SI EL VIENTO SE LO LLEVÓ…
Sea de donde sea
que lleguen, tengan la fuerza que tengan, vengan de oriente u occidente, el
viento arrastra todo aquello que está a su alcance. Unas veces a ráfagas que te
impiden caminar con normalidad, en otras ocasiones a manera de terribles
tornados llegados de las tormentas que se forman en los cielos… hay quién
piensa que son ensayos que hacen los gobiernos con el fin de ser usados después
en la guerra.
¡Que barbaridades
piensa la gente…! Aun así, el viento entre tanto, siega vidas, arrastra consigo
impurezas sean productos contaminantes o aguas sucias, que al poco, se vuelven
de nuevo potables y saludables. Es bueno no olvidar que con ello, podemos ser
nosotros mismos los que podemos ser barridos por esas fuerzas incontrolables.
Sí, nuestro egoísmo, la codicia, los propósitos desproporcionados, todo ello
junto con un punto de vista particular de lo que es la justicia, hacen que el
mundo se tambalee, bascule a un lado y otro, mientras, el viento se lleva los
residuos de nuestras ambiciones, de nuestras propias vidas que van minando la
salud, hasta el punto de dejarnos sin sentimientos, de conciencia,
convenciéndonos a su vez que estamos haciendo lo correcto.
Una vez ley en la
Biblia, en el libro de los Salmos, que no se había dejado a nadie justo
buscando su propio pan. No siempre es así, daría la vida antes por un hombre
bueno, que por uno justo. La justicia es siempre relativa mientras que la
bondad se exterioriza, se manifiesta de forma abierta, no se puede esconder
cuando se tiene, eso me gusta, me da ganas de seguir viviendo no con el fin de
vanagloriarme de ello, pero sí de poderlo demostrar, con el fin de encontrar a
personas afines a este sentimiento.
El viento, antes de
que se lo lleve todo, que no deje rastro de nuestro camino, que borre nuestras
huellas, siempre dejará una ligera pista de lo que fuimos. Eso es diferente del
lugar adonde fuimos a parar después de nuestra muerte.
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