viernes, 4 de julio de 2014

IMAGINA


                                                          IMAGINA


Que todos los prados del mundo, estuvieran plantados de rosas en lugar de hierba. Que los arrozales estuvieran plantados de lavanda. Que los caminos fueran todos ellos autopistas de peaje.
No hace falta imaginar estas cosas tan raras, son imposibles.
Que bajo todas las ciudades, en lugar de ratas, hubiera leones con sus manadas. Que el cielo fuera solo para los pájaros en lugar de ver volar aviones.
Hay quién pueda haberlo soñado, pero los sueños no valen. Son irreales, pasajeros, etéreos como el aire.
Que no existiera el trabajo, solo gente que deambula por espacios abiertos, buscando algún sustento fácil, cazando, o cultivando algún árbol que sirviera de alimento.
¡Que tontería…! eso es imposible, deseos frustrados de algún ecologista radical y sórdido.
Imagina por un instante que no existiera el dinero, solo el trueque de lo que a ti te sobra, y que a otros les falta, trocado por vestiduras, o un techo bajo el que vivir. Hay que tener imaginación, para ser sinceros, esto no puede ser, sería el fin del sistema al que estamos acostumbrados.
Hay que organizar las vacaciones de verano, ¿cómo podría hacerse eso si la imaginación fuera cierta?
Imagina por un momento, prescindir del coche, de combustibles fósiles, de contaminación fatal para el hombre. Del humo asqueroso que arrojan por las chimeneas, las grandes fábricas de todo tipo, de papel, de refinerías, de complementos plásticos, de todo eso.
No, no, no se podría vivir así, sería fraudulento, nos sentiríamos engañados por los gobiernos que abogan por el progreso.
Que en todas las ciudades, las casas más grandes, solo tuvieran dos pisos de altura, que las familias que se formaran, tuvieran que ir expandiéndose a lo ancho. Invadirían las fronteras de  vecinos árabes o franceses, y estos a su vez, de alemanes, holandeses y belgas.
Vaya tontería esta, imposible imaginar un caos así. En cambio… ¿no es lo que está sucediendo ahora? De forma taimada, con recelos y cuidados extremos, los gobiernos refuerzan fronteras, puede que no sea preciso pasaporte para viajar a determinados lugares, pero las fronteras existen, y están bien vigiladas.
Nos agolpamos cada vez más, más apiñados, no nos dejan expandirnos, nos obligan a dejarnos espiar, esto no es imaginación, es la realidad.
La imaginación se muere, no vale la pena descubrir ni pensar, para qué si ya lo hacen otros por nosotros, y languidecemos en un mundo que aunque nos pertenece a todos, solo es de algunos.
Imagínate, ya no podemos ni caminar libres por las calles, antes, hace muchos años de esto, la tecnología no estaba desarrollada como ahora, en cambio, por donde quiera que vayamos, dejamos nuestro rastro, nuestra imagen queda reflejada en una gran computadora, que le dice a quién convenga,  cuando salimos de casa, por donde hemos caminado, con quién hemos hablado y a que hora, donde compramos, que comemos, y hasta cuando vamos al lavabo.
Conviene que seamos imaginativos, no perder de vista estas generalidades que contiene esta pequeña reflexión. Si dejamos de ser imaginativos… ya estamos medio muertos, no somos capaces de reaccionar a nuestras propias inquietudes, nos abandonamos a los leones que están a la espera de devorarnos. Imagínate…, morir así, sin hacer nada, es poco menos que pedir ser echados al circo, para que nos devoren, o caer en manos de gladiadores, siempre sedientos de sangre.
Bueno… queda en nuestra mano ser imaginativos, o unos pobres desgraciados en manos de alguien, de quién ni siquiera sabemos su nombre. Sigamos soñando, sigamos dando paso a nuestras inquietudes, progresemos, no nos quedemos estáticos como esos muñecos tente tieso, que por mucho que se les zarandee siempre acaban parando en el mismo lugar de partida.


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