lunes, 13 de octubre de 2014

BALADAS SIN FRONTERAS



                                           BALADAS SIN FRONTERAS




La llamé una tarde que estaba en casa y me sentía realmente solo, mi cuerpo no respondía a los impulsos que el corazón le mandaba para tener algo, alguien a quién decir algo. Para ese tiempo, vacío de sentimientos y lleno de discursos propios que me justificaran a tomar una decisión, escuchaba mucha música blues, languidecía con ella.

Hacía muy poco que acababa de comprar un C.D de Gary Moore, respondía estos momentos de quebranto interno que tenía en estos momentos. Descolgué el teléfono y la llamé, sabía que a esta hora estaría en su casa en compañía de alguno de sus hijos, su marido llegaba bastante más tarde, trabajaba lejos.
Hola, ¿Qué tal, cómo estás?   ¡Hola! ¿y tú?   Pues mira con unas ganas de volver a verte que me muero. En mi equipo estéreo sonaba la música de Gary Moore, siempre he sido un poco especial para escuchar música, aunque tenga que levantar la voz al hablar con alguien, la música siempre fuerte, a un buen volumen.

Hacía poco que nos habíamos reencontrado, después de años sin hablarnos por diferentes circunstancias, volvimos a establecer contacto y ambos estábamos felices de estar en aquella situación de impostura, de adulterio y en consecuencia de falta de auténtico cariño.   Que música más bonita ¿quién es el que toca?   Es un nuevo disco de Gary Moore, me gustaría que en silencio escucharas esta pieza que viene ahora ¿te parece?    Vale.   Dejé que el aparato vomitara las notas de aquella canción con el acompañamiento de la fabulosa guitarra de Gary, al terminar la canción que duraba tres minutos y cuarenta y cinco segundos volví a ponerme el auricular del teléfono al oído.   ¿Te ha gustado?   Mucho, es impresionante esta canción, entiendes de música, sabes elegir bien.   Si te parece, esta será nuestra canción, te la escribiré traducida al español, tiene mucho significado en nuestro caso, tan cerca, y tan separados a la vez.   Si, esa idea me gusta, una canción que sea una especie de clave cada vez que la escuchemos, tengo muchas ganas de verte.

Los años, las diferentes vivencias que teníamos entonces en nuestros respectivas casas, hicieron que nos encontráramos de nuevo, esta vez para vivir juntos. Después de todo nos ataban muchas cosas, además de esta preciosa canción nuestra, solo nuestra, al fin y al cabo, mucha gente se dedican canciones por la radio recordando determinado acontecimiento, y quién acostumbra a escuchar esta emisora en el trabajo por ejemplo, se siente identificado con la dedicatoria. Parece que esto, hace que se sientan más unidos.

Cuando estuvimos en nuestra propia casa, nos abrazamos y bailamos lentamente esa balada de Gary Moore, siempre ha sido identificativa de nuestro amor, aunque en honor a la verdad, antes de esta, siempre ha estado Paraules d`amor de Joan Manuel Serrat, claro, esta es la que nos dedicamos cuando teníamos dieciséis años, cuando nos conocimos, nadie le dijo al otro que esa era su canción, pero nuestras miradas se cruzaron cuando la escuchábamos con los amigos en un tocadiscos portátil Philips, creo recordar, que fue en una de las salidas al campo que hacíamos varios amigos cuando llegaba el buen tiempo. Pasábamos las horas jugando a saltar a la comba, bañarnos en la playa, ir a una piscina en San Andreu de la Barca.

Ahora recordábamos todo esto, sin prisas, de forma calmada, en nuestro espacio, evocábamos las circunstancias que nos llevaron a dónde estábamos ahora, nuestra meta, nuestro propósito, con toda una vida por delante, llena de incertidumbres sí, pero nuestra al fin y al cabo. Lo pasamos bien, muy bien, nuestra relación siempre ha estado basada en la sinceridad y la franqueza, eso nos ha mantenido más o menos a flote, en lo que se refiere al cariño mutuo y el respeto.
La vida ahora bifurca nuestros caminos de nuevo, nuestra balada siempre será nuestra, siempre sonará dentro de nuestros corazones, como una canción nueva, por lo menos en lo que a mí respecta, ella la recordará de otro modo, fue la receptora de la llamada que le decía que escuchara.

Eso no significa que le dé menos importancia, pero soy yo quién tiene el disco y quién lo escucha con más frecuencia, ella es más de televisión, de programas que a mí ni siquiera se me ocurren ver, los encuentro, humillantes, y cómo se da en llamar en algunos ambientes, televisión basura. No soy un intelectual ni mucho menos, me recreo en la lectura, el estudio y la escritura de poemas y relatos, de cuentos y reflexiones, todo esto me llena.
Me faltará ella que ha hecho una elección a la que yo no puedo ponerle impedimento alguno, no soy nadie para juzgar los actos de nadie, ni siquiera de mi esposa, la sigo amando a pesar que desde mi punto de vista se equivoca en la decisión se ha equivocado. No se ha preocupado en escoger una postura equilibrada, eso me duele mucho, pero… la amo, jamás podré dejar de pensar en ella.

Esa balada que marcó un punto de inflexión en nuestra determinación para estar juntos para siempre, será siempre mi bandera. La defenderé sin soldados ni caballeros que me protejan, poco podrían hacer para lograr que dejara de pensar del modo que lo hago ahora. Me sigue conmoviendo ir de su mano de vez en cuando, estamos haciendo los últimos preparativos para que me separe de su lado, me acompaña a hacer compras de algunas cosas que debo llevarme a mi nuevo hogar, más que un hogar, será una casa, un techo donde vivir, sin ella no puede ser más que eso.

Pero esa balada…, siempre estará en nuestros corazones como el punto de partida de nuestra irrazonable relación.



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