martes, 30 de septiembre de 2014

QUE MALA SUERTE



                                                   QUE MALA SUERTE



Ando mal últimamente, no se me ocurre nada que escribir que sea de provecho, será porque me está pasando lo que dice Serrat, “las musas estarán de vacaciones”, creo que es una tontería, porque si uno tiene en la cabeza cosas provechosas que hacer saber a los demás, las dice y ya está, y tengo muchas. Creo, que a veces, somos nosotros mismos los que nos paseamos por nuestros recuerdos, dejando de lado el presente que sabemos vivir y lo dejamos dentro del cajón del “bueno mañana lo haré, total no corre prisa…”.

Pues claro que corre prisa, pero nos engañamos a nosotros mismos y nos volvemos más gandules que un perro faldero. Los terapeutas siempre te aconsejan que estés ocupado para que la memoria no falle, para que te mantengas despierto, me gusta escribir y vivir despierto lo más que puedo, el sueño es una muerte involuntaria pero es muerte al fin y al cabo. Si sumas todas las horas que pasas clapando, te sale bastante más de media vida, y eso, me digan lo que me digan, es malo.
Hay unas señoritas en la residencia donde estoy…, que cágate lorito, cuando pasan por mi lado  -solo a cuatro o cinco-, les digo  “Hija que trabajo hizo tú madre cuando te trajo al mundo… eres un milagro de la creación”. ¡Que tonterías digo! Es lo que me queda de bastante más de media vida.

No te creas, que cuando les digo cosas dulces y galantes a las chicas, se ponen contentas, ahora te digo el porqué. Porque de todos los que estamos allí, soy el menos lerdo, les guiño un ojo de vez en cuando, le digo a la cocinera desde el fondo del comedor “Olga hoy te has pasado, el arroz con pollo está delicioso, hummm de maravilla”. Si no la paro me trae otro plato, y eso que no repite nadie, allí las cosas están medidas, hasta el número de pasos que hay hasta mi habitación desde el baño, el ascensor, la escalera que va a parar a la calle y en consecuencia a la plaza de la iglesia.
Charlo un rato con cuatro viejos cómo yo, poco más o menos, a veces llega uno que está sordo como una tapia, a este le huyo, no quiero andar gritando en mitad de la plaza, me contesta que vale que ya me ha oído, y al momento me pregunta que es lo que le decía.

Quieras que no a todos nos fallan las bielas, a otros el radiador, otro no tiene ruedas, hablando en términos mecánicos que es lo mío. Y no te digo nada de aquel que le falla el carburador, estos son la hostia, me dan mucha pena que quieres, la misma que les debo de dar yo a otros, digo yo, no sé. Me doy perfecta cuenta que me quedo sin ideas, a lo mejor es temporal, ahora bien, pienso yo, si estuviera mejor me rebajarían la dosis de pastillas que me tomo cada día ¿no?, pues de eso nada, tampoco es que me las aumenten, me las cambian simplemente y cada cual que piense lo que quiera, pero yo creo que experimentan con los que estamos ya en el saco a punto de que lo cierren.
Será por eso que tengo mala suerte, en el sentido, que noto que las musas han pasao de mí.
Fíjate si tengo mala suerte que a veces quiero recordar cosas felices que algún día, hace de eso muchos años, me sucedieron, pues nada tú que me quedo con la miel en los labios, se me olvidan las caras, las circunstancias de determinados hechos, acontecimientos importantes creo. Tengo hijos, tuve una esposa de la que me divorcié  -eso sí que fue un acierto-, tengo otra esposa de un segundo matrimonio, de ella no me olvido porque viene a verme y me llama muchas veces durante el día…, pero nada más.


Habrá quien piense… “¿y eso es tener mala suerte…? para mí la querría yo, que no hay dios que me visite, que corrieron como locos toda la familia para encontrarme esta residencia, bueno que vamos a hacer… ellos se quedaron con los cuartos y la casa”. Pues sí, tengo mala suerte, algunos de los de mi familia, “puristas del comportamiento humano”, dicen que tengo lo que merezco. Vale, les contesto, no es bueno discutir con nadie, porque si no, te salen arrugas en la cara que es lo único que tengo medio potable, esto es válido para todos, de forma que a unos les llega de una forma, y a otros de otra. De modo que lo mejor es tener mala suerte,  

lunes, 29 de septiembre de 2014

QUINTOS






                                                                 QUINTOS



Mira tú por donde, de los nacidos en 1950, esta quinta, se hace de diferente manera a todas las otras quintadas que se habían hecho a lo largo de la historia de nuestro país.
Antes se hacían por sorteo de letras del primer apellido, pues no señor, estos quintos se escogían a razón de la fecha de nacimiento, claro, a mí y a otros, por supuesto, algunos amigos míos que como yo éramos objetores de conciencia, nos enviaron cartas cuando solo teníamos diecisiete años.
A los dieciocho ya nos matriculaban, es decir poner vacunas y estos rollos, pesarte y medirte.
-Ya recibiréis una carta que os dirá donde os tenéis que presentar.

Vale, para casa de nuevo. Expliqué a mis padres el asunto y ellos lo aprobaron, y llegó la carta. “Por la presente se le comunica que debe usted presentarse el día dieciocho de junio en el cuartel sito en la calle Comercio de Barcelona, cuartel de la comandancia de quintados en tal fecha”.
Para allá que vamos unos amigos y servidor, a recepción, le preguntamos a un sargento con una mala leche que te cagas, donde teníamos que ir.
-Allí joder, donde están todos estos ¿no lo veis?
La sala era grande de huevos, así por encima conté trescientos tíos, ¡unos efluvios que me llegaban que para desmayarse, te lo juro!
-A ver si hay menos ruido. Atended y escuchar bien los nombres que se vayan diciendo, los nombrados irán a estas tablas detrás vuestro para ver vuestro destino.

