BALADAS SIN FRONTERAS
La
llamé una tarde que estaba en casa y me sentía realmente solo, mi cuerpo no
respondía a los impulsos que el corazón le mandaba para tener algo, alguien a
quién decir algo. Para ese tiempo, vacío de sentimientos y lleno de discursos
propios que me justificaran a tomar una decisión, escuchaba mucha música blues,
languidecía con ella.
Hacía
muy poco que acababa de comprar un C.D de Gary Moore, respondía estos momentos
de quebranto interno que tenía en estos momentos. Descolgué el teléfono y la
llamé, sabía que a esta hora estaría en su casa en compañía de alguno de sus
hijos, su marido llegaba bastante más tarde, trabajaba lejos.
Hola,
¿Qué tal, cómo estás? ¡Hola! ¿y tú? Pues mira con unas ganas de volver a verte
que me muero. En mi equipo estéreo sonaba la música de Gary Moore, siempre he
sido un poco especial para escuchar música, aunque tenga que levantar la voz al
hablar con alguien, la música siempre fuerte, a un buen volumen.
Hacía
poco que nos habíamos reencontrado, después de años sin hablarnos por
diferentes circunstancias, volvimos a establecer contacto y ambos estábamos
felices de estar en aquella situación de impostura, de adulterio y en
consecuencia de falta de auténtico cariño.
Que música más bonita ¿quién es el que toca? Es un nuevo disco de Gary Moore, me gustaría
que en silencio escucharas esta pieza que viene ahora ¿te parece? Vale.
Dejé que el aparato vomitara las notas de aquella canción con el
acompañamiento de la fabulosa guitarra de Gary, al terminar la canción que
duraba tres minutos y cuarenta y cinco segundos volví a ponerme el auricular
del teléfono al oído. ¿Te ha
gustado? Mucho, es impresionante esta
canción, entiendes de música, sabes elegir bien. Si te parece, esta será nuestra canción, te
la escribiré traducida al español, tiene mucho significado en nuestro caso, tan
cerca, y tan separados a la vez. Si,
esa idea me gusta, una canción que sea una especie de clave cada vez que la
escuchemos, tengo muchas ganas de verte.
Los
años, las diferentes vivencias que teníamos entonces en nuestros respectivas
casas, hicieron que nos encontráramos de nuevo, esta vez para vivir juntos.
Después de todo nos ataban muchas cosas, además de esta preciosa canción
nuestra, solo nuestra, al fin y al cabo, mucha gente se dedican canciones por
la radio recordando determinado acontecimiento, y quién acostumbra a escuchar
esta emisora en el trabajo por ejemplo, se siente identificado con la
dedicatoria. Parece que esto, hace que se sientan más unidos.
Cuando
estuvimos en nuestra propia casa, nos abrazamos y bailamos lentamente esa
balada de Gary Moore, siempre ha sido identificativa de nuestro amor, aunque en
honor a la verdad, antes de esta, siempre ha estado Paraules d`amor de Joan
Manuel Serrat, claro, esta es la que nos dedicamos cuando teníamos dieciséis
años, cuando nos conocimos, nadie le dijo al otro que esa era su canción, pero
nuestras miradas se cruzaron cuando la escuchábamos con los amigos en un
tocadiscos portátil Philips, creo recordar, que fue en una de las salidas al
campo que hacíamos varios amigos cuando llegaba el buen tiempo. Pasábamos las
horas jugando a saltar a la comba, bañarnos en la playa, ir a una piscina en
San Andreu de la Barca.
Ahora
recordábamos todo esto, sin prisas, de forma calmada, en nuestro espacio,
evocábamos las circunstancias que nos llevaron a dónde estábamos ahora, nuestra
meta, nuestro propósito, con toda una vida por delante, llena de incertidumbres
sí, pero nuestra al fin y al cabo. Lo pasamos bien, muy bien, nuestra relación
siempre ha estado basada en la sinceridad y la franqueza, eso nos ha mantenido
más o menos a flote, en lo que se refiere al cariño mutuo y el respeto.
La
vida ahora bifurca nuestros caminos de nuevo, nuestra balada siempre será
nuestra, siempre sonará dentro de nuestros corazones, como una canción nueva,
por lo menos en lo que a mí respecta, ella la recordará de otro modo, fue la
receptora de la llamada que le decía que escuchara.
Eso
no significa que le dé menos importancia, pero soy yo quién tiene el disco y
quién lo escucha con más frecuencia, ella es más de televisión, de programas
que a mí ni siquiera se me ocurren ver, los encuentro, humillantes, y cómo se
da en llamar en algunos ambientes, televisión basura. No soy un intelectual ni
mucho menos, me recreo en la lectura, el estudio y la escritura de poemas y
relatos, de cuentos y reflexiones, todo esto me llena.
Me
faltará ella que ha hecho una elección a la que yo no puedo ponerle impedimento
alguno, no soy nadie para juzgar los actos de nadie, ni siquiera de mi esposa,
la sigo amando a pesar que desde mi punto de vista se equivoca en la decisión
se ha equivocado. No se ha preocupado en escoger una postura equilibrada, eso
me duele mucho, pero… la amo, jamás podré dejar de pensar en ella.
Esa
balada que marcó un punto de inflexión en nuestra determinación para estar
juntos para siempre, será siempre mi bandera. La defenderé sin soldados ni
caballeros que me protejan, poco podrían hacer para lograr que dejara de pensar
del modo que lo hago ahora. Me sigue conmoviendo ir de su mano de vez en
cuando, estamos haciendo los últimos preparativos para que me separe de su
lado, me acompaña a hacer compras de algunas cosas que debo llevarme a mi nuevo
hogar, más que un hogar, será una casa, un techo donde vivir, sin ella no puede
ser más que eso.
Pero
esa balada…, siempre estará en nuestros corazones como el punto de partida de
nuestra irrazonable relación.
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