CORAZÓN AUTÉNTICO
Así
es ella, sufridora y siempre presta a llegar adonde otros no llegan. Es amante
sin saber muy bien porqué Me habrán
parido así, -dice- no se decir más. La
veo trabajar, y lo hace poniendo los seis sentidos, a pesar de saberse, que
tenemos cinco. Es… diferente, es diversa y muy apreciada dentro del entorno
donde se mueve, ni siquiera piensa en vacaciones propias, piensa en las de los
demás, su corazón se alegra, cuando ve a los otros brincar de alegría.
Adoro
estas reacciones suyas, van más allá, de todas las expectativas esperadas de
una persona común y corriente. De común no tiene nada, de corriente menos aun,
siempre desespera con los desesperados, ríe con los que lo hacen de corazón, y
sobre todo, atiende, se fija en aquellos que pudieran lastimarla, la vida le ha
dado muchos palos, desde cuando era joven hasta ahora, va medio quebrada por
cardenales eternos, que lleva como marcados a
fuego, sin haberlos pedido.
Corre
como una gacela para todo, piensa que es malbaratar el tiempo hacer las cosas
despacio, tiene un corazón auténtico. No es de piedra, de esos que
acompasadamente, bombean pasando de los demás, no sabe hacer las cosas así,
¡cómo no voy a quererla, de que forma se puede ignorar un corazón valioso como
este suyo!
De
todos los que conozco, es el más puro, el más auténtico, el más digno y el más
gozoso aunque parezca que debiera ser de otro modo. ¡Tendríais que escuchar su
voz cuando me llama por teléfono…! se me olvidan por un momento, todos los
males que pueda estar padeciendo, se deja arrullar como un gatito pequeño, y
casi, casi, se para mi corazón cuando la escucho. Rezo a mis dioses para que no
me falte nunca, pido sinceramente, que sea ella la que me entierre, no podría
soportar lo contrario, no podría.
Reparte
su amor a todos los suyos, entre los que me encuentro yo, afortunadamente. Y
cuando lo hace se ensancha, crece, como lo hace su corazón casi virgen, sí, no
es joven, han pasado muchas lunas sobre su cabeza, pero aun así es joven, joven
con la fuerza necesaria para verla, como si fuera una vida recién llegada al
mundo, mezcla de saber popular y vida, mucha vida. Te engancha, todo en ella
resplandece como si fuera un alma divina, que hereda las cualidades de diosas
perdidas en el tiempo. Las diosas por serlo gritan y exigen, ella no es así, no
soporta gritos, se achanta cuando escucha voces fuera de tono, los digiere como
puede y sigue su camino.
Es
auténtica, alma que roza la perfección, que se divierte viviendo su momento, a
su manera. Piensa mucho, eso es de personas sabias, de humanos que saben que,
por otros caminos, no se saca nada bueno, salvo amargarse los momentos de vida.
¡A sus hijos los quiere con toda el alma, de que manera…! Son la sangre vital
que corre por sus venas, sin ellos no podría seguir viva, ese corazón suyo, se
detendría al instante, hay que recordar en este instante que hablamos de un
corazón auténtico, no un corazón cualquiera.
Le
gusta la conversación, disfrutar de los buenos momentos que la vida le regala,
y si es al lado de sus hijos y nietos…, entonces su corazón se acelera, para
multiplicar ese cariño especial que siente por tan maravillosa compañía.
Llega
a casa y me regala su compañía, las sombras que ha menudo se convierten en una
tela de araña, alrededor de mi mente, comienzan a desaparecer, empiezo a
distinguir los colores, el latido de su extraordinario corazón llega a dolerme,
se me hace imposible tenerla pegada a mí.
No
merezco tanto como me da, sosiego, paz y alegría. Demasiadas cosas para digerir
en una sola sentada. Se me olvidan las caras de los suyos, pero la de ella no,
la llevo dentro de mi alma, tengo algunas fotos de ella, cada día las repaso,
cada día las venero, lo mismo que si fuera mi ángel guardián, no sé que pasará
mañana, pero lo que es hoy, que es lo que a mí más me importa, la llevo dentro
de mí porque ella así lo quiere.
Yo
no te olvido cariño, siempre estaré cerca de ti, -me dice- siempre recordaré aquella primera
vez, aquel encuentro casual, que nos condenó a estar juntos. Le contesto, que por mi parte espere lo
mismo, no tengo a nadie más a quién querer, con quién sentirme más a gusto que
a su lado. Así pasamos nuestro tiempo, cada cual con su vida pero juntos
siempre. La acaricio a diario, con esos sentidos ciegos que todos tenemos, que
no son manos auténticas, ni ojos donde mirar, pero esos sentidos, medio
atrofiados por la distancia se crecen cuando la huelo, ¡está tan cerca de mi…!
Estas
palabras son por lo tanto, una oda a un corazón auténtico, llegada de un
corazón agradecido siempre, de un hombre que la envidia, porque solo desearía,
tener un trocito pequeño, dentro de mi pecho, de su corazón auténtico.
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