Siempre repiten los nombres dos veces por si hay algún sorderas, hicieron bien,  algunos daban respuesta después de la segunda vez que los nombraban. Nosotros cuatro bien atentos. Mira tú, han dicho mi nombre y apellido, para la tabla me fui deprisa.
En mala hora se me ocurrió mirar aquella pizarra. DESTINO: “Policía territorial al Sahara”, entonces se estaba montando el tinglado de la famosa MARCHA VERDE, no sé si os acordáis, a mí se me aflojaron las piernas. Me dije, ¡coño mandos del tercio oye, ya la has jodido tío!, objetor de conciencia en aquellos años era como si fueras un traidor a la patria o algo por el estilo.
Me acerco a la mesa de apelaciones de defectos que impidieran hacer la mili y me atiende, un brigada, médico.
-A ver, ¿a ti que te pasa?
-Pues mire usted, capitán…
-Brigada, empieza a distinguir los rangos militares.
-Pues eso mi brigada, que yo tengo los pies planos.
He, que no era mentira ni rollo ni nada de eso, era verdad, caminaba como un pato.
-Tócate los cojones otro mariconazo que no quiere hacer la mili…
-Mire usted, cuando me quintaron ya me lo preguntaron y dije que era objetor de conciencia, de manera que no tiene relación una cosa con otra, la mili la pasaré en la cárcel si hace falta, pero debo decirlo todo.
-Vete para tu casa y espera las órdenes que se te den.
Esperé a los otros, dos de ellos fueron a Cartagena a la cárcel militar, al otro a Illetas, a Mallorca un castillo que servía de cárcel.
Al cabo de un mes, recibo otra carta de Capitanía General, que me presente en la calle Comercio de nuevo, ese día no había nada de movida de quintos ni nada, aquello estaba medio vacío.
-Que vengo por esta carta que he recibido, ¿Qué debo hacer?
-Sube esta escalera, allí encontrarás a un oficial que te sellará la cartilla.
Voy para arriba y encuentro al oficial y a diez o doce delante de mí. Cuando me toca me da la cartilla, como un libro de familia algo más pequeño, más gordo y blanco, con el logo de la bandera de España, abre una de las páginas mira una lista a su lado.
-Suerte has tenido jodido, eres excedente de cupo.
-¿Y eso que quiere decir?
-Que no haces la mili, que hay mucha boca que mantener y unos cuantos sobran.
Mira no te puedes hacer idea de cómo corrí a mi casa a decírselo a mis padres.
-Lo único que me han dicho que tengo que hacer campamentos, me ha tocado en Sant Clement de Sasebas.
Mi padre me dice entonces…  -Pues ya estamos igual que antes, tienes que jurar la bandera al terminar campamentos o sea que tienes que vestir el uniforme.
¡Joder… pues sí que estoy listo! Todo mi gozo en un pozo, no por la cárcel ni nada de esto, yo sabía que donde estaban los objetores nos ponían a todos juntos, pero era un rollo el asunto de los juicios militares y las condenas que a veces se alargaban la leche, “Tres años y un día”, y luego antes de cumplirse el día, vuelta a empezar de nuevo.
De nuevo cayó la moneda por la cara que había escogido yo. La quintada era por fecha de nacimiento que entrabas o no dependía del registro civil, el día de nacimiento vamos. Pero a los campamentos, como también sobraba gente lo hicieron por sorteo de letra del primer apellido, el mío empieza por S, de forma que me  libré también de ir.
¿Es suerte, fortuna, coincidencia, disposición divina, el ángel de la guarda…? No lo sé, pero que me libre de una buena eso seguro.  




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¡¡CRAZY!!




                                                                           ¡¡CRAZY!!




-¡Hombre Rosendo… tú por aquí, chaval que caro te haces de ver, ¿cuánto tiempo hace que no nos vemos?
-Pues más o menos three month.
-¿El qué…?
-Coño pues eso…, three month.
-Y ¿eso qué es?
-Inglés, palurdo, como estoy parao como la mayoría de los de la fábrica de conservas, estoy aprendiendo inglés en Internés.
-¡Haaa, bueno vale! Oye y ¿qué quiere decir eso que me has dicho?
-¿Qué?
-Joder, ¿y para decir que, tienes que soltar toda esta charla?, pues el inglés este debe de ser cansao de cojones. Y difícil.
-¡Que va hombre…! es cuestión de cogerle el tranquillo. To get the hang of sth.
-¡Nene… ven acá pa ca, a este le pones lo que quiera, pero a mí me sirves un orujo y de los largos ¿vale?
-No te hacía yo de esos de pegarle al orujo tan fuerte Tomás.
-Hoy si Rosendo, si quiero estar a tu lado un rato largo lo necesito, por la madre que me parió que lo necesito.
-¡He que nadie te obliga a estar aquí he!
-A ver, cuenta, ¿Qué te pasa?
-Va… no vale la pena que te cuente mis miserias. Al fin y al cabo, es lo que pasa en todo el world.
-¿Y qué es lo que pasa en todo el world ese?
-En todo el mundo… ¿tú no sabes que al mundo se le llama en inglés world?
-¿Cómo coño quieres que lo sepa si firmo con una X en todas partes?
-Pues estás jodido hermano, hoy día hay que ser un poco bird para escapar de los peligros de la vida. Antes de que preguntes; bird es pájaro en inglés.
-Ya, y tú aprendiendo inglés sabrás mejor que otros a estar bien preparao.
-No, pero la cultura nunca está de más. Además la semana que viene me enrolo en un barco factoría que pesca en el Atlántico norte.
-Sí que tienes huevos, sí señor. ¿Y para eso te hace falta saber inglés?
-Pues claro hombre, por lo menos para saber lo esencial, las órdenes que te dan y esas cosas. En otras palabras… being prepared for the future.
-¡Joder… cómo me gustaría a mí saber lo que sabes tú!
-Eso no es nothing, es decir nada, hay muchos verbos y palabras que son mucho más difíciles, el inglés is very complicated. Verdaderamente complicado.
-¡Nene… otro orujo largo!, enterarme no me enteraré de nada pero que voy a pillar una buena seguro, ¿y sabes una cosa…? lo prefiero.

Apura el orujo de un trago apoyándose en la barra del bar y dándole un golpe en la espalda a su amigo Rosendo, Tomás le pregunta…
-¿Cómo se pronuncia orujo en inglés capullo?, si lo encuentras en Internés mañana me lo dices, ala me voy a dormir un rato hasta tomorrow.



