LLEGÓ LA HORA
Para
todo hay un tiempo bajo el sol, tiempo de esparcir y tiempo de recoger, tiempo
de sembrar y tiempo de recoger la cosecha…, lo dice la Biblia, al margen de
cómo se quieran aplicar estas palabras a nivel religioso, es absolutamente
cierto, para todo llega la hora, amores que se desenamoran, se separan y se
desconciertan.
Muchos
de ellos se mantienen unidos por temor al futuro, otros por conveniencias, aun
otros por no querer dar un paso, la separación, que refleje una mala imagen de
determinada realidad. Ya son mayores, no quieren tener problemas o
sencillamente, uno todavía ama al otro de forma total sin ver defecto alguno en
su pareja.
A
mí me ha llegado la hora de la
despedida, no me resigno a vivir del modo que lo he hecho en los últimos
tiempos. Reconozco que siempre he sido una persona precipitada, quizás me
equivoque en este caso también, lo he razonado con ella, la amo, en
consecuencia no le quiero ningún mal todo lo contrario, es ella la ha escogido,
recuerdo la extraña circunstancia que la llevó a decidirse y como no podía ser
de otro modo escogió lo que es suyo. No hay argumento alguno para recriminarle
nada, la vida nos puede más que nosotros a ella, el tiempo siempre corre a
favor del viento que lo empuja.
No
está muy disgustada por la decisión que tomo, no se ha opuesto, no me pone
traba alguna, me dice que haga lo que
quiera, que soy dueño de mi vida. Si el caso fuera el contrario, me cosería a
su cintura o un pliegue de su falda, la obligaría a que me echara de su lado,
lucharía por ella con las manos desnudas, cómo Sansón contra el león, y después
de vencer me mostraría como su trofeo. Sé que aunque sabe apreciarlo, no puede
manifestarlo, su vida y su modo de pensar, se circunscribe a un estrecho
círculo que la mantiene ocupada y que la quieren desde lo más profundo de su
alma.
Así
pues las cosas, no tengo más remedio, que descoserme de ella. Argumentar con
lógica sobre este asunto es inconveniente, puede que sea lógico, pero ella, por
más que pudiera mostrarle, sufriría más, sería una esclava entre dos mundos,
uno de incomprensión, el otro de calma pura, la que ella respira cuando está
junto a su embalse con los suyos, todo es tranquilidad y paz cuando está allí.
¿Por qué inquietarla con más desalientos, con inquietudes que la llevan a mal traer?
A estas alturas de la vida, uno no espera comprensiones de nadie, todos nos
hacemos viejos, y en consecuencia, un poco egoístas, sin quererlo, es cierto,
esa es la razón por la que llega la hora de la despedida.
Al
principio de nuestra separación dudaba, le dije que para mí no cambiaba nada,
que la protegería, que seguiría siendo la misma para mí, pero por mucho que
trate de convencerme, sé que llegará el momento, en que esta separación
disolverá esta extraña mezcla de sentimientos, la distancia, el cambio de vida,
su ausencia en el tiempo, el olor de su piel fresca y suave, se perderán dentro
de esa compleja maquinaria de la mente. No sé qué pasará entonces, lo que
quiera que suceda se lo diré, siempre le he contado mis inquietudes, mis
batallas interiores que no son pocas, mis torpezas, pero igual que todo esto
tuvo un comienzo, tuvo un final. Dudo que todos los de su alrededor juzgaran
que era sincero, cuando le contaba estas cosas, el hecho de no contarme ella su
reacción, me hizo pensar desde hace mucho, que había algo más que le impedía
reaccionar para conmigo.
Creo
con todo convencimiento, que lo que la ha acercado a mí aun estando separados,
es que mira con buena razón otros intereses, el dinero, absurda atadura esta,
frágil y engañosa, que corrompe nuestros sentimientos hasta el punto, de dar
por sentado, que vale la pena conservarlo a cualquier precio. Si tengo que
engañar engaño, y si tengo que mentir miento, si tengo que abrazar abrazo, y si
tengo que besar beso, con más o menos agrado, con más o menos ganas, con más o
menos sentimientos, porque los sentimientos como muchas otras emociones son
volubles, están escondidas hasta que un día nos enternecemos y lo damos todo por
la otra persona, todo menos alguna que otra cosa que no se puede dar así como
así, para eso habría de haber mucho más dinero de por medio.
Por
eso obligadamente llegó la hora, la fuga, la huida hacia lo desconocido,
alguien estará esperando en otro puerto, a que llegue la nave de este necio,
eso es seguro, sin embargo tengo asumido, que puedo terminar anclado en algún
momento, en cualquier parte indeseada, creo que es fruto del optimismo que
busco en otros, de encontrar un lugar donde nadie me organice nada, todo lo mío
lo tengo resumido a una sola cosa, me digo a mí mismo… “Sobrevive hermano, solo
eso se espera de ti, el resto está en manos de las circunstancias que no
dominas, ve, anda y comienza de nuevo el camino”.
Querida
mía, te pido que si algún día merezco que me llames necio, lo hagas sin miedo,
solo eso necesito, que de una vez por todas me digas lo que piensas de mí, solo
eso. Llevo mucho tiempo esperando a que lo hagas sin miedo.
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