sábado, 19 de julio de 2014

PELUCHES


                                                               PELUCHES


Por lo que llevo visto hasta ahora, observando a la gente que regala juguetes para las niñas,  las Barbies se llevan la palma, no por el hecho de ser simplemente una muñeca, es más bien, del marketing que se ha montado alrededor de este juguete. ¡Se han hecho de versiones… más que el Seat Panda, que ya es decir! Han hecho réplicas de todas las estrellas de Hollywood, de grupos de música imitando a las cantantes, complementos mil y pico…, le han buscado un novio, la han casado, y al cabo de X tiempo divorciado.
Aquí, en nuestro país, también hemos sido punteros en eso de las muñecas, por ejemplo las muñecas Mariquita Perez, ¿quién no recuerda a esta muñeca?, ahora bien… ¡vaya nombre le pusieron a la muñequita, vaya tela!, personalmente, jamás he escuchado este nombre en alguna niña, el apellido si, el apellido es ruso, como Gonzalez, Ramirez, Bermudez, o Jimenez.
Hablemos en serio amigos, estaréis o no de acuerdo conmigo, pero lo que es seguro es que de todos los juguetes que más se vendieron y se venden, son los peluches, los peluches son una caña, y de todos los peluches… osos son los que más se venden. Y creo saber el porqué de este fenómeno, los niños ahora, van tras otras cosas, y las niñas también…, pero cuando van a comprar regalos,  -dependiendo de la edad que tengan claro- los padres son los primeros que se quedan prendados de los peluches, les traen recuerdos del pasado, de cuando hablaban con los osos y los regañaban, porque decían que habían sido malos, les tiraban de las orejas, y todas estas cosas que son emocionales, les hacen comprar por lo menos un oso.
Depende de la economía, hasta dos o tres, hay de todas las medidas, y ahora no son como los de antes, los puedes desenfundar, dejarlos en cueros y lavarles la piel en la lavadora, antes eran de un pelillo que se desgastaba, ahora son de toalla de rizo largo, dulces, amorosos, tiernos. Pero para suaves los de antes, aunque se gastaran, suaves… que te dormías con el roce de su piel en la cara. Los niños y niñas sueñan en un momento u otro con osos, creo que por eso siguen siendo tan populares, no sé vosotros, pero yo voy por la ciudad paseando, y hasta en tiendas que no son de juguetes, que son boutiques o tiendas de zapatos, he visto osos decorando un rincón u otro, los visten y hasta los calzan con zapatos de verdad, como muestra.
Los peluches, son y serán el alma de la fiesta siempre, no pasan de moda, cuenta sino los años que hace que se fabrican, incluso en películas de cuando los indios echaban a los colonos de América, por ejemplo, ya se dejan ver osos de peluche, de peluche o de lo que sea que se fabricaran entonces, pero peluches al fin y al cabo, se ve a los indios atacando una granja, matan a toda la familia, lo queman todo y el único que sobrevive es el oso de peluche, sucio y roto, cuando llega la caballería tocando la corneta… alguien se agacha en el suelo, es el oficial del séptimo de caballería, estaban esperando detrás de una loma, a que los indios acabaran con la escabechina para aparecer ellos, tarde como siempre. Pero que cara de pena pone el hombre cuando coge el oso del suelo, los mal nacidos esos, le han clavado una flecha al oso, ¡salvajes, más que salvajes! Hay gente que llora cuando ve estas desgarradoras escenas, no hay para menos, eso significa que han matado a niños los puñeteros indios, o se los han llevado raptados donde acampan, en su poblado.
Es posible que alguien se ría con lo que voy a decir; quiero un oso de peluche, como uno que tenía cuando era pequeño, se le cayeron los ojos, pero mi abuela le cosió dos botones en las cuencas, casi estoy por decirte, que me gustaría recuperarlo. Los peluches han formado parte de mi infancia, como para los niños de hoy pueden ser las Nintendo y los juegos de Mario Bros.
Todo pasa de moda rápidamente, los peluches no, nunca, siempre estarán presentes en la vida de los niños, creo yo.


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viernes, 18 de julio de 2014

SABER PERDER.


                                                        SABER PERDER


No lograr lo que uno quiere no es síntoma de fracaso, llegar a tener el convencimiento de que esto es así, que por mucho que haga no logrará nada positivo, es como saltar de un avión, convencido que no va a llegar a destino, porque se va a estrellar antes de tocar tierra.
Seguro que todos, hemos conocido a personas así en un momento u otro de la vida. A veces son solo personas con un pesimismo que los domina, vienen de fábrica así, salen con este estigma, del mismo modo que otros salimos con otros defectos mucho peores. Somos producto de la imperfección humana, es necesario pues, que heredemos los frutos de esta imperfección. Y en esto, entramos en una especie de ruleta rusa, a quién le toque le toca. Recuerdo con total claridad, el caso de un matrimonio amigos míos que al cabo de poco más de un año, desesperada ella porque no quedaba preñada, se echó a la bebida. Al final, no hubo momento que yo recuerde, verla sobria, sin embargo, a fuerza de insistir y con todo el apoyo de su marido Richar, quedó encinta.
El bebé nació alcohólico, su madre, no pudo conseguir dejar de beber a tiempo, arrastró consigo ese destructivo vicio, hasta el punto de pasárselo a su descendencia. Al pobre niño, le tocó perder, su madre en cambio se recuperó con los años.
Jamás se lo perdonó a ella misma, desapareció un día cualquiera, sin que jamás, se volviera a saber nada de ella. Ahora, habían perdido todos, el marido que se quedó solo, el niño que enfermo, se crió con los abuelos, y la madre, que ve tú a saber donde pararía, ni lo que haría para sobrevivir. Es bien sabido que estos problemas y otros parecidos se cuentan por millones, eso es lo hace, que la vida sea más soportable, el dicho lo deja bien claro “mal de muchos, consuelo de tontos”.
 Otros millones de personas, nacen perdiendo por otros motivos, en muchas de las repúblicas de África, los niños desde que comienzan a saber andar, son reclutados para matar, con ocho diez años son expertos fusileros, matan sin conciencia de lo que significa quitarle la vida a otro ser humano, han nacido para eso, sus más tiernos recuerdos infantiles, van asociados a los Kalashnikov, a las balas que lleva cada cargador, como deben disparar para hacer más daño cuando alcanzan a sus víctimas. Pierden a sus padres, su padre es el oficial de turno, a él obedecen ciegamente, no les importa morir porque no conocen el valor de la vida, de nuevo otra vez, pierden todos, padres, los propios niños y hasta los generales, que son traicionados en un momento u otro, y ejecutados, efímera vida esa.
Y nosotros aquí, en países desarrollados, lamentándonos porque hay alguien a quién amamos, que no nos corresponde, ¡que tragedia!    ¿A sí? pues ahora se va a enterar…  Y comenzamos con venganzas vanas, que nos envuelven cual manto de niebla, que termina por no dejarnos ver más haya, de nuestras propias narices. Hasta que finalmente, nos encontramos casados quizá, con alguien a quién no amamos de verdad, que es solo un espejismo del amor deseado y que no hemos sido capaces de alcanzar.
Hay que saber perder, somos una gran mayoría los que nos encontramos en esta situación, con la salvedad de aquellos que antes de ver como se queman sus naves, se retiran a tiempo y  alejan los problemas. Como los boxeadores, que una vez se ven perdidos ante la paliza recibida, bajan la guardia, para que termine el combate, está prohibido golpear a una persona que no se defiende en este deporte.
No hay derrotas definitivas, más bien, posibilidades de volver con fuerzas renovadas, con tiempo y haciendo buen uso de la paciencia, se puede volver para ganar, o para perder de nuevo… ¿Qué importa si para esto hemos nacido? Para aceptar triunfos y las más de las veces… derrotas.


