LAURA
Hermosa
y victoriosa Laura, no es extraño que a las grandes mujeres griegas se las
adornara con laureles. Si solo fueron la mitad que tú de triunfadora, lo merecieron.
Nombre de arbusto regio y sabroso, de hoja dura y muy usada, por el sabor que
deja en los corazones de la gente, aun siendo arrancada del árbol, aun seca,
siempre huele a victoria.
Laura
es victoriosa, triunfante va por las calles, prestando a todos su aroma,
encantando con su sensibilidad a todo aquel que sepa apreciarla, y adorna, y siempre
verde, marcha con la victoria en su mano, así de fuerte es ella.
Me
hubiera gustado conocerte antes, ¡podría haber aprendido tanto y tanto de ti…!
eres el privilegio de las masas, amiga fiel, sonriente, bella.
A lo
largo de la vida he conocido a mucha gente, pero a nadie como tú, atenta
siempre a la llegada de las olas del mar, que a veces a traición llegan,
gracias a ti, los que amas las esquivan, contigo no valen tretas, eres la
victoria personificada en un nombre Laura, la mujer vestida de laureles.
Cabalgas
entre problemas, participas en batallas donde hay que estar al frente, a pesar
de la incertidumbre de ganar o perder, ahí estás siempre. Tú frágil cuerpo se
resiente, pero no ese espíritu luchador y fuerte, no, ese no se vence fácilmente.
Ojos
licuados, medio tristes, medio alegres, pero sensibles a las circunstancias que
los rodean, agradecidos y meridianos, como las aguas del mar donde navegas, la
vida es muy dura a veces.
Laura
no se deja vencer por lo que suceda, sus emociones sufren, cierto, aunque su
espíritu permanece intacto, igual que cuando salió de la cuna que la llevó
dentro, antes de ser parida. La vida es inevitablemente cruel a veces, pero
Laura sabe amar siempre, cueste lo que cueste, hace honor a su nombre.
Y
permanece, permanece en la memoria de los que la tratamos, de los amigos que
tiene. Nada han de decir de ella, y si lo dicen, son parabienes siempre, quién
no la quiere la critica, es porque no la conocen bien, porque no han leído entre
las líneas de sus ojos.
Laura,
sin querer ya te quiero, quiero que seas total, por eso te quiero, como te quieren
tus amigos de verdad, como te quieren aquellos, que captan el olor de esta
vigorosa planta, aromática y reparadora. Usada en mil quehaceres, necesaria
para la victoria.
En
estas palabras confesadas, solo deseo que veas a un amigo más, no hace falta
que me confieses nada, abre los ojos y mírame, eso es todo, el resto si tú
quieres déjalo de mi parte, no tengo interés en perderte. Antes bien, ganarte,
si puedo, para que tus hojas sean más duras, y así, de ese modo, más permanentes.
No
pretendo ser el confesor de nadie, no soy cura ni redentor, eso no va conmigo,
los juicios y penitencias, para quién las quiera. Solo quiero que veas en mí, a
un amigo, nada más. Es un corazón el te escribe, un hombre quién te ensalza.
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