MUCHO QUE CONTAR, DIFÍCIL
DE DECIR
Por lo menos es
como lo veo yo, tengo todo un libro de la vida que está lleno de cosas buenas y
malas, contando con lo significativo que consideramos, lo bueno lo malo. Lo bueno de la vida
se recuerda de modo más fácil, no sé, es más rotundo, esos
momentos quedan de modo más latente en la memoria que otros que nos atormentan
o sencillamente nos traen malos recuerdos. Producen pesadillas cuando soñamos,
en estos sueños casi siempre se distorsiona las realidades y hasta nos
levantamos fatigados, cabreados y en determinados momentos no deseamos que
nadie nos dirija la palabra.
Podemos hacer una
narración de determinados momentos de unas felices vacaciones que pasamos en la
montaña o en la costa, pero no es eso lo que queremos decir en el fondo, hay
detalles que recordamos que son agrios, como el día que mi mujer se anticipó a
ir a la playa mientras los niños y yo mismo
acabábamos de desayunar en el camping. Ella hacía tres cuartos de hora que
había cogido su toalla y un pequeño bolso con las cremas solares y una revista
de moda, los dos críos y yo bajábamos camino de la playa, teníamos un buen
trecho antes de llegar al sitio acostumbrado.
Podéis pensar que soy
un tonto pero a mí, me gusta parar
debajo de los pinos que casi acarician la arena del mar y echar una hojeada a
mí alrededor, más que nada para ver cómo está la mar, si hay mucha gente y si
veo algún vecino de caravana cerca. Me gusta hablar con la gente a la que
también le gusta estar en compañía esas dos o tres horas de playa diarias. Se
habla de tonterías, ya lo sé, hasta después de tantos años de estar
acostumbrados a ver que está permitido el top les, de vez en cuando miramos a
alguna mujer bonita y ni que sea con la mirada la seguimos, vaya estupidez…
pero las cosas son así. ¡Coño que no veo a Rosa por ninguna parte, donde está
esta mujer…! Oye
Arturo… pregunto a los vecinos de camping que tienen su caravana al lado de la
nuestra, ¿habéis visto a Rosa por aquí? No para nada, nosotros hace una hora
que estamos aquí y no la hemos visto… Bueno niños, jugad sin mojaros más que
los pies que hay que hacer la digestión un rato antes de bañaros, voy a ver si
veo a vuestra madre, vuelvo enseguida. Oye ¿os hacéis cargo de mis hijos hasta
que volvamos? No faltaría más, ve tranquilo.
Me fui tranquilo,
paseando y observando camino de una urbanización cercana, si la veía caminando
por la orilla de la playa. Nada tú, que no
aparecía, es una mujer que no pasa desapercibida, va siempre con las tetas al
aire, pues como muchas mujeres de hoy, con un biquini tipo brasilero que da
susto mirarla, lo luce como nadie. Iba de vuelta mirando de nuevo con la cabeza
un poco alzada, a veces se te escapan detalles que a menudo se te pasan por
alto. Se me ocurrió mirar hacia los pinos, hay hierba un poco alta que todavía
está verde, la frondosidad de los pinos impiden que el sol la queme del todo.
¡Mira que la gente…! Hay que ver como son algunos, leches, no tienen espera, o
son unos morbosos de huevos, ¡ponerse a chingar casi al lado de la gente… que
poca vergüenza! Me fijo un poco más en la pareja, la tía se movía como una
serpiente encima del pavo, en bolas iba la tía. Pues eso, que la que iba e
bolas era Rosa, inconfundible, con unos hombros de nadadora que flipas en
colores y las tetas saltando a ritmo de samba.
Mira, me quedé
helado como un polo, y si quieres que te diga la verdad, no fui capaz de
acercarme a decirle nada, no sé quién era el pavo que la enchufaba, ¡pero
hombre hacerme eso a mí… y encima cerca de mis hijos y de los amigos… eso no se
hace! No se hace incluso sin estar de vacaciones, ¡coño que somos una familia
por favor…! Me volví a hacer compañía a mis hijos, no pude hablar con los
amigos, les dije que me había cogido un dolor de cabeza tremendo, ocupé parte
del parasol que llevaban, me puse boca arriba con las manos bajo la nuca y
esperé. Mira, vino más contenta… como si le hubiera tocado el cuponazo de la
ONCE. ¡Ho que paseo más bueno me he dado!, por el camino me he dado un chapuzón
de cine, voy a ponerme crema y tumbarme un rato. Huy sí, túmbate que se te ve
muy cansada, me salió del alma decirle eso, me miró con cara extrañada pero
pasó de mí como de la mierda pero sin el cómo.
Fue entonces amigos
míos, cuando me di cuenta de que no merece la pena ser una persona celosa, si
te la quieren pegar te la pegan, o la pegas tú, porque no hay que engañarse, yo también le había puesto los
cuernos, y encima mintiendo, diciéndole a la chavala con la que estuve saliendo,
que era interventor de un banco.
A partir
especialmente de esas vacaciones, ya no la vigilaba ni la seguía ni nada de
nada, hacíamos nuestra vida y lo más importante lo decidimos una noche. Mira
Rosa, a mí lo que más me importa es mi familia, mis hijos, nuestros hijos
apuntó ella, vale nuestros hijos. Seguiremos con nuestras vidas como hasta
ahora, si a ti te parece bien, porque pasarnos pueden y tienen que pasarnos
muchas cosas en la vida, pero no todas se pueden contar. Esa noche estuvimos
haciendo el amor como dos jovenzuelos de dieciocho años, sin piedad, sin
miramientos y hasta me pegó un par de ostias y me dijo que la insultara. ¿lo
veis normal una cosa así, a que no?
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