MI AMIGO PEDRO
Tipo
singular éste donde los haya, es capaz de darle la vuelta al mundo, invertir
los polos, y hacer que la gente siga sonriendo. Lo extraño, aunque no es de los
que nos viéramos mucho, antes. Pero oye, siempre nos dábamos dos besos cuando
nos veíamos, sin mariconadas ni nada, puro afecto mutuo. Nunca lo he visto
llamando la atención ni hacer aspavientos con nadie, es un tío divertido de
cojones, humor inglés que dirían algunos, pero humor al fin y al cabo.
Hace
años cambió de barco, oye, pues bien, yo también he cambiado de barco y no pasa
nada, cuando se oxida el casco y ya no puede repararse hay que tomar decisiones,
en eso lo aplaudo, hay que echarle un par de huevos, a según que cosas en la
vida. Tomar decisiones nunca es fácil, ni para cambiar de bolígrafo, que a
veces uno se acostumbra a usar uno de una forma que hasta te coge vicio la mano.
Eso
sí, en esto no ha cambiado, vaya donde vaya, vallas. ¡La de kilómetros de ellas
que habrá puesto! no él, la empresa para la que trabaja. Que perseverancia oye,
que talento, oficio le llamo yo a esto, a mi amigo Pedro le sobra, le sale por
los poros de la piel. Visitar clientes para vender vallas no es asunto de
broma, no vas a vender bolsas de plástico, ni mucho menos, hay que estar bien
preparado.
Hace
mucho tiempo ya, una mañana lo vi en la tienda de un amigo común, le digo Pedro vaya cochazo tienes… La empresa. Solo eso y nos saludamos como siempre, es de
pocas palabras, eso me gusta de él, es un buen conversador porque sabe
escuchar, hablar lo justo, hacer bromas también, las justas. Salimos un año de
carnavales, nos divertimos a tope, cuatro parejas íbamos, ¡oye que ganamos un
premio y todo!, y digo yo, que el porte hace mucho, y Pedro lo tiene sobrado,
con él es siempre, tiro seguro.
Lo
extraño aunque no lo parezca, sé que sigue siendo amigo mío, porque sigue mis
escritos y me comenta cosas, que siempre se agradece que los amigos te hagan
comentarios, y te ayuden a reflexionar. Aunque sea solo una vez, o dos, es
igual, ahí queda el comentario, en consecuencia piensas… Oye, pues mira, no me ha olvidado. ¿Es de agradecer o no?, claro que sí, ¿no voy
a estar agradecido por esto?
Además
los que de salud andamos un poco escasos, nos compenetramos más y mejor, creo
yo, si sabes que un amigo, como es su caso, está un poco jodido, oye, te lo
miras con ojos de comprensión más profunda, más compasiva, sin ser una vergüenza.
Creo que él hacia mí debe de sentir algo parecido, estamos atravesando la
delgada línea roja de la vida suspirando en nuestro interior. Solo por eso, ya
es motivo suficiente para querer a alguien un poco más que a los otros.
¡Pedro,
amigo… ya sabes donde estoy, te espero para cuando tú quieras!
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