ME LA ROBÓ, UNO SIN CORAZÓN
Admito que en buena
medida yo fui culpable de ese expolio que sufrí estando a su lado. No me
preocupé demasiado en saber qué es lo que necesitaba, en sus inquietudes, ¡si
me lo hubiera dicho…! pero los asuntos de la vida no siempre llegan como uno quiere,
ese abandono mutuo, aunque reconozco que en buena medida, fuera culpa mía que
las cosas no llegaran a buen término.
De por medio se
metió, uno de esos pescadores que lo hacen en aguas revueltas, se la llevó
consigo, la conquistó a base de falsas promesas, de súplicas lacrimógenas para
que estuviera a su lado, un picaflores que solo le interesaba poseer a esa
belleza aparente, que sin embargo la satisfacía en todo, por lo que yo sé, que
le reclamara ella. De su brazo iba orgulloso, ambos eran felices, pero ese
hombre no tiene corazón, solo la complace, eso es todo y con condiciones, eso es
lo peor. Cuando el cariño es legítimo se tira de la cuerda y se afloja cuando
es necesario, así es la institución de la pareja, una de las claves para
sacarle el jugo adecuado a la vida.
No bastan regalos,
no bastan complacencias vacías, no basta el sexo, nada de todo esto tiene valor
si no hay algunas otras claves que se deben respetar, pese a que los vientos
lleguen de levante o poniente. Los vientos como los deseos de las personas, a
menudo cambian de rumbo y hay que esforzarse para mantener determinado rumbo.
Se exige sacrificio, fortaleza moral, propósito, metas y tener presente, muy
presente que tu mundo gira ahora alrededor de toda la familia a la que te has
adherido, incluidos los hijos.
Quiero que este día
sea para nosotros, cogeremos el coche y nos perderemos a un lugar donde nadie
nos encuentre… Yo sé que ella nunca ha respondido a las exigencias de nadie,
aunque haya mordido el anzuelo, tira y tira sin parar, hasta que si puede, se
soltará de esa trampa. Si el caso es que acaban pescándola, como fue el caso, no
se dejará descuartizar, no se dejará vencer, aunque esto le cueste quedar sin
fuerzas, extenuarse hasta la muerte resistiendo.
Después de años, él
la conservó, a veces echándole de comer en la pecera, otros la hacía pasar
hambre, hasta que le parecía que merecía de nuevo, hacer un esfuerzo por
hacerle propuestas con el fin de doblegarla. Alguien puede pensar que no me la
robaron, que ella era libre, que fui yo quien la dejó a su aire, en este
sentido, cada cual puede pensar lo que quiera, los abandonos a mi humilde
entender, fueron mutuos. Nadie es perfecto, y cuando te das cuenta de que estás
entre la espada y la pared, tratas de escapar por cualquier hueco que
encuentres, mi mente me dijo que era hora de huir, a pesar de saber
anticipadamente las consecuencias que eso me traería.
El que aprovechara
este maldito traidor la ocasión para robármela, no tiene excusa. Ahora ese
ladrón, posiblemente estará llorando su pérdida lo mismo que yo, bien lo mismo
no. Con ella tuve tres hijos que por diversas razones, me culpan hasta de su
muerte. Fuera como fuere, en el tiempo que estuvimos separados que fueron años,
ella cambió de personalidad, no de carácter, y me alegro que desde este punto
de vista, la apuesta le saliera bien. Espero que marchara con la tranquilidad
de ánimo de que hizo todo cuando debió hacer, para que sus sucesores, nuestros
hijos hayan copiado algo de los dos que los lleve por un camino diferente al
que ambos seguimos.
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