jueves, 23 de octubre de 2014

LA AGUJA EN EL PAJAR



                                              LA AGUJA EN EL PAJAR



Para eso hace falta tener un buen conocimiento de aquello que se busca, luego, en la medida de lo posible, disponer de las cualidades prácticas para encontrar el objeto.
Confucio pensaba que “El verdadero conocimiento es saber la magnitud de la propia ignorancia”. Sin duda alguna, no iba desencaminado, cuanto aceptas un reto con ligereza sin saber a qué te enfrentas ¿cómo vas a resolver los posibles contratiempos que surjan?, lo más probable será el fracaso.

Naturalmente, lo contrario hace que uno antes de decidir aceptar la apuesta, observe con mucho cuidado, la pila de paja primero, después, ver con sus propios ojos que se pone la aguja en el pajar.

Como es lógico, eso es solo una ilustración  -la de la paja y la aguja-, pero se puede extender a todos los procesos por los que uno tiene que pasar en la vida. ¿Cuántas veces sino hemos escuchado este lema tan nombrado…? “Esto es más difícil, que encontrar una aguja en un pajar”. Bien, la paja sobra, y si debe encontrase la aguja, no hay más remedio que hacer una de estas dos cosas. Quemar la paja hasta que aparezca la aguja, o bien tener mucha paciencia, e ir apartando la paja con sumo cuidado, hasta que parezca la aguja.

En el caso que nos ocupa, no podemos tratar el asunto con frivolidad, no, es de la vida de lo que estamos hablando, de nuestra vida, de encontrar los parámetros concretos que nos deben llevar, a ser posible, al éxito. Depende del ideario que cada cual tenga elige un modo u otro de llevar a cabo la búsqueda, no es cuestión de buscar consejos para todo lo que uno debe hacer en el transcurso de su existencia. Se nos enseña en la escuela, allí se nos educa en lo elemental, en la teoría, el ser humano no puede hacer más que eso, lo demás, la práctica, se aprende acertando y equivocándose en las decisiones que toma.

No debería asustarnos ni deprimirnos el fracaso, está calculado en el orden de la vida, siendo que el tiempo, sean semanas, meses o años los que tengan que transcurrir, no hay más remedio, que seguir buscando la aguja en el pajar. Eso es significativo y hasta puede parecer imposible de hacer, sin embargo no es cierto, cada cual, cada uno de nosotros, distintos en nuestra condición y separados de todos por características especiales que nos distinguen  -tenemos huellas inigualables-, nos indican de por sí, que cada cual tiene la responsabilidad de encontrar el método de buscar la aguja sin quejarse.

Llámese reto, competencia, apuesta, todos estamos en la misma tesitura, y nadie debe ni puede, echarnos una mano en esta búsqueda. Decimos y hacemos cosas, que pueden marcarnos para siempre, pero el tiempo sigue corriendo a nuestro favor; si queremos ver que corre en nuestra contra, es que estamos en el ojo de un huracán que nos lanzará contra cualquier paraje desconocido, iremos a parar ve a saber dónde.
La cuestión pues, dicho esto, es que no debemos subestimarnos, que debemos exprimir nuestras cualidades, vivir como si este nuevo día que amanece, fuera el último de nuestra existencia. Comeremos, beberemos, diremos i oiremos cosas, nos mentiremos a nosotros mismos o a otros, reiremos o lloraremos, pero todo en conjunto, viene a ser lo mismo, todo está en la misma copa.

Vale la pena el esfuerzo de buscar la aguja en el pajar, si está allí, asunto que hemos visto antes de empezar a buscar, la encontraremos, puede que no al tiempo que nosotros queremos, no como quieren los demás, la encontraremos a nuestro modo, a nuestra manera. Pero buscarla… hay que buscarla.



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