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viernes, 26 de septiembre de 2014

ACOMPAÑADO EN CASA



                                        ACOMPAÑADO EN CASA




Cuando era un crío mis padres me llevaron al cine con mi hermano pequeño a ver “Solo en casa”, disfruté como un becerro mamando de la vaca, se me caía la baba de ver las travesuras que hacía el chaval aquel estando solo, haciéndole frente a los dos ladrones pringados que querían entrar a robar.

¡Me acuerdo más de aquella película ahora…! mi casa está llena de gente, un hermano de mi madre se ha venido a vivir con nosotros, Calixto se ha traído consigo a mi prima de mi misma edad, Adela, una cachonda de las de no te menees, no digo que sea mala, pero tío, ve un hombre que le haga gracia, tenga la edad que tenga, y se lanza a tumba cerrada, ¡hay que ver cómo es esta chica…!, a veces se ha pasado dos o tres días sin aparecer por casa, y llega tan fresca ella como si acabara de salir a buscar el pan o tabaco, porque fuma, y cómo fuma la tía.
Su madre está en la cárcel por tráfico de drogas, le han caído cinco años, ya veremos los que cumple, hoy con el tema de que las cárceles están llenas de gente, y no hay presupuesto para mantener a tanto delincuente, ya veremos. El piso lo han perdido, se lo ha quedado el banco, un año sin pagar es mucho tiempo por mucho que les hayan ayudado a renegociar la hipoteca.

Mi padre está con una depresión encima que no hay manera que se recupere, es uno de los que le tocó pringar con el ERE de Coca Cola, a la puta calle y sin un duro. ¡Y quería ser enlace sindical de UGT en su día…! mi madre  “Ni se te ocurra ¿vale?, que luego todas las hostias te las vas a llevar tú, tonto, más que tonto”. Creo que tenía razón mi madre, si llega en las circunstancias de cierre de la empresa, a ser enlace sindical, le hubieran caído leches por todas partes. Está en tratamiento siquiátrico y todo no creas, lo que pasa, según dice mi madre, es que estas enfermedades son muy complejas, hay gente que las supera sin problemas y a los cuatro días ya están como una rosa en abril, y otros cómo mi padre, que les cuesta un huevo salir del bache. Ha perdido las ganas de comer y todo, está espiritual el pobre.

Menos mal que entre mi madre y yo, que trabajo en la Wolswaguen, de mecánico, cobrando poco, de momento soy aprendiz pero bueno… ya se sabe, todos los comienzos son malos. Mi madre limpia casas con un par de amigas que se distribuyen las faenas de varias señoras, poco a poco, tenemos para subsistir y pagar el alquiler. Esa es otra, mi madre nunca fue de ser propietarios de nada, doscientos euros más los gastos de comunidad, eso es lo que se paga. ¿Quién paga una hipoteca de este precio hoy día?, nadie, eso es lo que nos salva. Y es un piso grande no creas, tres habitaciones, dos de ellas dobles, y una individual que se ha adaptado para que de momento tenga la habitación mi prima. Calla que una vez me llamó para que viera unos vaqueros que se había comprado, y no tuve cojones de abrir la puerta.
-Entra de lado que no se puede abrir más la puerta primo, ¿Qué te parece?
-Que eres una guarra tía, ¡pero si esta habitación es una leonera, que digo una leonera, si los leones viven mejor que tú aquí dentro! ¿No te da vergüenza de tenerlo todo así, ya sabes que ropa es la limpia y cual la sucia?
-Sí, claro, oye que no soy tonta, es verdad que está un poco mezclado todo, pero sé exactamente que está limpio y que sucio.
-Bueno vale, oye que te están como un guante los vaqueros, chulos de verdad.

Me salí de allí con tal de que no se me revolvieran las tripas, no he visto jamás en mi vida una cosa igual, tangas colgados del cabezal de la cama, sujetadores en el otro lado… prendas que le sirven de manta encima de la cama…, una locura, en serio. Alguna vez me he preguntado, de dónde saca el dinero para comprar tanta historia de moda, perfumes caros, complementos, relojes de última moda… O para el culo, o lo roba, antecedentes tiene alguno, según le he escuchado a mi tío Calixto hablando con mi madre en la cocina, de las dos cosas, de robar y prostituirse.
¡Con lo bien que estábamos antes de que llegaran ellos…! pero mi madre no tiene corazón para negarle nada a nadie, y menos de la familia, al fin y al cabo, estas cosas le pueden pasar a cualquiera. Pues además de todo, mi hermano Abel de dieciséis años, ahora resulta que fuma marihuana, se la regala mi prima Adela, de momento, después ya veremos haber que tiene que hacer para conseguirla. ¡Me cago en la leche, no quiero ni pensarlo!

En el taller donde trabajo, don Luis el dueño, del concesionario, está haciendo construir un altillo en la nave, he oído decir que quiere poner un vigilante, va a ser como un pequeño apartamento de veinte metros cuadrados, un pequeño baño con ducha, una salita con cocina eléctrica y un radiador también eléctrico para el invierno.
Los trabajadores quieren ir por la tarde a sus casas, es lo normal. Para mí, es una oportunidad, sofá cama con una tele de plasma que me puedo comprar, de esas de pocas pulgadas… Llamo a su despacho y me da permiso para entrar, he estudiado lo que tengo que decirle sin mencionar nada de mi casa, eso es punto y aparte.

-Mire usted don Luis, que he pensado que si busca usted a alguien para que vigile de noche la nave, que sepa que yo me ofrezco, me interesaría, no sé si me pagaría un poco más por ese trabajo, pero que sepa que ya tiene a alguien dispuesto a hacer de guarda, no le temo a estar solo. Sabe también que no soy ningún crío, quiero decir que sé que hacer en una situación de alarma si alguien quisiera entrar, es más, estoy segurísimo que estando yo aquí, a nadie se le ocurriría venir aquí ni a robar ni a nada. No tengo novia, no se me ha pasado por la cabeza traer aquí a nadie, a ninguna chica quiero decir.

