AVISO
A LOS GANADORES
Tener
la suerte de cara, no os convierte en ganadores, todo lo contrario; para ser
ganador hay que saber ganar y saber perder, ese es un ganador.
Quien
quiera decir lo contrario, contradice el sentido de la lógica, más temprano que
tarde se da cuenta de que las jugadas que para él han sido motivo de gozo, son
ahora un motivo de desgracia, desgracia ajena. El mal ganador es quién pretende
engañarse a sí mismo, de haber obtenido determinada ganancia siendo la cabeza
de turco que va a cargar con la desgracia ajena.
El
juego como todo en la vida, se juega a diferentes niveles, todos jugamos, no
hay excepciones, los jugadores tienen diferente condición, los hay que están acostumbrados
a hacer trampas y ganan o pierden. Otros van de legales, también son jugadores,
todos desde que nacemos lo somos de un modo u otro. Estos últimos tienen toda
la apariencia de ser cándidos, a veces ausentes de las cosas y asuntos de la
vida, y puede que así sea de algún modo, pero no por eso se les debe confundir
con idiotas. No, ser idiota es diferente, un idiota es un alelado, alguien que
no espera nada de la vida, pasa como una sombra, un empobrecido de espíritu.
Los
presuntos ganadores presionan, esperan alguna reacción a las provocaciones, y cuando no encuentran
excusas, y se dan cuenta que el contrario no quiere enfrentamientos que lleven
a mayores, amenazan. Aviso a esos ganadores…
¡Cuidado que lo perderéis todo…, que tendréis que cargar con las consecuencias
de vuestros actos, de vuestras trampas! De los errores no, ¿ves?, eso es
diferente, si alguien se equivoca, se puede rectificar, sin embargo, cuando
alguien va haciendo trampas siempre, o lo tiene por costumbre…, al final las
paga.
La
culpa la tiene esta lengua nuestra, que ligero músculo, que debería usarse
bien, para lo bueno, para la alabanza, la alegría, la risa, el buen yantar. Pero
se conoce que tan pequeña como es, en proporción al resto de músculos del
cuerpo, necesita andar mordiendo no solo comida, necesita hablar, además, para
eso está hecha claro está, pero el problema es, que no hablamos solo lo
imprescindible, lo auténtico, lo hermoso o constructivo, nos gusta mezclar las
cosas, personas y acontecimientos, gozamos haciendo comparaciones odiosas,
hasta degradando a la gente.
Y
todo esto obedece, a la consigna de los ganadores, a los taures del falso
conocimiento de las personas, a la falta de sentido que algunos encuentran en
su propia vida. Muchos arguyen que esto se ha hecho siempre, sin embargo, no es
excusa, para hacer daño por hacerlo.
Aviso
a los ganadores, guardaros bien vuestras prendas, sin saber cuándo ni cómo,
algún día que no esperáis os levantarán la camisa, os dejaran en una cuneta
desnudos, eso… si tenéis suerte.
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