UN
JUICIO CUALQUIERA
La
sala de lo penal estaba ese día bastante concurrida, se juzgaba un caso
difícil, de esos en los que nada es verdad ni es mentira. Puede sonar a cuento
chino pero es cierto, tan cierto como que hoy no lloverá, lo ha dicho el hombre
del tiempo.
Todos
en su lugar, acusador y acusado, abogados de una y otra parte, con semblante de
circunstancias, luego, cuando acabe el juicio, ambos equipos de abogados se irán
juntos a comer, si las circunstancias lo permiten, que ya les gustaría que el
asunto se ventilara cuanto antes, tienen un montón de casos por repasar, eso es
mucho dinero esperando, de forma que, haber si podemos aligerar el caso.
-Bueno,
la acusación tiene la palabra.
-Veamos
señor, cuando llegó la policía a casa de mi cliente, hallaron en su mano, el
cuchillo con el que apuñalaron a mi cliente ¿cierto o falso?
-Cierto.
-Sin
embargo, usted niega que fuera el autor del apuñalamiento.
-Si
señor lo niego.
-Haber,
entonces explíquenos que hacía usted en casa de la víctima.
-Pues
yo bajé a decirle, que no se follara más a mi mujer, que él tenía a la suya. Me
lo negó, dijo que él no se hacía con mi esposa.
-Claro…
usted no aceptó su respuesta y le apuñaló.
-
Pues mire usted, no señor, llegamos a un entendimiento, hablando se entiende la
gente.
-Entonces
explíquenos que hizo.
-Nos
dimos la mano, el se excusó por lo que había hecho, que por cierto, mi mujer me
había confesado antes de todo esto, y punto, me fui.
-Pretende
que nos creamos que no se ensañó con él, lo insultó y después con un cuchillo
de la propia cocina de su vecino, lo apuñaló.
-Yo
no pretendo eso señor, pero insisto en que no fui yo quién lo apuñaló.
-Entonces,
como fue que la policía lo encontró en su casa con el cuchillo en la mano.
-Escuché
desde mi casa gritos, bajé deprisa y me lo encontré en el suelo desangrándose,
llamé al 091, y llegaron al cabo de pocos minutos.
-Porqué
cogió el cuchillo pues.
-Porque
lo tenía debajo del cuerpo y no quería que se hiciera más daño, ¡se retorcía
como una anguila!, que hubiera hecho usted aun a riesgo de que lo viera la
policía con el cuchillo.
-Lo
hubiera podido retirar sin tocarlo, con el pié por ejemplo.
-Oiga,
yo veo mucho la serie esta americana del CSI, y aunque parece que no, se
aprende de estas cosas, lo que pasa es que en ese instante, el suelo estaba
lleno de sangre, y me dio miedo, no supe reaccionar de otra forma.
-Esto
se contradice con la versión de la víctima que dice que le reconoció.
-Coño
claro, ¡si estaba a su lado tratando de calmarlo…!
-Procure
no soltar tacos en esta sala -apuntó la
juez interrumpiendo-.
-Bien
señoría, no hay más preguntas por el momento.
Turno
de la defensa.
-Vio
usted a la persona que lo atacó.
-No
señora, no lo vi, pero seguro que fue este cabrón, no se fue tranquilo después
de lo que hablamos.
-Como
llega usted a esta conclusión.
-Pues
porque lo conozco, su mujer me lo había comentado alguna vez, que tiene muy
mala leche y que por cualquier cosa se pone hecho una fiera.
-Esto
se lo comentó la esposa del acusado durante el tiempo que mantenía relaciones
con ella. Relaciones de tipo sexual quiero decir.
-Bueno…
mire usted, hacía ya no sé cuanto tiempo llevábamos sin vernos su mujer y yo.
-Cuanto
tiempo.
-Pues
no sé, más o menos semana y media antes.
-Vaya,
es curioso el concepto del tiempo que usted tiene. Según su propia confesión,
su vecino, es decir el acusado, ya le había advertido un par de meses antes,
que dejara en paz a su esposa no es cierto.
-Si
señora, pero ella bajaba a mi casa a buscar consuelo, la pobre es una
maltratada.
-No
consta ninguna denuncia al respecto, como deduce usted que estaba siendo
maltratada.
-Estas
cosas se ven en la cara de la gente, no hace falta ser sicólogo para darse
cuenta de que esta vecina estaba pasando por un calvario.
-En
cambio, usted por su cuenta y riesgo hace un análisis de la situación y le
carga la culpa a mi cliente sin siquiera asegurar que fue él el que le apuñaló.
Dígame una cosa, en el pasado, vamos a ver…
-consulta un par de pliegos que tiene sobre la mesa-, usted salió de
prisión hace poco menos de un año, condenado a tres por posesión y distribución
de drogas. Delito contra la salud pública, y sentenciado a tres años en
Carabanchel.
-Si,
pero eso fue por otra cosa diferente, ya pagué mi culpa por aquel delito.
-Debemos
deducir por eso, que usted no tiene enemigos relacionados con el tráfico de
drogas.
-Ah
no sé, yo eso no lo puedo asegurar, puede que sí, yo que sé.
-Se
está juzgando en esta sala, a una persona que sin estar usted seguro, puede ser
condenado a seis años de prisión, por intento de homicidio. Señoría, esta
defensa solicita, que se desestimen los cargos contra el acusado, habida cuenta
de los antecedentes del demandante, y que se le imponga una multa de dieciocho
mil euros por daños morales contra mi defendido.
La
otra parte.
-Esta
parte señoría, pide seis años de prisión contra el acusado, hay suficientes
pruebas condenatorias para pedir esta pena, la más importante, la declaración
jurada de la policía, que asegura que al entrar en la casa del demandante, se
encontró al acusado al lado del mi cliente, con el cuchillo en la mano en el
instante que entraron por la puerta del mismo, en mitad de un charco de sangre.
-Bien,
visto para sentencia.
Y ya
está, así va un juicio normal, de esta guisa. Cuando ambos abogados salen de la
sala, entran al lado, es una pequeña habitación donde otros letrados están
esperando las togas de los primeros para entrar a juicio. Se saludan, se dan
abrazos los que más se conocen, y con la toga caliente aun, entran en la sala
de audiencias.
Oye
Xavi, ¿quedamos para cenar hoy…? Vale,
Carlota no llega hasta mañana por la tarde de Valencia, ha tenido un par de ventas
importantes y se le han retrasado unos papeles, si, porqué no, ¿a que
hora? Que te parece a las nueve, así
aviso a la criada para que haga noche en casa con los críos. Dormimos en la
tuya ¿vale? Vale, hasta luego me voy
al mecánico a recoger el coche, se me ha jodido el tubo de escape, supongo que
ya me lo habrán cambiado, voy a llamarlos por si acaso…
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