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jueves, 17 de julio de 2014

TRIBUS PERDIDAS


                                                    TRIBUS PERDIDAS


Que me da una cosa, cuando veo estos reportajes en televisión, de estas tribus de Nueva Guinea, de Papúa, Nueva Zelanda, África, China… que estremecen, de todo el mundo parece mentira, de todo el mundo. Que yo no digo que sean incivilizados, ese es otro tema, también podrían decir lo mismo ellos de nosotros, si nos vieran agolpados en una autopista de cuatro carriles parados tres horas, con un calor que para sí quisiera el demonio en sus calderas, aguantando toda la quina que nos echen para estar en la playa un día, luego tres horas más de vuelta, ¡con lo que contamina eso…!  
Y nosotros somos civilizados, ¿qué te parece esto? Pues eso, que eso de lo civilizado o no es muy discutible, hay tribus en la selva y tribus de ciudad ¿o no?
¡Hombre pero es que nosotros vivimos de una forma más…!  ¿Más qué, más sana, más familiar que ellos? Vale algunos pueblos de estos perdidos no tienen ni gramática, ¿pero son infelices por eso? va a ser que no. Y por si alguien no se ha enterado, aquí, sí, aquí en España, que formamos parte de la unión europea, todavía hay pueblos, yo los llamo tribus con todo respeto, que no tienen luz ni agua corriente, y si hablas con ellos y no tienes el oído fino, te quedas a dos velas.
Decía hace poco un menistro…    Somos el milagro de Europa señoras y señores, sí aunque algunos no lo crean, pueden poner la cara que quieran pero eso es una realidad.  ¡Venga ya hombre! Lo bueno que tienen las gentes de estos sitios a los que me refiero, es, que, como ya están acostumbrados a llevar esta vida, lo demás les sobra todo. Hace años ya, que fui a una aldea en Galicia a pasar unos días con familiares de un amigo, él venía conmigo. No digo el nombre porque aquello ha cambiado mucho, ¿sabes porqué?, pues debido a que algunos capitostes del lugar, cuando se apercibieron de lo hermosa que era aquella aldea, comenzaron a hacerse casas allí.
Mejor que se hubieran quedado en la ciudad, la verdad, aquella aldea era el paraíso terrenal oye, ¡bajaban unas cascadas de las montañas…! bueno, bueno, aquello era para verlo. Los embutidos, los potes que preparaba la tía de mi amigo, oh, de locura. Todas las casas de piedra seca, construidas sin cemento ni hostias, apiladas hábilmente, subías unas escaleras y estabas comodísimo, con el fuego a tierra todo el año encendido, y el ganado debajo del piso de tablas.
Oler, olía, no nos vamos a engañar, en cambio, cuando estabas ya en la casa, a los cinco minutos, el cerebro se hacía a aquellas olores y nada, ya estabas bien, sacaban queso curado en aceite, una hogaza de pan de iba de mano en mano y la bota de vino. A mí, no me des más, claro luego tenía que volver a casa, a la capital, allí tenía el trabajo y los amigos y amigas, quieras que no, eso se echa de menos tarde o temprano.
Por lo demás, ¡dejados de la mano de dios…! y del gobierno claro está. Aquella aldea estaba, donde Cristo perdió la alpargata, no me jodas ¿que iba a hacer allí el gobierno, salvo construirse unos cuantos, casas de fin de semana? Por eso llegó la corriente a la aldea, sino ¿de qué Magín? Yo soy catalán, ellos son gallegos, oye que querías hablar con ellos y era como querer tener un curso rápido de latín, no los entendía ni pa dios. Algunas cosas sí, pero al cabo de unos días, cuando tenía que volver para  mi casa.
Lo mismo que en Galicia, en otras provincias lo mismo, circunstancias que no vienen al caso contar, me llevaron a hacer un viaje a Extremadura, ya lo dice el nombre de la provincia, extrema-dura. La casa de los padres de la amiga con la que fui, era la leche, leche condensada de la buena. ¡Que mansión tío, que lujazo! Y todo… currándose la tierra, ahí es nada, yo que sé cuantas hectáreas tenían esa gente, la locura. Te lo creas o no, a cincuenta kilómetros de allí, una aldea en mitad de la nada, me quedé de piedra, como las que adornaban la entrada del pueblucho aquel.
Le pregunté a mi amiga    ¿Y de que viven esas gentes de aquí?    Del ganado.    No me jodas, ¡pero si aquí no se ve una puñetera vaca por ninguna parte!    Ya, pero quiero decir que tienen ganado porcino, lo que pasa es que tienen las granjas en las afueras.    Y tan afueras que las deben tener.   No te creas, mira. Pues era verdad, apenas corrimos un par de kilómetros más, y vi unas granjas que te cagas de modernas. Pozo de agua propio y todo tenían.    Lo que en el pueblo no tenemos, agua en abundancia.   ¿Qué dices y eso…?     Pues porque hace un par de años, vinieron unos ingenieros para hacer el trazado del tren de alta velocidad. Descubrieron que hay un acuífero que pasa por mitad del pueblo, como esto podía hacer peligrar la construcción de todo el tinglado del tren, excavaron y una vez comenzó a salir el agua a mansalva, trajeron camiones con piedras y hormigón y lo cegaron.
Te lo juro, hay cosas que no se entienden, ¡dejaron al pueblo sin agua corriente por un puñetero tren!, podrían haberlo desviado un poco ¿no?, pues no señor que se joda el prójimo y si quieren agua, que la traigan con cubas desde los pozos de las granjas. Pa quemarlos boca abajo, atados por los pies con cadenas, vamos hombre ¿en que cabeza cabe una cosa así? En la algún mamonazo o mamonazos, que estas cosas siempre hay más de uno.
Y así, hasta unos cuantos cientos de miles de habitantes, de este milagro de la Europa moderna, ¡valla huevos que tienen…! De eso se aprovechan, de estas tribus perdidas, que los unos, los otros y los de más halla dicen en sus propagandas electorales, que todo esto va a cambiar, pero no te dicen en qué dirección si te fijas bien. Eso es como en las pólizas de seguros, que en letra grande te dicen lo que les interesa, luego, viene aquella letra ¡chiquitina,chiquitina…! la que no se puede leer ni con lupa, pues allí está la trampa, fijo.
Me faltan arrestos para algo que he deseado hacer toda mi vida, irme a vivir con los yanomamis, a la Amazonía, todo el día en pelotas, sin preocuparte del mañana, yendo a cazar monos y a pescar peces al rio… Porque bien mirado, ¿Qué ventajas tengo de seguir viviendo de la forma que lo estoy haciendo ahora? El día menos pensado, salgo del cajero automático y me asalta una de esas tribus urbanas, eso si encima no me dan una puñalada encima.
Claro que igual me ven como a un leproso, los blancos siempre llevamos cosas malas encima, enfermedades y rollos de esos, que no gustan a cualquiera.



