martes, 15 de julio de 2014

LA TELE ES CHULA


                                               LA TELE ES CHULA


 Hace un par de días, fui a recoger un encargo a una ferretería al lado del mercado central de El Vendrell, la ciudad donde vivo, allí en esta pequeña tienda, están perfectamente representadas, dos generaciones de una misma familia. Esperando cumplimentar el encargo, nos pusimos a hablar brevemente de los hobbies de cada cual.
Resuenan perfectamente en mi cabeza, una frase de la señora que me atendió    A mí, no me gusta la tele, es un rollo, siempre lo mismo, sin ninguna capacidad didáctica, a no se que se consideren didácticos los anuncios, que nunca faltan en cualquier programa televisivo.  No  son las palabras exactas que usó, pero en síntesis, creo que lo expresó así.
Desde joven siempre me he preguntado…    ¿Cómo no le puede gustar la televisión a la gente, si es lo más chulo que hay en el mundo…? De ella hablo una vez Bette Davis  -actriz de Hollywood-, que dijo  “La televisión es el mejor invento del mundo moderno, antes, cuando llegabas a casa, tenías que hablar con tú conyuge…” Tremenda ironía de lo que representa la tele en el núcleo de la familia.
En cambio, esta señora de la que os hablo, me dijo   A mí me gusta la lectura, cuando tengo algo de tiempo, lo dedico a leer.  Eso, amigos míos, es ser valiente, los lectores, más que los televidentes, son personas con arrestos, personas de un gran calado humano.
Si bueno vale, pero ahora se han acabado los mundiales, dime una cosa ¿tú te esperabas que ganaran el mundial los alemanes?     Pero si el fútbol a mí no me gusta figura… ¿que me estás contando? Que no… que esto, es una de las mayores locuras humanas que existen, después de la guerra… como me vuelvas a decir algo del fútbol, te denuncio a la señora  del mercado para que  cuando vayas a su tienda, no te venda nada, que te eche de allí hombre.
Si he de ser franco, creo que a las masas los han drogado, con eso del fútbol televisado. Cien mil personas en un estadio, siguiendo un balón, dándole patadas y repartiendo leña entre ellos, ya está, ya sé lo que pasa, la pelota está llena de droga, fijo, y al que la mete tres veces en la portería contraria, se la regalan, ¡que chollo oye! La gente sin poder comer, sin tener un mal techo para guarecerse, pero en un rincón del cuchitril donde viven, siempre verás una tele.
En cambio… busca entre sus pertenencias un solo libro, uno de cada millón de personas, leen libros. Platón un filósofo griego del siglo cuarto antes de Cristo dejó para la posteridad una frase que todavía resuena a diario en mis oídos  “Los sabios hablan porque tienen algo que decir. Los tontos hablan porque tienen que decir algo” creo que este es un breve apunte de otros pensamientos, que aún pareciendo superficiales, son mucho más significativos de lo que aparentan  “El mundo de las ideas incide en el mundo físico; piensa bien y harás lo correcto”.
¿Qué nos invita a hacer la televisión?, nos aborrega, es como un eco perpetuo que nos está recordando continuamente, que no es necesario que hablemos de cosas importantes que han sucedido durante el día, porque primero está ella en casa, manda y rompe los vínculos importantes, que hacen que las familias se fortalezcan con estímulos mutuos.    ¡A callar todo el mundo que dan el telediario!, mientras, cuatro o cinco personas en la mesa, se rompen las pestañas sorbiendo la sopa y mirando la tele a la vez. ¡No me digas que no tiene mérito la tele!, no tiene alma, ni vida propia, pero…  ¡joder como manda la tía esta!
Robert Spaeman resumió el impacto a nivel humano de la televisión con esta frase  “La TV es el sistema verdaderamente democrático, el primero accesible a todo el mundo y completamente gobernado por lo que quiere la gente. Lo terrible, precisamente, es lo que quiere la gente” La brevedad de la vida, exige que seamos selectivos a la hora de escoger trabajo y ocio, ambas cosas son necesarias. Vivir pendiente de un aparato doméstico en casa, nos ridiculiza como seres humanos, nos empequeñece, nos atrofia.
Recuerdo que cuando me visitaban mis hijos, siempre se hacía el silencio en casa, a una hora determinada, la causa es un programa que dura ya ni sé cuanto tiempo hace,  -porque tiene muchísimo éxito entre la juventud especialmente-, que se llama algo así como… “Hombres y mujeres y lo que entre la entrepierna duele”  -no sé si lo digo bien-, debe ser muy interesante, por la atención que ponen en casa todos a la hora de comer, no puedes decir nada    ¿Queréis callar que no oigo nada, que sale el tronista…?
Si será ilustrado el programa este, que hasta usan palabras que ni existen en el diccionario, tronista no aparece, pero se conoce que todo el programa da vueltas a estos personajes. Vomitivo, ciertamente penoso, lo mismo que las pintas de los que salen en el programa.
Pero oye, no por eso se debe interpretar que estoy contra la tele, yo también la miro de vez en cuando, mi mujer me regaló una de esas de plasma grandes, la que tenía, la miraba con prismáticos desde el sofá, el salón comedor es grande, y los ojos ya no dan más de sí, a veces. Ando entre libros siempre, no soy un acumulador compulsivo, algunos de ellos los regalo cuando los he leído varias veces, en cambio, de otros he de decir que por mucho que los lea, siempre vuelvo a ojearlos, en busca de pensamientos y notas, que tengo puestas en los márgenes.
Ahora bien, eso no quita que la tele sea una cosa chula, un vecino de mi bloque, tiene una de cien centímetros de pantalla, se ve en 3D y todo, es como un ordenador, con pantalla gigante. El hombre, no pisa la calle para nada, ¡coño teniendo una tele así, que le ha costado un riñón, cualquiera sale! Hay que amortizarla, y para eso hay que sentarse delante le la tele después de desayunar. Tengo algunos amigos, que antes de encender la luz cuando llegan de la calle, encienden la tele, es el punto de partida de todo cuanto sucederá en la casa, cuando se acomoden en el sofá, o cuando cenen en la mesita de centro.
¿Qué se puede decir de la tele que no sepa cualquiera? Nada, todos sabemos los peligros que encierra, y las ventajas que supone, esa es precisamente la cuestión. Si un aparato así, lo usamos para que el desarrollo de nuestra vida sea más confortable, vamos bien, pero si este, nos maneja y utiliza del modo que quiere, estamos en mitad de un destructivo tsunami que acaba con el concepto de la razón y propósito de nuestras vidas.


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