VUELTA AL COLE
Bendita fecha esa,
la que tienen en el Ministerio de Educación, para que comiencen a funcionar los
colegios e institutos. Parece que no, pero hay un montón de gente afectada por las
vacaciones de los niños, en primer lugar, buena parte de los padres que no
tienen tantas vacaciones como los niños, los tienen que dejar en manos de
familia, especialmente en manos de los abuelos. Tremenda responsabilidad esta,
los abuelos aunque no digan nada a los hijos, lo aceptan como uno de los
castigos que el hecho de tener hijos trae consigo.
Aparte de esto, que
de por sí ya es un problemón de cuidado, llega la hora de comprar con los
niños, todo el material requerido para el curso que comienza. No todas las
familias pueden hacer frente a esos gastos, contando con el hecho de que en
algunos casos, son dos o más los hijos que tienen, y un sábado cualquiera, ya
los ves con los carritos de la compra, recorriendo supermercados, buscando
paquetes de cuartillas Dina 4, imprescindibles para dibujar, hay que contar con
el hecho que ha pasado un año más y en consecuencia no van a hacer las mismas
actividades que el año anterior, eso requiere también rotuladores, lápices
distintos, libros más caros… porque los del año anterior no se pueden usar para
el hermano pequeño, ya están pintados y por mucho que los padres se pasen el
día borrando lo subrayado, nada, no hay manera de borrar.
A lo mejor se creen
que las editoriales son tontas, lo hacen adrede, para que no se puedan
aprovechar los libros del curso anterior, y así, cagándose en todo, los padres
tengan que comprar libros nuevos. Además de todo eso, los niños, que muchos de
ellos no son de buen conformar, quieren llevar chándales de determinada marca,
aunque estén fabricados en Malasia o China, no se conforman con otros más que con
esos, en cuanto al calzado más de lo mismo, y está claro que si se le compra a
uno, se le debe comprar a otro. Es un dolor de cabeza este asunto, acaban de
llegar de vacaciones que en no pocas ocasiones han escogido ellos, tienen ya su
propio criterio de las cosas, exigen que se hagan determinadas cosas como ellos
quieren.
Muchos padres ceden
porque durante las vacaciones les han podido prestar poca o ninguna atención, y
es precisamente lo que utilizan los hijos, como moneda de cambio. Ahora viene
lo bueno…, los padres hacen balance de todos los gastos, se sientan a hacer
cuentas y no llegan, ¿Qué hacemos ahora…? Ya hablaré con mis padres para haber
si nos ayudan a pasar esta situación, los abuelos los adoran, seguro que no
dirán que no, si hace falta, les diremos que nos acompañen a Carrefour, seguro
que ellos no dejarán que carguemos con estos gastos, seguro. Si hace falta los
tenemos en casa un fin de semana, algo tendremos que sacrificar, digo yo.
La verdad nena… me
siento mal, siempre nos pasa lo mismo, estiramos más el brazo que la manga. Oye,
que nosotros trabajamos como esclavos para tirar adelante con todo. ¿Sabes…?
creo que estábamos mejor cuando pagábamos un alquiler, el piso en el que
vivíamos estaba de coña, amplio, en una buena zona, casi en el centro de la
ciudad… ¡No compares hombre…! Aquí estamos
mucho mejor, la casa es nuestra, de la otra manera estábamos tirando el dinero,
un alquiler es un pozo sin fondo. Claro… como que esta casa será nuestra cuando
tengamos sesenta y siete años, la estamos pagando a cincuenta años, no sé si lo
sabes.
Ya, lo sé no soy
idiota, pero estamos bien de salud y un trabajo seguro, eso es lo que cuenta.
Sí y nuestros hijos serán el uno médico y la otra secretaria de una
multinacional… ¡no te jode! Pero hay que ser positivos, la vida sigue, los
niños el año que viene pasarán el curso sin problemas, la disciplina es lo importante,
los estímulos pocos, pero entre tanto… dios dirá, como si el padre celestial se
metiera en estos asuntos.
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