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AMALIA, SIEMPRE ENAMORADA


                                            AMALIA, SIEMPRE ENAMORADA


Absolutamente impredecible esta bonita chica de barrio de esta gran ciudad, que como en casi todas partes donde habita gente, tiene lugares oscuros, barrios donde en ocasiones, la policía teme entrar, no se aventura a sufrir daños innecesarios. Los policías son gente tranquila en el fondo, a pesar de verlos en según que lugares, armados hasta los dientes, cumplen con un horario como el que yo hago en la fábrica, unas veces a horario partido, en otros casos horario intensivo.
Amalia se ha criado entre gritos, entre peleas y navajazos, y antes de llegar a esta ciudad, a vivir como dios manda, en un piso de protección oficial, vivía siendo pequeña, con su familia en un pequeño pueblo murciano, cerca de Cartagena, y sus pequeños oídos, entonces contaba con tan solo dos o tres años, había escuchado tiros de escopeta y todo, con heridos graves, no creas. Familias gitanas que competían con asuntos de drogas y con chanchullos de robos de coche, y robos, uno de los clanes eran los que robaban cobre, afanaban televisores y videos, en fin, gente peligrosa entre los que se crían los niños, que sin tener culpa de nada, cuando son jovencillos, imitan lo que han visto de manera natural.
Otros, llegados de fuera de España, les quitaban el trabajo a estos, robaban en su territorio… en fin, todas estas cosas que pasan, por tener que sobrevivir sin querer trabajar en algo honrado.
Han pasado doce años de todo aquello, Amalia sin que nadie la haya obligado a ir a la escuela, pasa de los estudios, sabe justo leer, sumar dos y dos y basta. Ahora bien, de mercadillos si sabe un rato largo, trabaja con una gente, que por aquellas cosas de la vida son primos de sus padres. ¡Hay que ver que lejos llegan los parentescos de las familias gitanas!, son como una tela de araña, en el buen sentido de la palabra, todos se conocen oye, tienes determinado apellido, indagan un poco, y ahí los tienes, resulta que son familia.
La madre de Amalia es gitana pero ella, Amalia no se considera así, es una chica moderna, común y corriente, con una salvedad, se enamora de cualquier pantalón que le entre por los ojos. Sabe que ella lo vale, con sus minifaldas que resaltan unas piernas de lujo, pecho natural, nada de silicona, y un cuerpo esbelto, de metro setenta y tres, se hace ver, le gusta que la miren, enseña, enseña hasta cierto punto, ese en el que los hombres se quedan pensando     Venga guapa, enseña un poquito más que quiero ver.  ¡No sabe nada Amalia…!
Ha ligado con un hombre algo mayor que ella, que la introduce en el mundo, ese que hasta entonces, ella ha visto solo desde fuera, como simple espectadora, es soltero no tiene casa, vive dice él, en hoteles de cinco estrellas, es comercial de no se qué, y Amalia se traga el anzuelo, se lo lleva a su casa, al fin y al cabo, su padre por desgracia ha muerto y solo viven en casa, la madre y ella.     Bueno, si quieres me quedo en tu casa una temporada, tengo bastantes clientes aquí, y hasta que no se acabe el filón… ya sabes, hay que aprovechar.  Ella toda contenta, esta misma tarde después de comer, se echa con él a hacer la siesta, la madre les da una voz y les dice que se va a casa de la vecina un rato.
Mira, se desatan los cuatro vientos del Apocalipsis, que pasión, que entrega la de ambos, así vez tras vez, día tras día, se ha quedado embarazada  con solo dieciséis años, ya ves tú. Con barriga de seis meses, ha dejado el trabajo, está gorda que para qué, de la barriga quiero decir. El viajante, su compañero, que llega con unos cuelgues a veces de no te menees, se ensaña con ella, quiere cama pero ella no puede darle lo que quiere siempre, no está para muchos trotes hasta que la criatura nazca. A patadas, bofetadas e insultos, nace Candela, una hermosa chiquilla de cuatro kilos, la cosa cesa, ahora muchos cariñitos, muchos besos, un millón de caricias.
Pasa poco tiempo antes de que el prenda se vaya definitivamente de casa, eso sí, la ha dejado echa un pingajo. Amalia está enganchada al polvo blanco, por consejo de su madre deja de dar de mamar a Candela, ella conoce bien en que puede acabar esto. A Candela la cría la abuela   Esta niña va a ser más guapa que su madre  -se dice para si misma la abuela-. No vale la pena dar nombre a los progenitores, a excepción de la madre, Amalia, ella es el punto de referencia, los demás de su entorno, son como la niebla que llega y se va cuando aparece el sol.
Tres años tiene Candela cuando comienza a darse cuenta de lo que pasa a su alrededor, si supiera contar bien, llevaría echa ya, una gran lista de amantes de su madre, que hasta la puerta está vencida, la de la calle, de las veces que se abre y se cierra, para dar paso en un sentido u otro de la marcha, a las gentes que visitan la casa.
Desde hace unos meses, se ha instalado en casa un hispano que oriundo centro América, es un hombre alto que tiene un coche desvencijado, y una gran caja de herramientas, para el oficio que ejerce, es electricista. Amalia que es muy fecunda, y necesitada siempre de buen calor entre sábanas, queda de nuevo embarazada. El colombiano como el anterior, su propio padre, siempre, de forma puntual, llega a casa para bañar a la pequeña Candela, su madre discute con él, se pelea, no quiere que la bañe él. Hoy, mientras la está bañando, él sentado en la tapa del WC, ha forzado la puerta su madre, ha entrado como un relámpago, Candela llora, el novio de su madre la tiene cogida por la entrepierna y por debajo de los hombros     ¡Deja a la niña cabrón de mierda…!  Se ha llevado un codazo en la nariz, por meterse en lo que no le importa dice él, se la ha roto, al caer se ha dado un buen golpe con el canto del lavabo en la barriga, está de siete faltas.
Ha parido antes de tiempo, el niño, ya sabe que es un varón, está bien, pero se ha adelantado el parto le dice el médico. Pare de forma natural, sin problemas de consideración, salvo las marcas que lleva en el cuerpo y la cara, de la caída que sufrió cuando se resbaló en el lavabo. Accidentes que pueden pasar en cualquier hogar, la abuela con la voz trémula lo constata. Nace Edgar, un niño de apariencia saludable pero pequeño, bastante pequeño, no llega a los tres kilos ni por asomo, así que debe quedarse en la incubadora el tiempo necesario. Amalia va cada día al hospital, se pasa horas y horas con su niño, aunque debe entrar en los aseos del hospital, por lo menos dos veces por día, a empolvarse la nariz.
Antes que llegue su novio a casa, se va aprisa con el bus, quiere estar presente a la hora del baño de Candela. Por lo menos ahora ve que la puerta del baño no se cierra con pestillo, están los dos presentes, en cuanto Candela está enjuagada de jabón, Amalia la saca de la bañera, la seca le pone el pijama y le da la cena. La abuela no existe, está pero como si no estuviera, de golpe ha envejecido diez años más, de los que ya de por si, tiene. Candela tiene cinco años, nadie sabe muy bien porqué, pero tiene a su hermano Edgar todo el tiempo posible en sus brazos, unos bracitos pequeños, todavía demasiado frágiles para cargar con su hermano que no para de sonreírle y pasarle la mano por la cara, lo hace con el brazo derecho, con el izquierdo no puede, no llega, tiene una deformación en la espalda, que le impide llevarse el brazo a la cabeza.
El pediatra dice que ha nacido con una deformación, que bien pudiera ser congénita, porque le afecta a la columna vertebral también, escoliosis tiene por nombre esta deformación, es imposible saber, si es debida a una malformación congénita o a un trauma físico. Amalia está segura de saber la causa, Candela no olvida a pesar de su corta edad, lo sucedido en el baño aquella noche de hace ya bastante tiempo. Que se sepa, los niños no cuentan el paso del tiempo lo mismo que los mayores, saben que pasa el tiempo, pero no saben acertar a saber, de que modo lo hace.    Candela dame al niño que voy a darle el biberón…  Ella se lo queda mirando fijamente, con ojos no de odio, los niños no saben odiar a esa temprana edad, pasa como con lo del tiempo. Su mirada es fría, fría como el buen acero toledano, nadie le ha enseñado a mirar así, o quizás sí, la poca vida que lleva vivida, pero el caso es, que no le responde y arrima a su hermano contra su pecho. Ahora somos uno, parece decirle, ¿haber si tienes huevos de levantarnos a los dos juntos del suelo?
Poco tiempo tarda en descubrir el novio de su madre, que allí no tiene nada que hacer, se va y lo anuncia, como si fuera el presidente de una nación, que anuncia su dimisión, con grandeza, con la grandeza que a una hora u otra manifiestan siempre los cobardes.
Amalia encuentra un trabajo aquí y otro allí, por horas, mal pagada, y ahora, sin la protección nuevamente de un hombre que la proteja, que la cubra, lo mismo que ella necesita cubrir a alguien. Esta vez, Candela al volver del colegio, la encuentra haciendo maletas, parece que se marcha de viaje pero se equivoca, son los tres, Amalia y sus dos hijos se mudan de casa. Candela ya no pregunta nada, todavía le falta cierto grado de comprensión del mundo de los mayores, el motivo que les lleva a hacer o decir determinadas cosas, se limita a imitar a su madre. Entra en la habitación que ocupan los dos hermanos, Edgar está durmiendo en su cuna de IKEA, el pequeño parque que es el lugar donde juega habitualmente ya no está, pregunta a su madre que se ha hecho de él.    Se lo he regalado a una vecina, la casa donde vamos a vivir los tres tiene hasta piscina Candela, ¡ya verás que bien que lo pasaréis allí tú y tu hermano!    ¿Y la abuela qué mamá?    No quiere dejar su casa pero vendrá a veros cuando queráis, y cuando llegue un fin de semana, vendremos a verla nosotros.    ¿Este sábado que viene?, solo faltan dos días.
Candela de manera inconsciente, comienza a saber contar el tiempo, en el colegio le han enseñado los días de la semana, a contar las horas y las semanas, hasta los meses del año y que sucede en cada temporada. Eso, hace, que no vea con agrado el cambio de domicilio. Edgar todavía está muy lejos de lograr entender los acontecimientos, duerme, llora cuando tiene hambre o está sucio, juega con su espalda tullida a lo que puede, y vuelve a dormirse. Amalia, perfumada hasta límites extremos, vestida como casi siempre va, medio desnuda porque además este año se ha adelantado un poco el verano, espera fumando en el balcón del piso de su madre.    Candela ven hija mía  -le dice la abuela-, cuida mucho de tu hermano, dame un beso grande, grande, y abrázame fuerte hija mía.  Amalia con el cuerpo apoyado sobre una pierna, enseñando el insignificante tanga rojo que lleva puesto, se vuelve y mira y mira con indiferencia a su madre, luego vuelve a asomarse al balcón esperando que llegue alguien.
Recibe una llamada al móvil e instantáneamente, estira el brazo hacia la calle haciendo una señal moviéndolo arriba y abajo. Junto a la puerta del bar que hay justo debajo, se para, un hombre mayor saca la cabeza por la ventanilla del coche y luego desciende, ha dejado las luces de emergencia encendidas, se sube el pantalón y mira hacia arriba, Amalia está esperando este momento para darse la vuelta y agacharse hacia la calle, solo eso hace, recoge algo del suelo, cuatro hojas muertas de unos geranios y entra en casa     Venga que ya nos vamos, si te dejas algo Candela no te preocupes, dentro de pocos días vamos a volver a ver a la abuela, anda despídete de la yaya.
¡Que frase tan apropiada esta…! la verán de nuevo si las circunstancias lo permiten, y ya se sabe que las circunstancias son un poco como el tiempo que hace, por la mañana sol y por la tarde tormenta, o al revés. Antes de bajar a la calle y subir al lujoso coche, Amalia entra en su habitación por última vez y se vuelve a empolvar la nariz.
¡Que tal como estás… bueno, veo que más guapa que nunca!    Va tu siempre con lo mismo, adulador.    ¿Quién es esta criaturita?    Mi hija Candela y en el canastillo Edgar, el pequeño.    Pues venga, que no podemos perder tiempo, tengo una reunión esta tarde a las cinco en punto con el alcalde de mi pueblo.
Candela, sentada detrás, con su hermano sujeto por el cinturón que atrapa el canastillo de plástico, no hace más que tocarle la carita, le acaricia la nariz, sabe que así ríe enseñando esta boquita rosada desierta de dientes. Amalia ya está en su mundo de nuevo riendo como una loca, pasándole la mano arriba y abajo del pantalón de su nuevo ¿amigo, amante, protector, futuro padrastro?, va, quién sabe. ¡Que rápido está madurando Candela! más de lo conveniente, por supuesto que tendrá que esperar mucho para llegar a saber lo que el amor significa. Con el paso de los años, tendrá que aprender primero lo que es estar enamorada, como su madre no por supuesto.


