domingo, 23 de agosto de 2015

ME LA ROBÓ, UNO SIN CORAZÓN

                                                    ME LA ROBÓ, UNO SIN CORAZÓN

Admito que en buena medida yo fui culpable de ese expolio que sufrí estando a su lado. No me preocupé demasiado en saber qué es lo que necesitaba, en sus inquietudes, ¡si me lo hubiera dicho…! pero los asuntos de la vida no siempre llegan como uno quiere, ese abandono mutuo, aunque reconozco que en buena medida, fuera culpa mía que las cosas no llegaran a buen término.
De por medio se metió, uno de esos pescadores que lo hacen en aguas revueltas, se la llevó consigo, la conquistó a base de falsas promesas, de súplicas lacrimógenas para que estuviera a su lado, un picaflores que solo le interesaba poseer a esa belleza aparente, que sin embargo la satisfacía en todo, por lo que yo sé, que le reclamara ella. De su brazo iba orgulloso, ambos eran felices, pero ese hombre no tiene corazón, solo la complace, eso es todo y con condiciones, eso es lo peor. Cuando el cariño es legítimo se tira de la cuerda y se afloja cuando es necesario, así es la institución de la pareja, una de las claves para sacarle el jugo adecuado a la vida.
No bastan regalos, no bastan complacencias vacías, no basta el sexo, nada de todo esto tiene valor si no hay algunas otras claves que se deben respetar, pese a que los vientos lleguen de levante o poniente. Los vientos como los deseos de las personas, a menudo cambian de rumbo y hay que esforzarse para mantener determinado rumbo. Se exige sacrificio, fortaleza moral, propósito, metas y tener presente, muy presente que tu mundo gira ahora alrededor de toda la familia a la que te has adherido, incluidos los hijos.
Quiero que este día sea para nosotros, cogeremos el coche y nos perderemos a un lugar donde nadie nos encuentre… Yo sé que ella nunca ha respondido a las exigencias de nadie, aunque haya mordido el anzuelo, tira y tira sin parar, hasta que si puede, se soltará de esa trampa. Si el caso es que acaban pescándola, como fue el caso, no se dejará descuartizar, no se dejará vencer, aunque esto le cueste quedar sin fuerzas, extenuarse hasta la muerte resistiendo.
Después de años, él la conservó, a veces echándole de comer en la pecera, otros la hacía pasar hambre, hasta que le parecía que merecía de nuevo, hacer un esfuerzo por hacerle propuestas con el fin de doblegarla. Alguien puede pensar que no me la robaron, que ella era libre, que fui yo quien la dejó a su aire, en este sentido, cada cual puede pensar lo que quiera, los abandonos a mi humilde entender, fueron mutuos. Nadie es perfecto, y cuando te das cuenta de que estás entre la espada y la pared, tratas de escapar por cualquier hueco que encuentres, mi mente me dijo que era hora de huir, a pesar de saber anticipadamente las consecuencias que eso me traería.
El que aprovechara este maldito traidor la ocasión para robármela, no tiene excusa. Ahora ese ladrón, posiblemente estará llorando su pérdida lo mismo que yo, bien lo mismo no. Con ella tuve tres hijos que por diversas razones, me culpan hasta de su muerte. Fuera como fuere, en el tiempo que estuvimos separados que fueron años, ella cambió de personalidad, no de carácter, y me alegro que desde este punto de vista, la apuesta le saliera bien. Espero que marchara con la tranquilidad de ánimo de que hizo todo cuando debió hacer, para que sus sucesores, nuestros hijos hayan copiado algo de los dos que los lleve por un camino diferente al que ambos seguimos.

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