domingo, 23 de agosto de 2015

¡BUENOS DÍAS...!

                                                                  ¡BUENOS DÍAS…!

Es una frase hecha esta cuando comienza una nueva jornada de trabajo, te encuentras con algún conocido en la calle que te dice “buenos días”, y tú correspondes deseándole lo mismo, o un vecino de la escalera al que consideras que es una buena persona, y le deseas lo mismo. Aunque en tú interior sabes que eso de buenos días, pronto va a cambiar cuando entres por la puerta del garaje en el que trabajas, o en la oficina, donde eres el responsable de determinado trabajo, como poner al día expedientes que la jornada anterior, que no has podido archivar por muchas horas que hayas dedicado.
¡Me cago en todo… si ni siquiera me he dado cuenta que he estado durmiendo esta noche…! Qué barbaridad como pasan los días, y siempre lo mismo… ¡buenos días hombre, que tengas buen el día vecino! Lo contrario también es cierto, hay personas, a quienes les cunde el trabajo de manera extraordinaria, eso sí, llegan a casa petados. Es difícil evaluar los campos de trabajo de los que se trata, pero me han dicho, que los que trabajan en bolsa, algunos médicos, y unos cuantos trabajadores que están continuamente vigilados por capataces, están hasta las mismas pelotas.
Cuando llegan a sus casas, no son nadie, porque no están para nadie. Es así de sencillo, para ellos este supuesto “Buenos días”, les ha supuesto un suplicio, que por fin a terminado hora, se ha las seis de la tarde, poniendo un ejemplo. Aunque solo por unas cuantas horas, mañana habrá más de lo mismo, está comprobado que en el caso de la gente que gana mucho dinero con estas labores, hay un alto índice de separaciones y divorcios contenciosos. Alguien al que conocí una vez en una junta de vecinos, se estaba separando de su mujer, en consecuencia de los hijos también, aunque le dieran una receta, reconociendo el juez que tenía derecho a verlos, fines de semana y tal, parte de las vacaciones y esas ocasiones especiales de cumpleaños… se le notaba desolado.
Yo supe del tema por terceras personas, me pedían opinión al respecto, no contesté porque en primer lugar no conocía las circunstancias, en segundo lugar, no me gusta opinar sobre el dolor de la gente, lo suyo llevarían ya dentro del corazón. Un divorcio contencioso tiene su miga, se pierden las formas dentro de la familia, ya no hay nada de esos “Buenos días cariño…”, queda enterrado bajo un montón de escombros, que aunque parezca mentira, casi siempre es el dinero, quién se queda con esto, y quién con lo otro. Cuanto se le debe pasar a la mujer como pensión compensatoria, cuanto a los hijos que los tres son pequeños y el padre tiene que compartir los gastos, la esposa queda desprotegida, no ha trabajado por cuidar a los niños, criarlos, un largo etcétera de cosas, que se pagan con pasta.
De manera que cuando alguien pasa por nuestro lado y nos dice buenos días hay que apreciarlo, no es lo mismo que cuando te dicen buenos días, y luego te preguntan si les puedes dejar dinero, hasta dentro de dos semanas. El decir esta frase tan popular y escueta debería encerrar en sí misma, un sincero deseo de que la persona a quién se dirige esta expresión, se le desea lo mejor para ese futuro inmediato que acaba de comenzar cuando sale el sol, pero con toda la sinceridad posible.

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