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EL TREN DE CHAPA


                                                 EL TREN DE CHAPA


Si tuviera que explicar el porqué de esa fijación mía por los trenes, no sabría explicarlo bien. Algo si que os puedo decir que sirva de referencia. Todos los veranos, terminada la temporada del colegio, mis padres hablaban con una tía carnal suya que vivía en Torredembarra, en lo que ahora se llama Costa Dorada. Se carteaban, porque no teníamos teléfono, ni en mi casa ni en la suya. En un determinado día, el equipaje estaba listo, en el recibidor de casa, esperando ser cargado en un taxi que nos llevaría a la estación de Francia.
Del año del que os hablo es del cincuentaicinco, ¡ya ves, casi nada! La primera vez que vi la estación, me pareció entrar en un palacio, ¡que grande era todo, que bien decorado!, el hecho es que era un palacio para los trenes, cuando accedías a los andenes, veías aquella cúpula de acero y cristal, y tantas terminales con trenes alineados, sobrecogía oye. Después os cuento una cosa que hasta hace poco nadie sabía, ni siquiera mis padres.
Subíamos a un tren bastante largo, el convoy quiero decir, por lo menos, yo contaba, de ocho a diez vagones de pasajeros, de diferentes categorías claro, entonces había de primera y segunda, nosotros como íbamos cerca, nos subíamos a los vagones llamados entonces borregueros, rústicos que te cagas, todos los asientos de madera, ensamblados en Alemania, con unos pescantes y plataformas que hacían estremecer si salías fuera, a veces habíamos tenido que dejar el equipaje de cualquier forma y viajar sujetos a mis padres para no caer a la vía.
Locomotoras de carbón, vamos, que iban echando combustible a una caldera para que corriera, carbón y un gran depósito de agua, que es lo hace el vapor que impulsaba a esas máquinas. Ya cuando salíamos de los túneles del Garraf, aunque no nos mirábamos a ningún espejo, parecíamos indios, solo se nos veía el banco de los ojos, ¡que bárbaro tú! Nada, que si no te lavabas y volvías a la ciudad, parecía que hubieras estado dos meses bajo el sol de lo morenito que te quedabas. ¡Y una peste que hacíamos que para qué!, si estuviéramos en la época de los comanches, huirían de nosotros, seguro.
Que quieres que te diga, desde entonces ya bien pequeño, los trenes me fascinaron. Y oye, que cuando volvía de las vacaciones de verano  -nosotros estábamos tres meses en casa de mi tía viuda, mi padre no, iba y venía, tenía que currar el pobre-, soñaba una buena temporada con trenes, trenes fantásticos, de toda clase, trenes imposibles, que solo caben en la imaginación de un niño, ahora ya son realidad, pero entonces no.
Así que, un amigo y yo, los dos con la misma obsesión por los trenes, caminábamos a veces sin que lo supieran mis padres hasta la estación de Francia, nos sentábamos en aquellos bancos metálicos y los veíamos entrar y salir, con eso nos conformábamos. ¡Si llegan a enterarse mis padres que hacía eso, me matan!  -es un decir claro-.
Bueno niños,  -dijo un día mi padre- haced la carta a los reyes magos de oriente, vaya mandanga, ¡que empezaba a ser mayorcito hombre…! pero así eran las cosas, tradiciones absurdas.    Yo solo quiero una cosa papá.    ¿A si, y que es?    Un tren.    ¿Cómo que un tren, y de donde quieres que saque un tren?     No sé, pero es lo único que quiero.  Y los reyes magos de oriente me trajeron un tren, un tren de lata que solo daba vueltas y más vueltas alrededor de seis tramos de vías que se empalmaban, le dabas cuerda a la máquina, sin forzarla porque si se rompía ya estabas listo, y me sentaba con las piernas cruzadas en el suelo, a verlo dar vueltas y más vueltas.
Era de chapa, bueno de lata que viene a ser lo mismo. Tenía maquinista y todo, el tren como no podía ir a ninguna parte en concreto, el maquinista ni se movía del sitio, por eso era de lata también. ¡Pero que gratos momentos me pasaba con mi tren…! lejos de mi hermano eso sí, porque ese era peor que Atila, no en vano se pidió un caballo de cartón piedra con plataforma de madera y ruedas. Y un arco con flechas de ventosa, que en cuanto te descuidabas, te las lanzaba con todas sus fuerzas el muy… pasaba por mi lado a veces, ambos jugando, y le pegaba patadas a los vagones para que descarrilaran, entonces yo lloraba sin querer hacerlo, solo para que le echaran la bronca, ¡era travieso del copón mi hermano!
Y cada año lo mismo, al tren en verano para ir a Torredembarra, ¿te puedes creer que a pesar de la incomodidad, se me hacía corto el viaje? Me gustaba, hasta el humo tóxico que emanaba de aquella infame locomotora, tosía todo el camino casi sin parar, peo yo, con la cabeza fuera de la ventana todo el trayecto, mi madre me sujetaba de los pantalones para que no me cayera, llegaba a la estación de destino, con los pantalones cortos a mitad de las nalgas del culo. Tengo ahora cincuenta y diez y alguno más, y todavía conservo el tren anclado a una plataforma de madera contrachapada, el tren lo tengo guardado, envuelto en papel de estraza aceitado, vagón por vagón y la máquina, las vías no, las vías las tengo montadas fijas sobre el tablero de madera, salvo una vez hace años que perdí la llave para darle cuerda al tren, no ha sufrido ni un solo rasguño. Ahora para más seguridad, hice un pequeño soporte de corcho, al que le hice un agujero en el que cupiera la llave dentro de la cabina del maquinista, lo pegué con pegamento líquido y ahora está segura ahí.
Tres o cuatro veces por semana, lo planto en el suelo de casa o sobre la mesa del comedor y juego con él. Y cuando llega el verano, cada veinticinco de junio, preparo un pequeño equipaje como si me fuera de vacaciones a Torredembarra, arranco el tren después del desayuno y viajo en él. Hace bastante tiempo ya, me compré en un anticuario, una campana de latón sobre su soporte de mesa, la toco suelto los dedos que sujetan la locomotora y viajo, viajo, viajo…


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miércoles, 16 de julio de 2014

CRECER Y SEGUIR CRECIENDO


                                      CRECER Y SEGUIR CRECIENDO


No podía dar crédito a este fenómeno que se desarrollaba ante mis ojos. El cambio es bestial, para quién no la conozca, si la ve de pronto, puede parecerle que es una auténtica fuera de serie. Sin embargo, a pesar de parecer imposible, es cierto, esta chica llegará lejos.
Es fácil confundirse con lo que acabo de describir de ella, no es una diosa carnal, de esas que cuando van por la calle tumban de espaldas a la gente, no es eso. Hay mujeres electrizantes, que cuando pasan por tu lado, no puedes evitar mirarlas, ¡que belleza la suya, exultantes, con unos cuerpos de escándalo!
A ella no le hace falta una carrocería de Ferrari para destacar entre las demás, resalta su dinamismo, la fuerza de su carácter. Bueno, es cierto, a veces se derrumba un poco, ¿a quién no le ha pasado eso alguna vez? Nadie puede negar, que a lo largo de su crecimiento, los huesos, deben encajarse unos con otros, lo mismo que el desarrollo de los nervios y fibras que nos mantienen erguidos, rectos.
“Satiatus vultur humano corpore”, Ultima etapa del crecimiento humano. Al parecer, llegamos a un tope, a una medida máxima de desarrollo celular que cuando se culmina, deja de progresar, se interrumpe esta etapa, a partir de entonces, solo queda ir menguando, no en estatura, aunque si que nuestro cuerpo se va depauperando, decreciendo, se gata y consume poco a poco.
Pero esto no impide que sigamos creciendo, ella lo hace, y lo hace haciendo esfuerzos denodados por resistir los embates del tiempo. Superar etapas, difícilmente comprensibles para otros, no todos los seres humanos tenemos el mismo calado, somos todos diferentes, unos más sensibles que otros, otros son más consecuentes que el vecino de al lado. En cambio de quién os hablo, es de una persona fuerte aunque necesitada de determinados afectos que hasta ahora le han sido negados. Es a partir de determinado tiempo, cuando se ha dado cuenta de que debe seguir creciendo, y lo hace, puede que el cuerpo no la acompañe en esta labor, pero sí sus sentimientos.
Esa es la razón que me hace reflexionar, que aunque a partir de determinada edad comenzamos a perder determinada fuerza física, no sucede así con la mente, la mente es uno de los componentes del cuerpo peor explotados. Quizá durante determinados años, nos hemos visto fuertes, hemos llegado a vernos a nosotros mismos, como gigantes en el reino de Lilliput, como el Gullivert protagonista del cuento que escribió Jonathan Swift, y cuya capital es Mildendo. No nos ha faltado razón para vernos así, con dieciocho o veinte años, nos atrevemos con todo, no nos hemos parado a pensar en la necesidad de usar bien la cabeza, de amueblarla bien, como se dice de manera coloquial.
Visto que esto es así de real, llega el momento de realizar una recapitulación de nuestra andadura, reflexionamos, evaluamos, nos examinamos a nosotros mismos, y es entonces, cuando nos damos cuenta que hemos fallado en algo. Ha menudo, nuestras averiguaciones no nos conducen a ningún lugar en concreto en la vida, no sabemos las más de las veces, como o porqué, somos de determinada manera de ser. Esto también tiene solución, siempre se está a tiempo de rectificar, de modelar conductas, el cuerpo físico envejece rápidamente, pero nuestra mente no, su deterioro es mucho más lento, está sin explotar aun, es terreno virgen para ayudarnos a cambiar comportamientos equivocados, a hacer reformas en nuestros sentimientos y actos.
Para poder hacer esto, que al fin y al cabo todos deseamos ¿Qué debe hacerse pues? Está claro, lo primero es despejar de nuestra mente problemas, asuntos negativos, abrir ventanas para que entre aire fresco, despojarnos de arquetipos de conducta, que no nos han llevado a nada, no nos han ayudado a llegar a ningún puerto deseado. Después, con una mente “nueva”, si no sabemos como llenarla de nuevo de cosas buenas, positivas, prácticas, que nos van a ayudar a ser gigantes auténticos, dejarnos ayudar es lo propio, lo mismo que cuando nuestro cuerpo enflaquece, se hace viejo, vamos al médico para que nos parchee, que nos reparen un miembro roto por el uso.
La persona de la que hablo aquí, creo que ha comenzado a ver claro, que es necesario no perder nunca de vista, que los seres humanos, tenemos la sublime capacidad, de sorprendernos cada día, con cosas que suceden a nuestro alrededor. Puede que jamás hayamos experimentado, encontrarnos con alguien que casi al azar, se nos ofrezca para brindarnos esta ayuda, ayuda que se debe dar a cualquiera, que esté en una situación igual o parecida.
Si su deseo es seguir creciendo, me presto como ayuda adicional, sé que ya ha comenzado interiormente a ver cambios en ella misma, puede que no demasiado significativos al principio. Esto lo podemos comparar con los infantes que comienzan a dar pasos inseguros al principio, después, con el paso de las semanas, sus pies y el equilibrio innato de su cuerpo, comienza a contrapesarse a si mismo, “¡Está comenzando a andar sola…!”, en definitiva, es lo que cuenta, seguir creciendo y creciendo.


