destruir el carné de conducir, el de identidad no que me hace falta, que si no… también lo haría añicos.
No me olvidaré jamás que sigo casado y con hijos, pero en la distancia pienso que seré un poco más digno, más consecuente con todo aquello que haga.

Les he escrito una carta a los míos, he cogido el coche de línea y me he acercado a una capital a doscientos kilómetros del pueblo donde vivo ahora, he escrito en el remite la dirección de una calle cualquiera, la he franqueado, código postal y a correr, he pasado el día allí, he comprado cuatro cosas que me hacen falta y he cogido el autobús de nuevo al pueblo. Les cuento que los quiero mucho, que los echo de menos, que están en mejores manos que las mías, y que no se preocupen por mí que tengo un trabajo nuevo y voy tirando. Termino diciéndoles de nuevo que los quiero a los tres, que a lo mejor un día nos encontramos de nuevo.

Ahora que lo pienso, no sé si todo esto ha ocurrido por culpa del trabajo o la falta de él.




                                                -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-


NO ESTOY



                                                    NO ESTOY



-Siempre igual este Ramón, tiene unos huevos que se los pisa. ¿Te das cuenta…? dice que no está y contesta él mismo desde dentro del piso.
-A lo mejor es que no quiere ser molestado.
-Que se joda, a mí viene a tocarme los huevos cada vez que quiere y no le cierro la puerta.

Desde el interior se escucha… -Tienes razón pero es que yo, todavía no te la he abierto, de modo que no te la cierro; no te la abro, que es diferente.
-¿Y por qué no?
-Porque ahora no quiero, estoy ocupado y no puedo recibir a nadie.
-¿Con quién estás…?
-Con tu abuela.
-Eres un fantasma y un mal amigo.
-Si soy un fantasma no me oirías y si soy mal amigo ¿a qué vienes…?
-Será porque tengo algo que decirte, y además es importante. Abre y te lo digo.
-Que no estoy te he dicho, cojones. Si tienes algo que decirme dímelo y veré si merece la pena que te abra la puerta.
-Traigo a un amigo que te quiere proponer un negocio de puta madre.
-No gracias, no estoy para negocios y mucho menos para socios. Ya he tenido uno y con la experiencia que he tenido con él me basta y me sobra.
-¿No hablarás de nuestro negocio…?
-¡Mira oye, resulta que el colega nos ha salido adivino! Ves a cagar anda.
-Mira que eres rencoroso Ramón, la gente cambia hombre…
-Ya, que me vas a contar a mí… el problema es que en tu caso, cambias siempre a peor.

-Ya te lo decía yo  -comenta con el amigo con quién ha venido a visitarlo-, este es duro de pelar.
-Pues nos vamos y buscamos a otro.
-No, ni hablar de esto hasta que Ramón escuche lo que tengo que decirle.

-Oye Ramón ¿estás ahí todavía?
No se escucha ruido alguno. Esperan un poco más, pulsando el timbre de vez en cuando.
-No sé si te has dado cuenta pero soy tu amigo Sandro, el que te sacó de más de un apuro en su tiempo. No me gusta recordártelo pero en cierto modo me debes la vida tío.
-Ya te la pagué cuando te quedaste con el millón que dejaste a deberme. ¡Anda ya chantajista de mierda!
-¿Y cuándo te presenté a Aurora que, qué me dices de eso?
-A sí, es verdad… quieres decir la que después de dos semanas de comenzar a salir conmigo, te la llevaste a tú casa borracha y te la cepillaste. Si ya me acuerdo, ya.
-¡Vaya memoria tienes…!
-Más que tú, que la tienes de pez. Oye en serio, no estoy para nada ni para nadie, ven dentro de veinte o treinta años a verme, entonces ya veremos.
-No lo dirás en serio…
-Si vieras como me estoy riendo…, más serio no puedo estar.
-Vale siendo así que te vaya bonito, que no te quiero ningún mal, amigo mío.
-Amigo de conveniencias ¿vale?, así por encima cuento que hace cosa de cinco años que no sé nada de ti. Y ahora llega Sandro a proponerme un negocio de los buenos, con un colega que no conozco… seguro que piensas que soy idiota, pues mira no, ya he espabilado un poco. Hasta nunca amigo.



                                                 -.-.-.-.-.-.-.-.-.-