jueves, 9 de octubre de 2014

SUS LABIOS



                                             SUS LABIOS




Tersos y brillantes por la propia luz que despiden, fruto de su juventud y el gozo de vivir.
Saben provocar sin quererlo, el deseo de los que están junto a ella, las brillantes perlas de sus dientes, se abren en un gracioso gesto de sus labios, muerde una manzana roja, y es entonces, cuando descubro el secreto que hace que sean únicos, se masajean entre sí, se frotan dándoles nueva vida mientras el contenido de carne de manzana y jugos ambiguos, juguetean hasta convertirse en una fuente de sabores.

Siento decir que no me atrevería a besar sus labios, me parece ofender al creador de esa escultura facial, hermosa y tersa, sin arruga alguna en mitad de ese rostro que asegura paz y sensualidad virginal.
Aurora, sentada en la terraza de su casa, lee un libro de poesías, cobre el diván que se adivina cómodo a ras de suelo, con las piernas cruzadas, de lado al sol que lucha por ascender al cielo en ese invisible ascensor, el universo, mueve sus sensibles labios al ritmo de la lectura, esos labios suyos parecen inteligentes, susurran y hasta en ocasiones se abren más de lo normal, para acompañar con ademanes ligeros, la lectura del libro que descansa entre sus muslos.

He salido a hacerle compañía, me sonríe, tienes que leer este libro me dice, es hermoso, dice que si uno quiere, el amor puede llegar a ser un manantial inextinguible.
Así me gustaría que fuera el mío, ya te lo he propuesto, ¿lo harás?, le digo que sí sin estar seguro de hacerlo, de momento y aunque no lo comprenda, estoy hechizado por esos labios suyos que dibujan con delicadeza el mundo entero.
¡Me gustaría besarla tanto…! pero… ¿y si por ello rompo el encanto que nos mantiene juntos como dos buenos amigos?

Nos quedan dos días enteros juntos antes de marchar cada uno por su lado, ella a sus estudios, yo de vuelta a mi país de origen, las vacaciones han sido largas y extrañas, no he podido quedar con nadie para salir de copas o a bailar y divertirme. Esta va a ser la última noche que compartimos apartamento junto a tres amigos comunes de ella, por la noche con la luna llena, me imagino ser un licántropo, subido en la baranda del balcón con dos patas aullando al viento, quizá en mi imaginación la llamo a ella pero en nada se parece a una loba.

Me acuesto sobre la cama con las manos bajo la nuca, respiro lentamente y procuro relajarme, noto cierta excitación que debo aplacar poniendo en práctica ejercicios de respiración lenta, oxigenando la sangre con el lento respirar de mis pulmones. Estoy cayendo en el letargo del sueño, no me doy cuenta que por la puerta medio abierta entra una sombra, solo la luna ilumina el apartamento, se acerca a mí y me besa en la comisura de mis labios. Creo en principio que es un sueño, ese ejercicio relajante me ha drogado, pienso al principio, veo a través de la luz que entra por la ventana, la figura de su cuerpo, está de rodillas sobre la cama a un lado de mi cuerpo, sueño que es Aurora, está desnuda y huele a pino y rosas, su abundante cabellera nos cubre a los dos el rostro, no me muevo, contengo la respiración en espera de lo que pase dentro de pocos minutos, sea lo que sea.

Es cierto que lo has leído, me he dado cuenta, ahora me gustaría muchísimo saber que conclusión has sacado de estos poemas. Que el amor nunca debe ser arrogante, más bien, humilde y esperanzado, primando siempre los intereses de la otra persona.
Sí señor, yo no lo hubiera descrito mejor, matrícula de honor para el alumno adelantado, un diez es lo que mereces.

Se deja caer sobre mí, después de pasar una de sus piernas por encima de mi cintura, no es pasión, no es engaño, tampoco sumisión, solo es la unión de dos personas que al parecer pensamos y sentimos igual. A los pocos minutos, parecemos dos anguilas que se desprenden de la piel que deben cambiar, la vieja queda entre las sábanas, la brisa marina y el leve sonido de las olas lo hace todo mucho más fácil.
Ahora sí, sus ansiados labios, tienen sabor frutal, a jugos jamás descritos, me abandono y ella hace lo mismo, de manera que esta última noche, va a ser la primera de toda una vida.

No puedo pensar en el futuro, sería demasiado egoísta hacerlo, ahora solo pienso en sus labios y en poder conservarlos, son un icono de cultura amante para mí, debo procurar en la medida que pueda en mantenerlos así.



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