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REFLEXIONES V


                                           REFLEXIONES  V


-Bueno… si te parece bien sigue insultándome, el insultar y el golpear es lo que descansa en el seno de los estúpidos.
-Si quieres disfrutar del infierno, procura tener muchos amigos. Cuantos más tengas, más sufrirás.
-He llegado aquí gracias a ti y a muchos otros, que como tú, me han enseñado lo que es el amor y la desconfianza.
-Adelántate si quieres en el camino que nos queda, pero cuida tus zapatos, nada es eterno en la vida.
-Fecundo, feroz y oscuro, es el lugar donde descansaré al fin en paz. Es un valle frondoso y silencioso, pero al ser tantos los que estamos juntos aquí, siempre hay luz en un rincón u otro.
-Te cambio mi agua por tu amistad, es un voto de confianza este que te presto, sin comer paso más tiempo que sin beber.
-Los socios son como las chinches, en cuanto encuentran una costura donde alojarse, se pegan a ella como si de ello dependiera su vida. Aléjalos de tu lado y sigue teniéndolos como amigos a lo mucho.
-Calla y escucha, no hables, si lo haces, descubrirán que te faltan dientes, para morder lo que no puedes digerir.
-Sé paloma y vuela alto, y mientras tanto, ve mirando hacia el cielo, ¡los halcones son tan rápidos y mortales…!
-Prefiero ser piedra de toque que torre de castillo, todos tienen como objetivo a esta última, por ser más alta.
-Los cantores que cantan con alma, son más valiosos que el oro. Te enseñan, te disciplinan, te aseguran el futuro, pues estos nunca te engañan.
-El trabajo dicen que es necesario, pero trabajar ¿para qué, por dinero? Para que quiero ganar cien si solo sé contar hasta diez.
-Si se mojara toda la pólvora, ¿con qué dispararían los malvados? Se retirarían de todos las fronteras, los mortales somos cobardes a pecho descubierto.
-Momentos de ocio…, que hermosos son cuando los pasamos con aquellos a quienes amamos. No imagino nada mejor que a dos enamorados haciendo el amor hasta quedar exhaustos, cansados de derramar cariño, el uno sobre el otro.
-¿Sabes que el amor tiene muchos nombres? Llevo toda mi vida procurando comprenderlos, y aun no he conseguido interpretarlos, de manera que… no me atrevo a pronunciarlo de manera gratuita.
-No sé que camino llevo, solo sé, que no le doy nada a quién nada me enseña. Mojo mi pluma en el corazón, y no tengo propósito, porque el tener propósito no es trabajar.
-Cuesta abajo es tan cansado que ir cuesta arriba, el esfuerzo siempre es el mismo, la meta llega a verse desde lo lejos, después…
-Siempre amando, equivocándome pero siempre amando, algún día alguien entenderá que es lo que quiero. ¡Vas listo…! me dicen algunos, pero no puedo contestarles más que… ¿entonces que me sugieres tú, que odie a la gente?
-Su retrato, eso tengo, a ella no. Cada vez que lo miro entre sombras se enciende su rostro, es entonces cuando me consuelo pensando que… ¿acaso se estará acordando de mí?
-Los crié como si los hubiera parido yo mismo, son míos también, ahora pienso quizás demasiado ha menudo… ¿Sabrán que todavía los quiero aunque no los tengo aquí?
-Hay dos opciones: vivir o morir poco a poco.
-¿Cuántas lunas hay, cuantos universos? Estoy aquí y ahora, fuera de esto, nada importa.
-Me paro a pensar y deduzco, que la mitad de la vida, me la he pasado en lugares inconvenientes.
-Son las pequeñas cosas las que nos hacen más felices, un cariño inesperado, una caricia a destiempo, y también un beso frágil, de esos que sabes que casi nunca llegan. Creemos ser superiores  “si tú no me das yo no doy”, craso error ese, la vida desde su inicio es pura improvisación.
-Tengo pájaros que cantan como dioses invisibles, tú le has puesto alas de oro al tuyo para que luzca más, pero si eres capaz, échalo a volar, haber si puede.
-El bosque es hermoso, porque lo habitan también, animales poco agraciados.
-Daría todo lo que sé, por un tercio de lo que ignoro.
-Siempre he oído que todos tenemos un precio. Mi perro no, él no aprecia el dinero.
-Los delgados, los que se conservan bien, miran de reojo a los gordos, a los calvos y a los tontos, sin siquiera conocerlos, esos que desprecian tanto al resto, son los mejores, ¿no es cierto?
-A los payasos se les subestima mucho, es muy difícil hacer reír a la gente.
-Me alegro mucho cuando alguien, se deja querer por mí, no es cuestión de egocentrismo, simplemente se requiere, parar bien el oído, saber mirar a los ojos, y así saber fácilmente, que es lo que necesita el otro para poder ayudarlo.
-La razón es lo que más abunda en el mundo, todos pretendemos tener la suficiente para tomar decisiones, aunque no prosperen, tenemos razón y basta.
-Si juzgo a alguien, no soy una persona de a pie, soy juez, pero… ¿de donde he sacado la toga?
-¡Son tan hermosas… tan frágiles las mariposas! Y los científicos las cazan y las pinchan con agujas para exhibirlas en vitrinas. ¡Hay de nosotros si llega el día, en que los gigantes quieran, conocer a nuestra especie!
-Odio a los fantasmas por los sustos que me pegan. Podrían ponerse todos en la misma habitación y hablar de sus cosas ¿no?, al fin y al cabo son incorpóreos, etéreos, espíritus transparentes. ¡Que discutan entre ellos y que me dejen en paz, puñetas!
-“Solo sé que no sé nada” dijo Sócrates. No pretendía darse ínfula alguna, solo dio a conocer con esta corta frase, que la sabiduría puede ser infinita, siempre hay cosas que descubrir, cosas por procesar. En cambio, no nos preocupamos siquiera, en conocernos a nosotros mismos, y mucho menos a los demás.