Padre e hijo se han mirado el uno al otro, el hijo de don Luis lleva el almacén, hace el inventario de las piezas que faltan las que hay que pedir y esas cosas.
-Vale ve para casa y mañana te digo una cosa u otra, he de pensarlo.
No he dicho nada en casa porque quiero que lo vean cómo una extensión de mi trabajo, una promoción en el taller en el caso que me digan que sí. Tengo incertidumbres, no es que esté lejos de casa, voy y vengo en bicicleta, nada a cinco minutos de casa tengo el taller, nuestra nave es la primera del polígono, pilla la esquina de la isleta que lleva a la gasolinera, al polígono y al pueblo, ya más ciudad que pueblo, se ha construido mucha vivienda nueva y las familias no dejan de venir a trabajar y vivir aquí, es mucho más barato que la ciudad y la gente siempre buscamos cambios de aires.

-¡Felipe entra al despacho por favor!, se escucha por el altavoz de la nave.
-Usted dirá don Luis.
-De acuerdo, vas a estar tres meses a prueba en esta nueva función de guarda, pero ten clara una cosa, que si hay algún incidente que nos perjudique por tu culpa, te vas de aquí, no solo de guarda, del taller también.
-Me parece bien, es justo, yo también lo haría así si fuera el dueño.

Don Luis se ha reído a carcajadas.
-¿He dicho algo gracioso jefe?
-¡Que huevos tienes hijo! Bueno mira, a final de este mes ya estará todo terminado, te podrás venir el día uno, así comenzaremos el mes completo. Cobrarás doscientos euros más, ¿te parece bien?
-Hombre como parecerme, me parecería mejor que fueran doscientos cincuenta, es una responsabilidad grande, piense que haré mis rondas cada noche…
-¡Qué coño!, que sean trescientos y así llegamos a los mil brutos, ni un chavo más.
-Ve, usted sí que mira las cosas desde un punto de vista objetivo. Bueno quedamos así, vuelvo al trabajo que estoy sangrando los frenos con Francisco. Ha y gracias por tenerme en cuenta.

¡Al fin solo en casa…! un día de fiesta a la semana, pero al fin y al cabo lejos de problemas que no son míos. Podré ayudar más a mis padres, al fin y al cabo es lo más importante, a ver si mi padre supera este bache por el que está pasando. Mi madre va a ser quién más lo sienta, antes de marchar debo advertirle sobre Abel, el putón de mi prima Adela lo va a pervertir y solo tiene dieciséis años…




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jueves, 25 de septiembre de 2014

GIMNASIA.


                                                   GIMNASIA



¡Que cuerpos señor…! entré en el gimnasio y aluciné. Con mi bolsa Adidas, mis toallas, mis cacharros, bueno, desodorantes, una colonia, gel de baño y esas cosas.

-¡Hola bienvenido!, ¿tú eres…?
-Bienvenido.
-Vale bienvenido, ¿cómo te llamas?
-Te lo he dicho, Bienvenido, parece un chiste malo ¿no?, de verdad que me llamo Bienvenido, mira la lista llamé anteayer, hablé con Mercedes la encargada.
-¡Ha sí ya lo veo!, disculpa eres el primero con este nombre, no te he entendido al principio.
-Ya veo, ya. Bueno, ¿necesito un trainer o alguien que me vea, antes de comenzar?
-No, ya has estado en otros gimnasios por lo que veo, estás cuadrado, solo dime tú edad.
-Verás no me malinterpretes, pero soy un poco presumido, no me gusta decir los años que tengo, pero vale, más de cuarenta y menos de cuarenta y siete.
-Ja,ja,ja que simpático que eres.
Mercedes personalmente a mí no me gusta mucho, es guapa eso sí, no sé si a base de liftings, no lo parece es una chavala joven, tipo Pamela Anderson, con las tetas de plástico, botox en los labios, eso es evidente, puede que el culo también lo lleve reparado, oye, que a lo mejor me equivoco pero no creo, le rebota mucho cuando camina, tiene el aspecto de haberse quitado una costilla para estrechar cintura, por lo demás… perfecta.
-Ven que te presento a Dani el monitor que tendrás, en función de cómo vea que te desenvuelves en los aparatos te recomendará lo que más te convenga.
-Ha vale, ves eso es interesante, al gimnasio donde iba antes, no tenía monitor y claro, vas a tú bola y terminas por estar un poco despistado.

Oye tú, que tío ese Dani, guapo que te cagas, metro noventa casi, mulato clarito, habla español perfecto, de la escultura que lo acompaña ni te cuento. Lo encontramos al lado de un grupo de focas en sus correspondientes cintas de andar, eso sí, todas con sus chandals de tactel que se podrán escurrir cuando salgan de este ejercicio, ¡que es el primero que hacen…! luego, hacen spinning o como coño se llame esto de la bici delante de un espejo, una chavalita joven que es el modelo a seguir les hace pedalear hasta la extenuación, después  estiramientos y cuando acaban del gimnasio, se van a la cafetería de enfrente a endiñarse un café con leche y pastas surtidas, ¡tócate los huevos!.
El gimnasio funciona a tope,  ¡con estas clientas, cualquiera…! ya les interesa que esté la cafetería enfrente, ya, se aseguran la clientela. También hay hombres que son así, los menos para ser justos, hay otros que van al gimnasio, a ligar si pueden, a estos, los que trabajan en el gimnasio, los ven venir desde lejos. Tipos un poco más jóvenes que yo, de treinta y cinco a cuarenta años, sacando pecho y algunos con faja, se compran colonias caras, y a la familia, los tienen a sobres de Avecrem por la noche, ¡anda que ya les vale!

