miércoles, 9 de julio de 2014

MI AMIGO PEDRO


                                                    MI AMIGO PEDRO


Tipo singular éste donde los haya, es capaz de darle la vuelta al mundo, invertir los polos, y hacer que la gente siga sonriendo. Lo extraño, aunque no es de los que nos viéramos mucho, antes. Pero oye, siempre nos dábamos dos besos cuando nos veíamos, sin mariconadas ni nada, puro afecto mutuo. Nunca lo he visto llamando la atención ni hacer aspavientos con nadie, es un tío divertido de cojones, humor inglés que dirían algunos, pero humor al fin y al cabo.
Hace años cambió de barco, oye, pues bien, yo también he cambiado de barco y no pasa nada, cuando se oxida el casco y ya no puede repararse hay que tomar decisiones, en eso lo aplaudo, hay que echarle un par de huevos, a según que cosas en la vida. Tomar decisiones nunca es fácil, ni para cambiar de bolígrafo, que a veces uno se acostumbra a usar uno de una forma que hasta te coge vicio la mano.
Eso sí, en esto no ha cambiado, vaya donde vaya, vallas. ¡La de kilómetros de ellas que habrá puesto! no él, la empresa para la que trabaja. Que perseverancia oye, que talento, oficio le llamo yo a esto, a mi amigo Pedro le sobra, le sale por los poros de la piel. Visitar clientes para vender vallas no es asunto de broma, no vas a vender bolsas de plástico, ni mucho menos, hay que estar bien preparado.
Hace mucho tiempo ya, una mañana lo vi en la tienda de un amigo común, le digo   Pedro vaya cochazo tienes…    La empresa.  Solo eso y nos saludamos como siempre, es de pocas palabras, eso me gusta de él, es un buen conversador porque sabe escuchar, hablar lo justo, hacer bromas también, las justas. Salimos un año de carnavales, nos divertimos a tope, cuatro parejas íbamos, ¡oye que ganamos un premio y todo!, y digo yo, que el porte hace mucho, y Pedro lo tiene sobrado, con él es siempre, tiro seguro.
Lo extraño aunque no lo parezca, sé que sigue siendo amigo mío, porque sigue mis escritos y me comenta cosas, que siempre se agradece que los amigos te hagan comentarios, y te ayuden a reflexionar. Aunque sea solo una vez, o dos, es igual, ahí queda el comentario, en consecuencia piensas…  Oye, pues mira, no me ha olvidado.  ¿Es de agradecer o no?, claro que sí, ¿no voy a estar agradecido por esto?
Además los que de salud andamos un poco escasos, nos compenetramos más y mejor, creo yo, si sabes que un amigo, como es su caso, está un poco jodido, oye, te lo miras con ojos de comprensión más profunda, más compasiva, sin ser una vergüenza. Creo que él hacia mí debe de sentir algo parecido, estamos atravesando la delgada línea roja de la vida suspirando en nuestro interior. Solo por eso, ya es motivo suficiente para querer a alguien un poco más que a los otros.
¡Pedro, amigo… ya sabes donde estoy, te espero para cuando tú quieras!


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