EL SUEÑO


                                                         EL SUEÑO


A veces, cuando estoy despierto sueño, es un sueño indefinible, estoy consciente, y es precisamente esto, lo que hace que estos sueños sean peculiares. Paseo y me encuentro con mucha gente, tanta que apenas caminar puedo, entonces, me asalta el sueño de flotar sobre la gente, sin embargo… ¿cómo puedo hacerlo? Simplemente, me subo en mi alfombra mágica y vuelo, cómodamente sentado, sobre este tapiz mágico, navego. Ladeo mi cuerpo sin sujetarme a nada, como suspendido en el cielo, y mi alfombra me lleva haya donde quiero.
Puede resultar absurdo, lo sé, pero es mi sueño, y con mis sueños hago lo que quiero, son míos y de nadie más. Si me canso de estar sentado me acomodo y me recuesto, absorbo el aroma de los árboles y plantas, que con su peculiar aroma llega desde el suelo.
No me doy cuenta de ello, pero seguro que voy sonriendo, me siento poderoso y seguro en este sueño de hoy, que mañana, ya se verá cual tengo. No me bajo de esta alfombra, es mía y la aparco donde yo quiero, además es invisible y precisamente esto, hace que mi mente flote, que se mantenga en silencio, anuente a todo lo que pasa a mi alrededor, pero ausente de lo negativo, de lo poco importante, de lo necio y absurdo que pueda contrariarme.
¿De qué manera puedo explicarlo, a quién puede interesar estos delirios mágicos?, va, lo dejo para los demás, los que quieran entenderlo no podrán hacerlo jamás. Los sueños son inimitables, lo tengo comprobado, en ocasiones hablo con gente, les cuento lo que he soñado. Algunos me dicen que ellos sueñan despiertos también, que sueñan con cosas materiales, cuando compran lotería, esperan que les toque, y por un instante, piensan en lo que van a hacer, si su número sale premiado.
De estas cosas no entiendo, jamás he jugado a nada, loterías quinielas, números de la ONCE… ¿para que hacerlo si hay otros que lo necesitan más que yo?, lo dejo correr y sigo soñando, ahora lo hago durmiendo. Hoy no he tenido suerte, he caído por un barranco, y a punto de tocar fondo, me he despertado con un susto de cuidado. Haber mañana que tal va…, vuelvo a la calle la mañana siguiente, esta vez sueño por otros, por esta señora que va delante de mí, arrastrando el carrito de la compra, apoyándose en él cual si fuera su bastón, camina de forma lenta, es viejecita y no da más de sí su cuerpo, procura no tropezar con nada ni nadie.   Sería mi ruina si caigo, poco a poco Teresina, que con un mal paso, puedes echar a perder la cadera si caes al suelo, despacito y buena letra, que nadie te espera en casa, ya lo tienes todo hecho. ¡Que ganas de llegar tengo!, con el calor que comienza a hacer, después de comer me echaré una siesta.
¡Caray mira, si es José…! Que tal te va amigo mío.   Mal chico, al final el taller ha cerrado, ahora si que… me he quedado en la calle, voy a recoger los papeles para apuntarme al paro. A Fina se le ha terminado la ayuda, como me espabile, dentro de nada nos quedamos en la calle. Haber lo que me corresponde de paro, porque con cincuenta años ya, ¿dónde voy a encontrar trabajo?, no he hecho otra cosa en mi vida, más que reparar coches, ¿qué quieres que te diga?, estoy desanimado, tocado y hundido, como cuando jugábamos a hundir la flota, recuerdas ¿no?    Claro, como voy a olvidarlo… pero permíteme una sugerencia, sigue soñando, yo lo hago cada día, y en ocasiones los sueños, aunque son un punto y aparte de nuestra consciencia, ayudan a llevar mejor los asuntos diarios.   No te comprendo, ¿qué quieres decir con eso?    Que los sueños son una más de las fronteras por las que el ser humano pasa, y como todo en la vida, muchas veces terminan cumpliéndose.
Por fin he cumplido un sueño, tengo un garaje grande que no uso, más que para guardar el viejo coche que ya no conduzco, lo dejaré en la calle. Voy a decirle a Martí, que si quiere yo lo ayudo a establecerse por su cuenta, es un comienzo, un sueño, algo que puede llegar a ser verdad, algo palpable. Tiene sus herramientas, eso me consta, yo tengo otras pocas, ahora solo falta buscar clientes, que quieran reparar su coche, de ahí al cielo.



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martes, 15 de julio de 2014

LA TELE ES CHULA


                                               LA TELE ES CHULA


 Hace un par de días, fui a recoger un encargo a una ferretería al lado del mercado central de El Vendrell, la ciudad donde vivo, allí en esta pequeña tienda, están perfectamente representadas, dos generaciones de una misma familia. Esperando cumplimentar el encargo, nos pusimos a hablar brevemente de los hobbies de cada cual.
Resuenan perfectamente en mi cabeza, una frase de la señora que me atendió    A mí, no me gusta la tele, es un rollo, siempre lo mismo, sin ninguna capacidad didáctica, a no se que se consideren didácticos los anuncios, que nunca faltan en cualquier programa televisivo.  No  son las palabras exactas que usó, pero en síntesis, creo que lo expresó así.
Desde joven siempre me he preguntado…    ¿Cómo no le puede gustar la televisión a la gente, si es lo más chulo que hay en el mundo…? De ella hablo una vez Bette Davis  -actriz de Hollywood-, que dijo  “La televisión es el mejor invento del mundo moderno, antes, cuando llegabas a casa, tenías que hablar con tú conyuge…” Tremenda ironía de lo que representa la tele en el núcleo de la familia.
En cambio, esta señora de la que os hablo, me dijo   A mí me gusta la lectura, cuando tengo algo de tiempo, lo dedico a leer.  Eso, amigos míos, es ser valiente, los lectores, más que los televidentes, son personas con arrestos, personas de un gran calado humano.
Si bueno vale, pero ahora se han acabado los mundiales, dime una cosa ¿tú te esperabas que ganaran el mundial los alemanes?     Pero si el fútbol a mí no me gusta figura… ¿que me estás contando? Que no… que esto, es una de las mayores locuras humanas que existen, después de la guerra… como me vuelvas a decir algo del fútbol, te denuncio a la señora  del mercado para que  cuando vayas a su tienda, no te venda nada, que te eche de allí hombre.
Si he de ser franco, creo que a las masas los han drogado, con eso del fútbol televisado. Cien mil personas en un estadio, siguiendo un balón, dándole patadas y repartiendo leña entre ellos, ya está, ya sé lo que pasa, la pelota está llena de droga, fijo, y al que la mete tres veces en la portería contraria, se la regalan, ¡que chollo oye! La gente sin poder comer, sin tener un mal techo para guarecerse, pero en un rincón del cuchitril donde viven, siempre verás una tele.
En cambio… busca entre sus pertenencias un solo libro, uno de cada millón de personas, leen libros. Platón un filósofo griego del siglo cuarto antes de Cristo dejó para la posteridad una frase que todavía resuena a diario en mis oídos  “Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo” creo que este es un breve apunte de otros pensamientos, que aún pareciendo superficiales, son mucho más significativos de lo que aparentan  “El mundo de las ideas incide en el mundo físico; piensa bien y harás lo correcto”.
¿Qué nos invita a hacer la televisión?, nos aborrega, es como un eco perpetuo que nos está recordando continuamente, que no es necesario que hablemos de cosas importantes que han sucedido durante el día, porque primero está ella en casa, manda y rompe los vínculos importantes, que hacen que las familias se fortalezcan con estímulos mutuos.    ¡A callar todo el mundo que dan el telediario!, mientras, cuatro o cinco personas en la mesa, se rompen las pestañas sorbiendo la sopa y mirando la tele a la vez. ¡No me digas que no tiene mérito la tele!, no tiene alma, ni vida propia, pero…  ¡joder como manda la tía esta!
Robert Spaeman resumió el impacto a nivel humano de la televisión con esta frase  “La TV es el sistema verdaderamente democrático, el primero accesible a todo el mundo y completamente gobernado por lo que quiere la gente. Lo terrible, precisamente, es lo que quiere la gente” La brevedad de la vida, exige que seamos selectivos a la hora de escoger trabajo y ocio, ambas cosas son necesarias. Vivir pendiente de un aparato doméstico en casa, nos ridiculiza como seres humanos, nos empequeñece, nos atrofia.
Recuerdo que cuando me visitaban mis hijos, siempre se hacía el silencio en casa, a una hora determinada, la causa es un programa que dura ya ni sé cuanto tiempo hace,  -porque tiene muchísimo éxito entre la juventud especialmente-, que se llama algo así como… “Hombres y mujeres y lo que entre la entrepierna duele”  -no sé si lo digo bien-, debe ser muy interesante, por la atención que ponen en casa todos a la hora de comer, no puedes decir nada    ¿Queréis callar que no oigo nada, que sale el tronista…?
Si será ilustrado el programa este, que hasta usan palabras que ni existen en el diccionario, tronista no aparece, pero se conoce que todo el programa da vueltas a estos personajes. Vomitivo, ciertamente penoso, lo mismo que las pintas de los que salen en el programa.
Pero oye, no por eso se debe interpretar que estoy contra la tele, yo también la miro de vez en cuando, mi mujer me regaló una de esas de plasma grandes, la que tenía, la miraba con prismáticos desde el sofá, el salón comedor es grande, y los ojos ya no dan más de sí, a veces. Ando entre libros siempre, no soy un acumulador compulsivo, algunos de ellos los regalo cuando los he leído varias veces, en cambio, de otros he de decir que por mucho que los lea, siempre vuelvo a ojearlos, en busca de pensamientos y notas, que tengo puestas en los márgenes.
Ahora bien, eso no quita que la tele sea una cosa chula, un vecino de mi bloque, tiene una de cien centímetros de pantalla, se ve en 3D y todo, es como un ordenador, con pantalla gigante. El hombre, no pisa la calle para nada, ¡coño teniendo una tele así, que le ha costado un riñón, cualquiera sale! Hay que amortizarla, y para eso hay que sentarse delante le la tele después de desayunar. Tengo algunos amigos, que antes de encender la luz cuando llegan de la calle, encienden la tele, es el punto de partida de todo cuanto sucederá en la casa, cuando se acomoden en el sofá, o cuando cenen en la mesita de centro.
¿Qué se puede decir de la tele que no sepa cualquiera? Nada, todos sabemos los peligros que encierra, y las ventajas que supone, esa es precisamente la cuestión. Si un aparato así, lo usamos para que el desarrollo de nuestra vida sea más confortable, vamos bien, pero si este, nos maneja y utiliza del modo que quiere, estamos en mitad de un destructivo tsunami que acaba con el concepto de la razón y propósito de nuestras vidas.


