MARISOL
Apareciste
ante mí un día de sol, pocas cosas me sorprenden ya, son años los que llevo
andados por sendas intransitables, por caminos llenos de falsos ídolos.
Ese
día, caluroso pesado como lo son todos los veranos de costa, me presentaron a ti
Marisol, los hoyuelos de tus mejillas cuando te acercaste para darme dos besos,
tu olor y tu porte, me decían interiormente que eras una mujer encantadora.
No
sé de donde saqué el ánimo necesario, para rendirme al peso de esa mirada distraída
y constante, que esparcías cual si de flores se tratara a todos los que a tu
alrededor estábamos, en mi caso admirándote.
Son
sensaciones que uno tiene y que se quedan ancladas como una nave en mitad del
mar, con un ancla grande. Pensé en un millón de cosas que la vida me regala a
diario, entre ellas tu compañía, por un instante pensé interiormente… “También
es mía, por lo menos como amiga”.
No
tardé en darme cuenta de lo sensible que es tú corazón, a base de amasar tu
cuerpo en un masaje inolvidable, descubrí que la pureza siempre tiene las mismas
raíces, la disposición de ayudar y dejarse ayudar por otros. Somos simples
peonzas del azar, todos sin excepción, y por ello recibimos destinos distintos.
No quiero caer en vanidades absurdas, en preguntas que no tienen respuesta
alguna, aun así me pregunto a menudo, aunque quizás para ti no tenga
importancia, ¿Qué aré lejos de la costa, lejos de mis amigos?
Es
una pregunta estúpida, puede que así sea, pero la caprichosa circunstancia que
a todos nos ata de una manera u otra, me dice que habré de padecer, por las
mañanas, que para mí a menudo son madrugadas, te echaré de menos, seguro, pues
en ti Marisol en quién pienso, desde el día que te conocí. Tengo la agenda con
algunos nombres de mujeres que significaron algo en mi vida, pero… a ti te
tengo tan cerca…, eres como el reclamo del bosque cuando llegan las alimañas,
avisas a todos los habitantes de tu entorno sin reclamar nada para ti.
Que
los cielos se hundan sobre mí si miento, el mundo te necesita, te necesita cual
eres tú, sin prisa, despacio pero sin olvidar la responsabilidad que tienes.
Sabes mejor que yo cual es; tratar de vivir mejor, sin depender de nada ni
nadie, plantándote en tu lugar, lo tienes, igual que lo tenemos todos.
Marisol,
sé que te respetas a ti misma, nadie te va a ayudar mejor que tú, no cedas ante
intentos furtivos de reconciliaciones maliciosas, es así como funcionan los
traidores y las gentes de mala fe.
Te
quiero como amigos que somos, siento por ti afectos nada fáciles de explicar, están condicionados a lo que seas capaz de
hacer tú. Por lo demás puedo decir a voz en grito, que eres una de las más
hermosas mujeres que he conocido en los
últimos tiempos, entendiendo por hermosura, a toda esta gran Marisol que
conozco.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario