¡BUENOS DÍAS…!
Es una frase hecha
esta cuando comienza una nueva jornada de trabajo, te encuentras con algún
conocido en la calle que te dice “buenos días”, y tú correspondes deseándole lo
mismo, o un vecino de la escalera al que consideras que es una buena persona, y
le deseas lo mismo. Aunque en tú interior sabes que eso de buenos días, pronto
va a cambiar cuando entres por la puerta del garaje en el que trabajas, o en la
oficina, donde eres el responsable de determinado trabajo, como poner al día
expedientes que la jornada anterior, que no has podido archivar por muchas
horas que hayas dedicado.
¡Me cago en todo…
si ni siquiera me he dado cuenta que he estado durmiendo esta noche…! Qué barbaridad
como pasan los días, y siempre lo mismo… ¡buenos días hombre, que tengas buen
el día vecino! Lo contrario también es cierto, hay personas, a quienes les
cunde el trabajo de manera extraordinaria, eso sí, llegan a casa petados. Es
difícil evaluar los campos de trabajo de los que se trata, pero me han dicho,
que los que trabajan en bolsa, algunos médicos, y unos cuantos trabajadores que
están continuamente vigilados por capataces, están hasta las mismas pelotas.
Cuando llegan a sus
casas, no son nadie, porque no están para nadie. Es así de sencillo, para ellos
este supuesto “Buenos días”, les ha supuesto un suplicio, que por fin a terminado
hora, se ha las seis de la tarde, poniendo un ejemplo. Aunque solo por unas
cuantas horas, mañana habrá más de lo mismo, está comprobado que en el caso de
la gente que gana mucho dinero con estas labores, hay un alto índice de
separaciones y divorcios contenciosos. Alguien al que conocí una vez en una
junta de vecinos, se estaba separando de su mujer, en consecuencia de los hijos
también, aunque le dieran una receta, reconociendo el juez que tenía derecho a
verlos, fines de semana y tal, parte de las vacaciones y esas ocasiones especiales
de cumpleaños… se le notaba desolado.
Yo supe del tema
por terceras personas, me pedían opinión al respecto, no contesté porque en
primer lugar no conocía las circunstancias, en segundo lugar, no me gusta
opinar sobre el dolor de la gente, lo suyo llevarían ya dentro del corazón. Un
divorcio contencioso tiene su miga, se pierden las formas dentro de la familia,
ya no hay nada de esos “Buenos días cariño…”, queda enterrado bajo un montón de
escombros, que aunque parezca mentira, casi siempre es el dinero, quién se
queda con esto, y quién con lo otro. Cuanto se le debe pasar a la mujer como
pensión compensatoria, cuanto a los hijos que los tres son pequeños y el padre
tiene que compartir los gastos, la esposa queda desprotegida, no ha trabajado
por cuidar a los niños, criarlos, un largo etcétera de cosas, que se pagan con
pasta.
De manera que
cuando alguien pasa por nuestro lado y nos dice buenos días hay que apreciarlo,
no es lo mismo que cuando te dicen buenos días, y luego te preguntan si les
puedes dejar dinero, hasta dentro de dos semanas. El decir esta frase tan
popular y escueta debería encerrar en sí misma, un sincero deseo de que la
persona a quién se dirige esta expresión, se le desea lo mejor para ese futuro
inmediato que acaba de comenzar cuando sale el sol, pero con toda la sinceridad
posible.
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