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lunes, 14 de julio de 2014

ORDENO Y MANDO


                                        ORDENO Y MANDO


Quien manda, dondequiera que sea que lo haga, debería olvidar esta pequeña historia que no es un invento, es como digo, historia. El como he llegado a saber de estos acontecimientos es fácil deducirlo, los he vivido, forman parte de una etapa de mi vida, y sus protagonistas son, mis abuelos maternos.
Mi abuela, gente sencilla, criada en cortijos de Andalucía, siempre fue una persona, desde que era joven, a la que le chiflaban los uniformes, fueran militares y de cualquier arma, hasta los de la Guardia Civil, que también tienen uniformes de gala, desfilan el día de la victoria o cuando es el patrón o patrona de determinada arma, tierra, mar o aire.
Con el correr de los años, mi abuela se fijó en quién sería después mi abuelo materno. De estatura regular, siempre con el pecho fuera, la cabeza levantada… así era él, y claro, mi abuela se enamoró de él. Había estudiado en la academia militar de Toledo, allí les enseñaban estrategia, dotes de mando, uso de armamento, eso a los que aspiraban a mandos gordos, a los que estaban en la cadena de mando vamos.
Entonces la República era la forma política de España, y mi abuelo la juró, por convencimiento no por conveniencias, así le fue después. Destinado a África, hizo la guerra contra los moros, a la vez que reclutaban, a aquellos que querían alistarse al ejército republicano. Los acontecimientos, quisieron que perdieran aquella guerra, aunque se establecieron lugares donde los españoles quedaron al mando, hasta hoy día.
Mi abuelo llegó a comandante, se conoce que tenía buen ojo para la estrategia, compartía compañía con Francisco Franco y Bahamonde, hicieron la guerra juntos allí en África. Franco se sublevó contra el gobierno establecido en España, el rey estaba en el exilio, Alfonso XIII y su familia, pero mi abuelo dijo que el no iba a pelear contra los republicanos, era uno de ellos, no iba a matar a sus hermanos. Franco se la juró, a él y otros muchos con la misma convicción republicana.
Con el golpe de estado que dio, murieron mucha gente inocente, muchísima  -no hay razón ara recordar cuantos, solo que era gente buena, convencida de los valores que habían heredado, muchos de ellos-.    Juan que te vengas conmigo a España, vamos a echar de ahí a estos rojos descamisados.    No, yo no voy, si acaso me retiro de la carrera militar y ya está.   De eso nada, si no estás conmigo, estás contra mí.  Lo mismo que dijo Jesucristo en su día a los discípulos.    Pues bueno, si quieres entenderlo así, que así sea.  Que es como decir Amén.
En definitiva que mi abuelo se sublevó, desde el punto de vista de Franco, claro. Cuando mi abuelo, no por llevar la contraria a nadie, sino más bien para ayudar, se puso del lado de la República, la  jodió bien jodida. Lo persiguieron y lo encarcelaron, tres años y pico se los pasó en Montjuich, Barcelona, por traidor a la patria, ¡tócate los cojones y baila! Mi abuela a base de ruegos y suplicatorios a oficiales que conocía de la guerra de África, y conociendo estos quién era don Juan Fantova  -mi abuelo-, al final lo soltaron.
Otros muchos no vieron más el sol al ser encerrados allí, de la celda al paredón y ¡zas!, fusilados. Cuando mi abuelo salió de allí, alguien le encontró un trabajo en una fábrica de papel de estado en San Baudilio Del Llobregat, pero de encargado, nada de ser obrero, él iba siempre de traje, corbata y sombrero, complemento imprescindible entonces para cualquiera que quisiera mandar algo, y más de su rango, encargado. Pero chico, todo era llegar a casa, todos vivíamos bajo el mismo techo, mis padres, mis abuelos y los tres hermanos, y era otro oye, yo no sé que le darían allí en la fábrica, a lo mejor se drogaba con algo que le hacía efecto después de unas horas…
Todo era entrar por la puerta y ya la estaba armando, a mí no, nunca, era, no sé porqué, su nieto preferido, sería porque llevaba su nombre, digo yo. El caso es que nos acojonaba a todos con una pistola que tenía de cuando era militar, tenía licencia de armas, en cuanto empinaba el codo un poco… todo dios firme y con las rodillas chasqueando una contra la otra. ¡Coño, que nos teníamos que esconder debajo de la cama de mis padres, con la habitación cerrada a cal y canto! Que eso marca no creas, que tenía luego unos sueños… que flipaba. El sable de ataque, todo el correaje, la gorra y el uniforme, todo lo guardaba en un armario del recibidor, pero la pistola no, la pistola, una Luger semiautomática, esta la tenía en algún lugar del armario de su habitación.
Mi abuela, no sin razón, le liaba unas broncas de cuidado    Un día de estos tendremos un disgusto, borracho de mierda.  No bebía durante la semana, ni una gota, por lo menos que lo viéramos nosotros, pero el sábado amigo mío, era otro cantar    Paca, me voy a buscar tabaco…  Y ya no se le veía el pelo, hasta la madrugada del domingo al lunes. ¡Y como llegaba a casa madre mía…! a veces, muchas veces, lo traía a casa el vigilante del barrio, o el sereno, que por aquellos años, eran figuras importantes en la ciudad, muy bien consideradas.
Llegó el tiempo, en el que se hizo insoportable su comportamiento. Ser republicano, no garantiza ser una persona íntegra, eso es evidente, ni nacional, o sea, franquista.    ¡Me cago en dios Paca… déjame salir de casa, te lo digo de buenas maneras he…!     Que no, que estoy hasta el higo de te gastes el sueldo en vino y vermut, ya está bien, se ha acabado.  Al final, cuando se le acercaba mucho, mi abuela le arreaba con una sartén de acero, en la cara o la cabeza, donde le pillaba. La economía no estaba entonces como para echar bengalas al aire, la posguerra, jodió todo el sistema de vida de los españoles, había trabajo pero… no hasta el punto de ganar lo suficiente para alquilar un piso.
Total, que de pasar a ser un mandón de esos con estilo, quiero decir con estudios y todo, pasó a ser un postrado, tuvo que claudicar ante la fuerza que ofreció la familia. De forma que eso de ordeno, mando y que se haga pronto, no es garantía de nada, no garantiza que las cosas se hagan mejor, con mejor actitud, de eso nada. No es cuestión de mandar, es más bien, cuestión de saber convivir con los demás, con la mejor armonía posible.



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CORAZÓN AUTÉNTICO


                                            CORAZÓN AUTÉNTICO


Así es ella, sufridora y siempre presta a llegar adonde otros no llegan. Es amante sin saber muy bien porqué    Me habrán parido así,  -dice- no se decir más. La veo trabajar, y lo hace poniendo los seis sentidos, a pesar de saberse, que tenemos cinco. Es… diferente, es diversa y muy apreciada dentro del entorno donde se mueve, ni siquiera piensa en vacaciones propias, piensa en las de los demás, su corazón se alegra, cuando ve a los otros brincar de alegría.
Adoro estas reacciones suyas, van más allá, de todas las expectativas esperadas de una persona común y corriente. De común no tiene nada, de corriente menos aun, siempre desespera con los desesperados, ríe con los que lo hacen de corazón, y sobre todo, atiende, se fija en aquellos que pudieran lastimarla, la vida le ha dado muchos palos, desde cuando era joven hasta ahora, va medio quebrada por cardenales eternos, que lleva como marcados a  fuego,  sin haberlos pedido.
Corre como una gacela para todo, piensa que es malbaratar el tiempo hacer las cosas despacio, tiene un corazón auténtico. No es de piedra, de esos que acompasadamente, bombean pasando de los demás, no sabe hacer las cosas así, ¡cómo no voy a quererla, de que forma se puede ignorar un corazón valioso como este suyo!
De todos los que conozco, es el más puro, el más auténtico, el más digno y el más gozoso aunque parezca que debiera ser de otro modo. ¡Tendríais que escuchar su voz cuando me llama por teléfono…! se me olvidan por un momento, todos los males que pueda estar padeciendo, se deja arrullar como un gatito pequeño, y casi, casi, se para mi corazón cuando la escucho. Rezo a mis dioses para que no me falte nunca, pido sinceramente, que sea ella la que me entierre, no podría soportar lo contrario, no podría.
Reparte su amor a todos los suyos, entre los que me encuentro yo, afortunadamente. Y cuando lo hace se ensancha, crece, como lo hace su corazón casi virgen, sí, no es joven, han pasado muchas lunas sobre su cabeza, pero aun así es joven, joven con la fuerza necesaria para verla, como si fuera una vida recién llegada al mundo, mezcla de saber popular y vida, mucha vida. Te engancha, todo en ella resplandece como si fuera un alma divina, que hereda las cualidades de diosas perdidas en el tiempo. Las diosas por serlo gritan y exigen, ella no es así, no soporta gritos, se achanta cuando escucha voces fuera de tono, los digiere como puede y sigue su camino.
Es auténtica, alma que roza la perfección, que se divierte viviendo su momento, a su manera. Piensa mucho, eso es de personas sabias, de humanos que saben que, por otros caminos, no se saca nada bueno, salvo amargarse los momentos de vida. ¡A sus hijos los quiere con toda el alma, de que manera…! Son la sangre vital que corre por sus venas, sin ellos no podría seguir viva, ese corazón suyo, se detendría al instante, hay que recordar en este instante que hablamos de un corazón auténtico, no un corazón cualquiera.
Le gusta la conversación, disfrutar de los buenos momentos que la vida le regala, y si es al lado de sus hijos y nietos…, entonces su corazón se acelera, para multiplicar ese cariño especial que siente por tan maravillosa compañía.
Llega a casa y me regala su compañía, las sombras que ha menudo se convierten en una tela de araña, alrededor de mi mente, comienzan a desaparecer, empiezo a distinguir los colores, el latido de su extraordinario corazón llega a dolerme, se me hace imposible tenerla pegada a mí.
No merezco tanto como me da, sosiego, paz y alegría. Demasiadas cosas para digerir en una sola sentada. Se me olvidan las caras de los suyos, pero la de ella no, la llevo dentro de mi alma, tengo algunas fotos de ella, cada día las repaso, cada día las venero, lo mismo que si fuera mi ángel guardián, no sé que pasará mañana, pero lo que es hoy, que es lo que a mí más me importa, la llevo dentro de mí porque ella así lo quiere.
Yo no te olvido cariño, siempre estaré cerca de ti,  -me dice- siempre recordaré aquella primera vez, aquel encuentro casual, que nos condenó a estar juntos.  Le contesto, que por mi parte espere lo mismo, no tengo a nadie más a quién querer, con quién sentirme más a gusto que a su lado. Así pasamos nuestro tiempo, cada cual con su vida pero juntos siempre. La acaricio a diario, con esos sentidos ciegos que todos tenemos, que no son manos auténticas, ni ojos donde mirar, pero esos sentidos, medio atrofiados por la distancia se crecen cuando la huelo, ¡está tan cerca de mi…!
Estas palabras son por lo tanto, una oda a un corazón auténtico, llegada de un corazón agradecido siempre, de un hombre que la envidia, porque solo desearía, tener un trocito pequeño, dentro de mi pecho, de su corazón auténtico.


