TERMINAR EN LA MISMA META
Ese
en definitiva es el propósito que se tiene cuando dos personas comienzan juntos
en la vida, van de la mano hacia el mismo objetivo, dar vueltas al mismo
estadio, al mismo circuito que los va a recompensar si terminan ambos unidos de
la mano. No he podido conseguirlo ninguna de las veces que lo he procurado,
seguro que no he sabido enfocar bien las situaciones que a lo largo de la
carrera, han surgido.
A
veces sin saberlo, te equivocas de compañía, pensando que es la persona ideal
para seguir tu ritmo, otras puede ser simplemente, que sea la otra persona, la
que espere otro ritmo por tu parte, sea cual sea la situación, cuando te das
cuenta que a mitad de carrera suelta tu mano y va por libre, pueden pasar dos
cosas, que te vengas abajo y abandones la competición, o que sigas a tu ritmo,
esperando encontrarla y ponerte nuevo a su altura.
Es
duro tomar una decisión que sabes que no va a durar, por ello siempre me he
planteado no temerle al matrimonio, de cualquier forma si se termina el
recorrido y no estás entre los ganadores, los que pueden subirse al podio, por
lo menos has participado, has hecho lo posible para que el número pegado a tu
espalda se deje ver en la meta.
La
vida en pareja no es más que una carrera de obstáculos, en los que tienes que
procurar ir salvando vayas y pasos de agua, obstáculos que se hacen pesados una
vez que has dado ya unas cuantas vueltas al circuito designado. Nadie puede
cambiar el recorrido, te descalifican, te enseñan un banderín los comisarios de
carrera y te echan de la competición, a eso se resiste todo el mundo, aunque
con pocas fuerzas es preferible terminar como sea. En mi caso no he podido, o
no he sabido hacerlo de la forma correcta, siempre procurando dar ventajas a los
demás, he llegado el último, y claro… este esfuerzo es hasta cierto punto,
baldío.
Ese
es el motivo principal por el que persigo objetivos, que a menudo, después de
haberlos conseguido, no termino de consolidar. En algunas ocasiones me he
encontrado hundido con el único afán de salir a flote, no me ha importado lo
que piensen de mí, las opiniones son vacías cuando quién las hace no sabe cómo
es su propia vida, pues bien, hay quién ha tirado de ms tobillos con el deseo
de hacerme entender a la fuerza que no soy un ser humano, que soy un pez con memoria de pez, que soy inútil en
mitad de una sociedad de listos, de triunfadores y exitosos hombres de éxito.
Que
se le va a hacer, tengo las manos gastadas para darlas a alguien que espere de
nuevo de mí nuevos compromisos, se me han borrado las huellas de los dedos de
competir, ir solo no es tan fácil como pudiera parecer, pero es más liviana la
carga, no tengo que dar explicación alguna de aquello que decido hacer, cómo,
ni cuándo.
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