A mí no me interesa nada de eso, me interesa hacer un poco de gimnasia, practicar yoga y perfeccionarlo un poco, tengo pocos problemas, estoy solo y eso quieras que no, jode, me refugio en la lectura y paseos por la naturaleza, a veces me paso el día fuera, y cuando es verano, cargo la mochila con el saco de dormir y me voy a algún lugar un poco remoto para disfrutar de estas cosas que tanto me gustan. Solo duermo una noche al raso, si la economía me lo permite, una vez al año, paso tres o cuatro noches en un albergue rural y luego bajo montaña abajo hasta donde he dejado el coche aparcado.
Cambio el chip y me encamino a la ciudad de nuevo, no se puede pedir más. Hace un año que voy al gimnasio, me han tomado confianza, Mercedes la encargada, hace tiempo que me tutea, me ha propuesto hace unos meses, que me encargue de algunas señoras de estas, que van allí a quemar grasas y decirlas que están muy guapas. Yo que miento poco, y resulta que por puro esparcimiento, miento como un bellaco, a estas buenas señoras, no hay quién las libre de esas mollas que regala su cuerpo por todas partes, les digo que eso es un buen síntoma, que el trabajo que hacen en el gimnasio hace que se manifiesten, que insistan, que dentro de poco desaparecerán, ¡se lo creen oye!

Este fin de semana me voy con dos de ellas de excursión, caminaremos media hora en ligera pendiente, les diré que esto no lo podrían haber hecho antes sin ir al gimnasio. Voy a pedir comisión a la dueña por hacerle estos favores. Luego por la tarde me las llevo a casa, Pilar se queda a pasar la noche conmigo, pero sin compromisos ni hostias, que no estoy para cargas, luego por la mañana la invito a desayunar en la cafetería a la que voy siempre, insisto en que coma una flauta de pan de cereales con pavo frio, lo mismo que yo. Después del café nos despedimos hasta la tarde, me pasa el tiempo mejor desde que practico esta actividad del gimnasio, ahora me cobran solo, precio de jubileta sin matrícula ni nada.
Rocío me ha regalado hoy un uniforme de empleado.   
-No quiero que te sientas como uno de nosotros, no estás obligado a nada, es un regalo.
-Anda que no sabes nada… la gente si me ve con estas prendas me preguntará como a uno de vosotros…
-Pues tú me los envías a mí y ya está hombre…

Y eso… ahí me tienes ayudando a las gordas y a las flacas. A ver si alguien me coge el relevo, la verdad es que después de cuatro palabras con ellas, yo voy a lo mío, eso sí, tengo todo el gimnasio para mí, nadie me pone pegas, y hasta he conseguido sin pedir nada a nadie que no me cobren, ¿se puede pedir más?



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IR VENIR, ANDAR



                                      IR Y VENIR, ANDAR





Quien lo tenga que hacer por placer, bien está, hay otros muchos que lo hacen por circunstancias que no son las propias de llevar una vida tranquila. Emigran a otras tierras, a otros lugares, buscando un sinfín de cosas diferentes.
Tú no tenías necesidad de causarme ésta herida profunda que ya no tiene curación, a pesar de que me escribas en las cuatro postales de me llegan de Bélgica al final, “Te quiere, tu hija”.

Te advertí que este no era el proceder, que estando juntas, podríamos afrontar mejor las circunstancias adversas, pero no, tú no podías dejar quietas tus alas, solo te pedía un poco más de tiempo…, hasta que me operaran y determinaran si ese maldito cáncer remitiría o no. Ya sé que de cualquier forma, te habrías marchado, demasiado para ti, ¡enfrentarte a ese desafío…! no claro, nadie te puede obligar a hacer algo contrario a lo que dicta tu propia conciencia.

Discutimos mucho antes de la operación, ciertamente la decisión era mía solamente, pero si te hubiera tenido a mi lado, cómo un soporte para infundirme el valor que me faltaba en ese momento…    Decide tú, es tu vida, cada cual debe asumir las consecuencias de sus acciones, ¿acaso puedo decidir por ti, me harías caso si te dijera que no dejaras que te abrieran?  No puedo juzgar tu reacción, eso queda de cada cual evaluarlo, he aprendido con el paso de los años y de las experiencias vividas, que no es fácil entrar en el corazón de la gente, y eso que estoy hablando de mi propia hija.

Cambiando de tema… ¿Cómo estás?, me dices en la última postal que estás trabajando en un nuevo laboratorio, me alegro si es para tú bien. Pero recuerda que eres un poco mentirosilla, te conozco y con tal de no preocuparme eres capaz de decir que estás trabajando en la N.A.S.A, en Cabo Cañaveral, o cualquier cosa por el estilo. Ya sé que soy pesada, que insisto siempre en que te cuides y que comas lo apropiado, ¿está de más que te diga que espero que también te abrigues bien esas tierras son traidoras para resfriados, piensa que eres mediterránea de los pies a la cabeza. Menos mal que los horarios ahí son menos duros que los que tiene la gente en España, es una suerte tener un trabajo de jornada intensiva.

Pienso  muchas veces en el año que pillaste aquella malévola pulmonía por falta de ser un poco precavida, tú y tu bufanda en invierno, lo superavais todo, a pesar del frio que castigaba ese delicado cuerpecito tuyo. ¡Qué horror, que mal lo pasamos todos!, tú más que nadie por supuesto, pero la angustia de saber si podías salir sin costes adicionales para tu salud, fue sin duda alguna lo  que más nos inquietó.
Quizás pienses, que esta vieja moribunda se recrea con estos recuerdos, no  lo creas, todo lo contrario, si algún día llegas a ser madre, me gustaría mucho que así fuese, entenderás el sufrimiento por un hijo. En mi caso, me acuso yo misma de protegerte demasiado, todos nuestros vecinos lo decían siempre.   Consientes mucho a esta niña, tienes que ponerte límites a ti misma, de otro modo, no sabrá defenderse en el futuro, no sé bien si tenían razón o no, el caso es, que entonces yo no lo veía así.

Déjame decirte una cosa más antes de terminar esta carta, hasta ahora mi organismo ha funcionado bien relativamente, pero ya no da más de sí. Ahora ya estoy en manos de la morfina, es mi mejor compañera, no me engaño al decir que incluso mejor que tú misma, no creas que te lo recrimino, soy sincera, no hace falta que hagas arreglo alguno para venir obligada a casa a verme, odio que lo hagas por una obligación, es más que probable que ahora pienses que me lamento y quiero dar lástima, nada de eso es cierto.
Lo tengo todo arreglado incluso para la hora del entierro, de modo que no quiero que te preocupes por nada, prefiero que me recuerdes como una madre viva, pues verme ahora, quizás te resultaría traumático y eso es lo único que no quiero que te lleves de recuerdo de tú madre. Te quiero de todo corazón hija, sé feliz, vive cada día como si fuera el último, cuenta el tiempo haciendo que el corazón palpite dentro de tu alma con fuerza, por último, acuérdate de mí de vez en cuando, aunque sea para mal, para recordar las tremendas broncas que hemos tenido de vez en cuando, que culminaron en esta separación inevitable. Adiós hija mía.