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domingo, 13 de julio de 2014

CASI, CASI...


                                                            CASI, CASI.


-Hayyy, caliente, caliente, casi te quemas.
-Venga, dame una pista más vaaa, no seas así hombre.
-Nada, si lo quieres, lo tienes que descubrir tu solita. Ya  te he dicho bastante…
-Si, pero esta casa es muy grande, podría estar en cualquier parte.
-Vale una pista. Es un poco grande, no es un adorno y tampoco está colgado en la pared.
-¿Ves?, esto ya es otra cosa, con estas pistas seguro que lo encuentro.
-Pero recuerda, cuando estés casi tocándolo, te cubriré los ojos con un pañuelo.
-¡Valeee, que divertido!
-Venga sigamos, si voy por el frio me lo dices eso sí, ¿vale?
-Vaaale, pero ya no te digo nada más. Y ves con cuidado, que aquí hay cosas muy valiosas.
-¡Que ya las he visto tonto…! ¿por qué crees que voy tan despacio?.
África ha llegado muy de mañana a casa de Ángel, no le ha dicho nada, pero el propósito de Ángel es decirle que se traslade a vivir con él. Ángel es hijo de un industrial importante hace poco fallecido, era homosexual, y Ángel adoptado por él, quería tener hijos. Era uh hombre, su padre adoptivo, que causaba sensación allí donde iba, además era un gran hombre de negocios, de éxito. Pero muchas veces, cuando llegaba a su casa después del trabajo, o de alguna salida furtiva con amigos de su calado, se encontraba solo, como abandonado. Pero tenía un fuerte sentido paternal.
Fue por eso que adoptó a Ángel, y mira por donde, después de amasar una considerable fortuna, un buen patrimonio e inversiones muy bien realizadas, el hombre con cuarenta y cinco años, va y se muere. Una pancreatitis crónica, bueno dicho de otra manera, un cáncer. Lo dejó consumido de mala manera, eso sí, antes de morir arregló los asuntos para que todo quedara bien atado, sin fisuras.
África por su parte, es una chica de clase baja, que trabaja sin parar, para pagarse los estudios universitarios, estudia ciencias de la información. Su padre tiene un par de contactos en TV3, y un secretario de informativos le ha dicho, que si acaba los estudios, trabajará con él. Hasta ahora, viven en Gavá, son vecinos del secretario de informativos, y se conocen desde hace años, de hecho, los padres de África lo conocen de cuando su madre estaba embarazada de él. ¡Que ya son años!
Así que, jugando a la gallinita ciega, se pasan la mañana entera, “Frio, frio, ahora vas bien, caliente, caliente”. Como quiera que sea, al final da con la sorpresa que le tiene preparada Ángel, un bolso precioso de Hermés, con algunos complementos dentro, envueltos para regalo, dentro de una cajita hecha de madera de  sándalo, las llaves de la casa junto al mando a distancia de un coche, que esperaba pacientemente en el garaje para ser puesto en marcha, usado. Desde que lo compró el padre de Ángel, ha estado a la sombra, no se ha conducido nunca.
-Pero esto… ¿qué significa Ángel, es una broma?
-No mujer, es mi manera de decirte, que me gustaría que vinieras a vivir conmigo, ¿tú te has fijado en la casa que mi padre me ha dejado? ¿que voy a hacer aquí yo solo viviendo? Necesito que me digas que sí, por favor, estudiamos juntos, casi siempre comemos juntos en la universidad… podríamos… no sé, llegar juntos por la tarde, salir por ahí, pasear por la playa, tener una mascota, lo que tú quisieras.
-Pero es que yo tengo mi familia, mis amigos…
-Pues los puedes invitar a venir aquí, a tú casa, al  fin y al cabo, Sitges no está lejos de tu ciudad.
África está un poco contrariada, no acierta a comprender la razón, que hace que Ángel, la haya tenido presente para este plan suyo. Lo conoce bien y sabe, que no hay intereses sexuales de por medio, no ha visto tampoco en él, inclinaciones como las de su padre, y si las tiene, las tiene en el más profundo secreto.
-Vamos a comer y te cuento cosas que me gustaría que supieras, ¿de acuerdo?
-Vale  -todavía no sabe si coger el bolso con todo lo que lleva dentro, hasta un reloj nuevo.
-¡Venga, coge el bolso y vamos!, cambia las cosas de sitio, aquí caben muchas más cosas de las que llevas en el tuyo.
 Bajan por la escalera que lleva al garaje, descubre un auto que está tapado, y aparece como en un juego de magia, un BMW color azul noche, es un convertible precioso tapizado de piel amarillo pálido.
-Este será tú coche, para mí el Mercedes de mi padre, que aunque es algo antiguo, lo cuidaba como a la niña de sus ojos. ¡Venga mujer, no te sientas comprometida por eso, el coche de todas formas es tuyo, tomes la decisión que sea. ¿para qué quiero dos coches…? Además tengo esta moto que mi padre conducía en verano, ¿has visto que chula?, es una BMW réplica, de las que se usan en rally Dakar.
Se suben al coche de África, y salen del pueblo de Sitges camino de Sant Pere de Ribes, van al restaurante donde siempre paraba su padre para comer cuando iba con alguien, o cuando iban de paseo los dos solos. Aparcan bajo el parking de clientes atendido por un mozo que lo emplaza en un lugar concreto. Los saluda el metre en cuanto pisan el interior, es un lugar espléndido, lleno de pequeños detalles, de fotos enmarcadas de famosos, que un día fueron allí a comer.
-¡Mira aquí hay una foto del metre con Pierce Brosnan y otra con Elton John…!
-Sí, se ve que estuvieron aquí alguna vez. Tienen un par de cocineros que son la leche. Bueno pues te quería decir…
-Debe de ser carísimo este lugar. Perdona te he interrumpido, discúlpame.
-Te decía, que hay una parte de la familia de mi padre, que ahora, después de no querer saber nada de él, se han tirado como lobos contra mí. Quieren su parte del botín, ¿me entiendes?
-En todas las familias hay hijos de puta, y se evidencian más cuando hay algo de por medio que puedan sacar. Clavar el diente ya sabes.
-Estamos en pleitos, y claro, me gustaría tener a alguien de confianza a mi lado para…
-Ya te entiendo, para servirte de apoyo, que te estimule y no rompa los esquemas que ya tienes.
-Exacto, eso es, no sabía como planteártelo, pero has encontrado las palabras justas. Lo has definido perfectamente, aunque no me gustaría que vieras en eso una contraprestación. La idea de que vengas a vivir conmigo, no es en modo alguno parte de ningún plan egoísta por mi parte.
-Lo entiendo Ángel, procura no angustiarte con este asunto, en la medida que pueda, haré lo necesario para que este arreglo llegue a buen puerto.
El tiempo pasa a la velocidad del rayo, llevan juntos año y medio, la casa de Ángel se ha llenado de alegría, amigos de uno y otro, los vistan regularmente, sin embargo, el hecho de vivir algo separados de la gran metrópolis, les da a los dos, muchos momentos de relajo y tranquilidad. Pasean de la mano sin ser novios, se bañan desnudos en la piscina del jardín, se envuelven en su sari indio de seda, y se sientan a ver la tele, leer o escuchar música.
Los padres de África, los han visitado unas cuantas veces, la madre está encantada con Ángel, es un hombre de gran sensibilidad. En alguna ocasión, África la ha regañado, saca la conversación cuando están comiendo, de la conveniencia de tener una familia, de tener hijos,   Para eso nos ha hecho dios, para que el mundo se llene de personas buenas, como vosotros.  Eso es lo que dice cada vez que viene, no lo desdibuja ni lo trenza para hacerlo más bonito todo, va a tirar a la diana, en el centro siempre.
Ninguno de los dos está interesado en el matrimonio, están interesados más bien en seguir conociéndose, en vivir como hasta ahora lo hacen, en ocasiones, cuando están secándose en la terraza después del baño en la piscina, se acercan y se besan, se dan las gracias mutuamente, gozan la vida siempre como si aquel día fuera a ser el último día.
Están los dos casi, casi… muy cerca, pero nada más que eso. Quién sabe si más adelante…


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