miércoles, 16 de julio de 2014

CRECER Y SEGUIR CRECIENDO


                                      CRECER Y SEGUIR CRECIENDO


No podía dar crédito a este fenómeno que se desarrollaba ante mis ojos. El cambio es bestial, para quién no la conozca, si la ve de pronto, puede parecerle que es una auténtica fuera de serie. Sin embargo, a pesar de parecer imposible, es cierto, esta chica llegará lejos.
Es fácil confundirse con lo que acabo de describir de ella, no es una diosa carnal, de esas que cuando van por la calle tumban de espaldas a la gente, no es eso. Hay mujeres electrizantes, que cuando pasan por tu lado, no puedes evitar mirarlas, ¡que belleza la suya, exultantes, con unos cuerpos de escándalo!
A ella no le hace falta una carrocería de Ferrari para destacar entre las demás, resalta su dinamismo, la fuerza de su carácter. Bueno, es cierto, a veces se derrumba un poco, ¿a quién no le ha pasado eso alguna vez? Nadie puede negar, que a lo largo de su crecimiento, los huesos, deben encajarse unos con otros, lo mismo que el desarrollo de los nervios y fibras que nos mantienen erguidos, rectos.
“Satiatus vultur humano corpore”, Ultima etapa del crecimiento humano. Al parecer, llegamos a un tope, a una medida máxima de desarrollo celular que cuando se culmina, deja de progresar, se interrumpe esta etapa, a partir de entonces, solo queda ir menguando, no en estatura, aunque si que nuestro cuerpo se va depauperando, decreciendo, se gata y consume poco a poco.
Pero esto no impide que sigamos creciendo, ella lo hace, y lo hace haciendo esfuerzos denodados por resistir los embates del tiempo. Superar etapas, difícilmente comprensibles para otros, no todos los seres humanos tenemos el mismo calado, somos todos diferentes, unos más sensibles que otros, otros son más consecuentes que el vecino de al lado. En cambio de quién os hablo, es de una persona fuerte aunque necesitada de determinados afectos que hasta ahora le han sido negados. Es a partir de determinado tiempo, cuando se ha dado cuenta de que debe seguir creciendo, y lo hace, puede que el cuerpo no la acompañe en esta labor, pero sí sus sentimientos.
Esa es la razón que me hace reflexionar, que aunque a partir de determinada edad comenzamos a perder determinada fuerza física, no sucede así con la mente, la mente es uno de los componentes del cuerpo peor explotados. Quizá durante determinados años, nos hemos visto fuertes, hemos llegado a vernos a nosotros mismos, como gigantes en el reino de Lilliput, como el Gullivert protagonista del cuento que escribió Jonathan Swift, y cuya capital es Mildendo. No nos ha faltado razón para vernos así, con dieciocho o veinte años, nos atrevemos con todo, no nos hemos parado a pensar en la necesidad de usar bien la cabeza, de amueblarla bien, como se dice de manera coloquial.
Visto que esto es así de real, llega el momento de realizar una recapitulación de nuestra andadura, reflexionamos, evaluamos, nos examinamos a nosotros mismos, y es entonces, cuando nos damos cuenta que hemos fallado en algo. Ha menudo, nuestras averiguaciones no nos conducen a ningún lugar en concreto en la vida, no sabemos las más de las veces, como o porqué, somos de determinada manera de ser. Esto también tiene solución, siempre se está a tiempo de rectificar, de modelar conductas, el cuerpo físico envejece rápidamente, pero nuestra mente no, su deterioro es mucho más lento, está sin explotar aun, es terreno virgen para ayudarnos a cambiar comportamientos equivocados, a hacer reformas en nuestros sentimientos y actos.
Para poder hacer esto, que al fin y al cabo todos deseamos ¿Qué debe hacerse pues? Está claro, lo primero es despejar de nuestra mente problemas, asuntos negativos, abrir ventanas para que entre aire fresco, despojarnos de arquetipos de conducta, que no nos han llevado a nada, no nos han ayudado a llegar a ningún puerto deseado. Después, con una mente “nueva”, si no sabemos como llenarla de nuevo de cosas buenas, positivas, prácticas, que nos van a ayudar a ser gigantes auténticos, dejarnos ayudar es lo propio, lo mismo que cuando nuestro cuerpo enflaquece, se hace viejo, vamos al médico para que nos parchee, que nos reparen un miembro roto por el uso.
La persona de la que hablo aquí, creo que ha comenzado a ver claro, que es necesario no perder nunca de vista, que los seres humanos, tenemos la sublime capacidad, de sorprendernos cada día, con cosas que suceden a nuestro alrededor. Puede que jamás hayamos experimentado, encontrarnos con alguien que casi al azar, se nos ofrezca para brindarnos esta ayuda, ayuda que se debe dar a cualquiera, que esté en una situación igual o parecida.
Si su deseo es seguir creciendo, me presto como ayuda adicional, sé que ya ha comenzado interiormente a ver cambios en ella misma, puede que no demasiado significativos al principio. Esto lo podemos comparar con los infantes que comienzan a dar pasos inseguros al principio, después, con el paso de las semanas, sus pies y el equilibrio innato de su cuerpo, comienza a contrapesarse a si mismo, “¡Está comenzando a andar sola…!”, en definitiva, es lo que cuenta, seguir creciendo y creciendo.


                                                             -.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-



No hay comentarios:

Publicar un comentario