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miércoles, 24 de septiembre de 2014

CAMINAR DESPACIO ES IR APRISA.



                                               CAMINAR DESPACIO




¡Tenía tanta prisa por vivir…! esa estúpida edad en la que cuando ya te sale pelo por todas partes del cuerpo, que ya comienzas a afeitarte, ¡oh que placer!, vas por la calle que no tocas de pies en el suelo, en determinados momentos deseas que alguien se te ponga delante para arrearle cuatro hostias  -no sabes muy bien porqué creo que es para demostrarte a ti mismo, que comienzas a estar preparado para la batalla de la vida.
La abuela que me conoce más que la madre que me parió  -será porque antes la pario ella-, me dice que de dónde vengo, cuando salgo me pregunta que dónde voy.
-Soy un hombre abuela, deja de tratarme como si fuera un niño, sé lo que me hago.

Antes vivíamos en unos bloques de pisos que parecían niños, éramos ciento y la madre en el mismo edificio, ahora como sea que a mi abuela solo le queda una hermana mayor en Francia, nos hemos trasladado a vivir con ella. Yo que tenía la idea de ir a vivir a un país diferente del nuestro en todo, y resulta que no, la vivienda es propiedad del gobierno, está subvencionada por él, así que bueno… puede decirse que está bien, vivimos en el noveno 1ª, mi tía abuela es una persona de lo más simpática y buena, no me niega nada que no pueda darme.

A los tres meses ya comienzo a hablar francés, a mi manera claro, pero pongo interés en aprenderlo, he cambiado de ambiente necesito ponerme al día para tener amigos y amigas. Asisto a clases de francés que la asistencia social del ayuntamiento da para personas venidas de afuera, tres veces en semana, dos horas cada vez. Aprendo rápido, tengo prisa, precisamente esta noche he soñado con los amigos de mi barrio, joder como los extraño, me envían mensajes por el móvil, fotos de Julia que va con todos y siempre medio en pelotas, en la playa hasta el culo de sangría, con el bikini bajado enseñando el culo y sin sujetador, El Marley con el pelo escarolado como el cantante de Jamaica morreándose con Victoria que parece sacada de un cuento de hadas, solo le faltan las alas, ¡qué guapa es la virgen!, rubia, con un cabello que parecen mechones de oro fundido.

Aquí debe de haberlas igual que ellas y ellos, hay que encontrarlos, se me ha ocurrido frecuentar un centro comercial que hay precisamente para esta zona de pisos, hay dos o tres, con bulevares y tiendas de todo tipo. En consecuencia allí va a comprar, pasear o sencillamente pasar el rato de un modo u otro, todo tipo de personas. Juventud se ve a todas horas, a base de hacerte conocer, unos te ignoran, otros no, es a estos cuantos a los que me he unido, ellos me han relacionado con españoles que están allí por muy diferentes razones, circunstancias parecidas a las mías, otros que sencillamente están trabajando allí, han encontrado su oportunidad y la han aprovechado.

Y aunque lo mío es ir deprisa, correr, aprovechar estos momentos de gloria juvenil de la que estoy disfrutando, pronto me doy cuenta que no es así como se crece. No puedo pasar de todos y todo cuanto me rodea, he tardado en leer un libro de Honoré de Balzac en francés, ahora me arreglo mucho mejor con el idioma a base de escuchar el acento y tratar de captar las conversaciones, el libro que he leído es “Papá Goriot”. No sé cómo ha sucedido, pero este libro, la historia que envuelve, me está haciendo comprender que tengo que caminar poco a poco, despacio. Después de todo, lo que hace que haya cambiado mi punto de vista de la vida, es el hecho que andando despacio sabes dónde pisas, se hace más difícil que caigas en el pozo.

Veo a muchos de los jóvenes con quienes más o menos convivo, ociosos, hablando de ir a ver a determinado argelino que pasa marihuana, haciendo planes para ir a una feria anual que hacen en Valrrás, donde parece que allí la gente se desmadra, no sé… tengo que desaparecer de este ambiente enfermizo, de esa congestión de vida que puede acabar en muerte acelerada.
He buscado empleo y he pasado tiempo en ello, bastante tiempo. Al final, en una carnecería me han empleado como mozo en el obrador, me fijo desde el primer día en cómo despiezan las canales, sacan la grasa excedente, aprovechan los trozos casi insignificantes para hacer filetes exquisitos. Es todo un oficio ser carnicero,  dueño del comercio se ha fijado en mi interés por aprender, después de seis meses en el obrador, usando las picadoras de carne y las sierras para trocear las partes huesudas de cordero y ternera, me llama a su pequeño despacho. Me comunica que me sube el sueldo, eso significa que he subido de categoría, me alegro y llego a casa corriendo para decírselo a mis dos abuelas.

En casa lo hemos celebrado con unos buenos filetes a la plancha, se deshace esta carne, descorchamos una botella de mosto fresco, y a nuestra manera, pasamos la fiesta. Por la noche, los amigos, casualmente todos españoles salvo Poline que es de padres españoles pero nacida allí, nos reunimos en una freiduría que hacen un pollo rebozado picante exquisito, pedimos unas cervezas y todos a morro, brindamos a lo grande. Lo pasamos muy bien, en primer lugar porque todos se alegraron al ver la situación en la que me encontraba con el empleo, encomiaron todos los esfuerzos que había hecho por encontrar una buena posición dentro de la sociedad francesa, relativa eso sí, pero era un comienzo.

A las ocho de la tarde todos nos fuimos retirando, es costumbre cenar pronto, a las seis y media o siete, dependiendo de dónde vivas en Francia, todo el mundo está apañado para ver un poco la televisión y acostarse temprano. El horario de trabajo requiere que sea así. Volví caminando a casa con Poline, a mi lado iba Raimont callado cómo siempre, se desvió hacia un parking vecinal a la intemperie, donde aparcan los vecinos del bloque donde vive y nosotros continuamos andando, la acompañé hasta su casa, detrás del hospital comarcal.
Llegados a la puerta de su casa, le cogí las manos y se las besé.
-Gracias por haber aceptado la invitación ha sido muy importante que hayas venido.
-Eres un gran chico Marcial, invítame cuando quieras de nuevo. No hace falta que esperes a que te suban el sueldo de nuevo.
-Entonces… ¿puedo ir mañana a buscarte al trabajo?
-Claro hombre, cuando quieras.




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MENTE ANCHA



                                                    MENTE ANCHA




Nunca he estado casado, hago esta puntualización por el hecho de que en el registro del juzgado, cuando pides que te casen, debes llenar un documento en el que una de las cuestiones pregunta tú estado, al ser que no estoy embarazado, debe referirse a si estóy o no casado.
Pues mira, por pelos estuve una vez tentado a contestar sin que ella lo supiera, “estado casado”, ¡la que se hubiera liado…!, había demasiada gente cerca para contestar esto, más bien solo poner una X en la casilla pertinente. Me salvó el hecho, de que llenando juntos el formulario o petición del juzgado de mi pueblo, apareció el novio anterior de Aurelia, ¡una de esas casualidades de la  vida…! Me dejó llenando mi formulario sentado en la terraza de un bar cercano a mi casa y fue con él a dar una vuelta    -Vuelvo enseguida mi amor…   Yo que soy de mente ancha me la creí, todavía la estoy esperando.

Oye que me molesté en ir a preguntar por ella  a su casa, hablé con sus padres con un falso compungimiento, lloré y todo, que lo mío me costó para convencerlos, solo de que estaba triste, destrozado, deprimido, que no sabía si me iba a suicidar…  -Es que, ¡la quiero tanto…     Nada Marcos debes olvidarla, ha decidido ir a vivir con ese hombre, ya no hay nada que hacer chico… y yo me puse a fingir que lloraba de nuevo, bueno llorar lloré un huevo, pero acordándome de mi hermano que lo arrollo un taxi cruzando un paso cebra y nos lo mató me entró el llanto a tiempo, ¡aquello los convenció de verdad!, pero aparte eso creo que no tenía ninguna otra obligación, de manera que la olvidé, del mismo modo que la conocí.

Ya no me pilla nadie, y mira que a veces se ponen dulces las nenas, que quieren salir conmigo… pero nada, a unas les digo que tengo un cáncer, que no sé cuánto duraré. A la hija de un abogado que se fijó en mí, hace tiempo de esto, se pagaba la carrera a base de trabajar cuando no iba a la universidad, en un bar de top-les, he, la chica era un bombón de los buenos, de esos que a mí me gustan, rellenitos de licor, de ron si puede ser  -sería mucho pedir que fueran de Habana Club añejo-. Pues eso… que por qué no salimos luego, cuando termine la jornada, que si eres muy guapo, que vistes muy bien etc, etc, etc.    ¿Vamos a tú casa o a la mía amor…?    ¡Huy… que casi sin conocerte, una chica que trabaja ya sabes dónde te llame amor… me enciende todas las alarmas, pero bueno, le dije que a la mía.

Que me vicié con aquel monstruo, ¡tenía unas caderas… que si se bebe un vaso de leche mea yogur!, se movía que ni te cuento, no podría. Creo que se me ponían los ojos del revés oye, al principio creí que era algo que me echaba en la bebida, pero no, las copas me las servía yo, y otra cosa, de drogas nada, ni un porro de marihuana.
La verdad es que me costó desprenderme de aquel vicio extraordinario, pero con fuerza de voluntad y cerrando la cartera, dejé de ir a verla, al poco se me pasó aquella especie de fiebre loca. Cada vez que me pasaba algo así, pensaba, “nene tú mantén la mente ancha”, en todos los sentidos quiero decir, porque como no te apercibas de los problemas en los que te puedes meter, ya me veo paseando vestido de pingüino por la alfombra de una iglesia.

Hay muchas mujeres que no se casan con uno si no es por la iglesia, en un centro comercial, me paré a tomar un café en una de esas franquicias que hay, cuatro chicas hablaban en la mesa de al lado “Pues tú dirás lo que quieras, pero para mí dos personas que no se casan por la iglesia no están bien casadas”. Otra alimentaba la idea diciéndole “Es el día más feliz de tú vida tonta, has de disfrutarlo al máximo, y casarse por la iglesia, le da aire de grandeza al acontecimiento”.
Y cuando lleguen las primeras peleas, lo primero que romperá contra la pared, será la foto de boda en un jardín con pavos reales  y un estanque al fondo, eso lo digo con conocimiento de causa, tengo un amigo y una amiga que viven juntos por eso, estaban casados con sus respectivos, tuvieron una pelea de las que hacen historia y las dos mujeres, rompieron la foto de la habitación contra la cabeza del sufrido marido.

Por eso se juntaron pero sin boda ni hostias, tú, tu libreta, yo la mía, y a cagar al río si hay malos rollos. Pues que quieres que te diga oye… que haga cada cual lo que quiera, ¡que se casen hombre, dejarlos que sean felices o infelices, da lo mismo, hay que tener la mente ancha! Que no se casan, pues que no se casen…, el que no esté contento con el rollo de juntarse, que se separe y listos. Es posible que alguien piense que soy un cínico al expresar estos asuntos con liberalidad y desenfado, claro eso es lo que pretendo. No provocar a nadie ni reírme de los problemas de los demás, lo único que trato de plasmar en este escrito, es que no hace falta ser un repipi, uno o una de esas que dicen “¡A mí…, eso no me pasaría nunca! Yo me entero de que mi Carlos me la pega, y lo tiro por el balcón del ático a la calle, no sale de casa ni por la puerta fíjate”.

¡Venga ya!, si lo sabes desde antes de casarte, que se lo monta con la de la tintorería. Pasa que entonces era solo una presunción, Carlos te dijo que una vez casados aquello se acabaría, ¡lo que se ha acabado, es lo vuestro, desde aquel día!, en otras palabras, salvo un documento que acredita que disponéis de cierto orden legal, todavía no habéis empezado, y eso que tenéis tres hijos y cuarto,  -lo del cuarto va por el embarazo de tres meses-.
No es gracioso, es una desgracia como cualquier otra pero que jode mucho. Habla la mujer casi sin abrir la boca, con los dientes apretados, eso es la mala leche que lleva recociéndola por dentro, ¡verás la pobre criatura que sale…!

Dicen los expertos, sociólogos y tal, que la juventud ahora es diferente porque los objetivos cambian a medida que cambian los tiempos, vale puede ser. ¿No será que ya desde que son embriones  -porque los fetos se quedan con toda la película del exterior… no nos engañemos-, se encuentran con apretones por todos lados,  fruto de los problemas internos de la madre? Con los gritos y tensiones que llevan las familias, ¿cómo no van a nacer como motos las criaturas?

He cavilado  mucho en los últimos años, por cosas como las que veis aquí escritas, la mayoría, las he vivido, y eso, creo yo, me hace suficientemente válido para opinar sobre este tema en concreto.
Por esa razón opino, que ser de mente ancha es tratar de ver las cosas en toda su dimensión. ¡Coño mira, ya ha hablado un sabio!, no, solo me considero una persona bregada en estas cosas, que me equivoco… en algunos aspectos seguro, solo hablo desde la perspectiva de una persona que ha padecido mucho, y que ha hecho padecer.



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lunes, 22 de septiembre de 2014

VEINTE METROS CUADRADOS

                         


                                      VEINTE METROS CUADRADOS



Bastián lleva andados ya, más de cien kilómetros No es un camino cualquiera este que ha emprendido hace dos semanas, a la muerte de su padre lo han desahuciado, ha tenido que marchar al campo.
Menos mal que el abuelo fallecido también, tiene desde hace ni se sabe cuántos años ya, un par de buenas terrazas de viñas muy antiguas, como sea que nadie se ha encargado de ellas, han pasado como su familia, a mejor vida. En los últimos años se sabe que han habido problemas con algunos propietarios a quienes el gobierno ha expropiado, con el fin de hacer pasar por sus tierras un tren de esos tan modernos, van tan rápido, que tienen que evitar cuantas curvas puedan en determinados tramos.

Las tierras de su abuelo se han salvado por eso precisamente, por estar escalonadas, dos terrazas que en su día costaría hacerlas. Grandes piedras del monte, sirvieron para contener la tierra más alta.  –Hay que ver lo esforzada que era la gente entonces, la hostia, igual estuvieron años para hacer estos desmontes ¿cómo lo hicieron si no sabían de ingeniería ni nada por el estilo?-. Eso se lo pregunta, porque aunque lleva tres años parado no es tonto, ha ido a la escuela, sabe lo elemental, pero a nadie se le escapa el esfuerzo que requiere hacer una obra de esta envergadura. La terraza más grande, con las vides ya podridas, hechas serrín la mayoría de ellas, tiene cómo cien metros de largo por veintiocho de ancho, eso es lo que deduce dando grandes pasos para medir a vuela pie el terreno.

La terraza de abajo es más pequeña, desciende a ella por un pequeño camino por la que apenas caben dos personas juntas, gira de golpe y ya entra de lleno en aquel otro trozo de tierra y piedras que al no ser trabajada se dejan ver más que aquella tierra entre roja y negra que cubre la superficie del plano. Las manos en la cintura, con el viento del otoño golpeando con fuerza su cara, se da cuenta que hasta el valle, que recorre un finísimo hilo de plata que es el rio Alamar, quizás ha sido obra de un gigante ya desaparecido, el que ha hecho estas escaleras para llegar a la ermita que hay en lo alto de la montaña.
Deducciones de un soñador, de un chaval que con solo dieciocho años se ha visto forzado a cambiar de estilo de vida, de la ciudad al campo cómo si alguien le hubiera dado un golpecito en la espalda y lo expulsara de su ambiente, en el que nació y creció. Aunque… bueno, aquí, los aires son bien distintos, se respira aire puro y no hay ratas por las calles, hurgando entre las basuras cómo en su barrio hacían.

Sube de nuevo a la terraza de arriba y se acerca a una especie de refugio de piedra, recuerda que su abuelo le hablaba del pellazo que había en la terraza grande, allí es donde pasaban los días de vendimia.  –No hay lugar mejor que ese para resguardarse del sol y la lluvia hijo, y el agua pasa por el lado interior, llega desde un manantial desde la ermita, dicen los lugareños que es agua bendita, a mí me lo parece ¿sabes?, llega regalada desde su nacimiento, ¡y buena… que ni te imaginas!-
Bastián recuerda a su abuelo cuando le decía estas cosas, le explicaba mil historias de lo felices que eran él y su abuela cuando iban a la vendimia de su tierra. Recuerda hasta el nombre que tenía la mula que usaban para esas labores del campo, Golfa.

O me quedo aquí y reparo esta choza para vivir, o bien vendo esto a quién lo quiera, pillo los cuartos y me busco una casa y un empleo. Se ha dormido temprano, después de una cena, a base de queso y unos buenos tragos de vino de la bota que siempre lleva en bandolera durante este viaje, en un lecho de paja seca, una manta y el saco de dormir, comienza a soñar. Lo despiertan el ruido de varios cencerros, ganado lanar que en compañía de un pastor pasan por mitad de sus terrazas, cabras la mayoría, el pastor que las conduce, silva al perro de lanas marrón claro que vigila a su dueño, y sale a toda prisa en busca de dos cabras que querían tirar para el monte.

-Buenos días buen hombre, sí que madruga usted… solo son las seis de la mañana…
-A las buenas, ¿tú quién eres?, joder… tienes toda la pinta de ser de los Álvarez.
-Así es, soy el nieto de Aniceto.
-¡Me cago en la…! ¿Y qué haces por estas tierras hijo?
-Si puedo, es decir, si soy capaz, he venido para quedarme a vivir aquí.
-Bueno vale, pero eso sí, es un consejo de viejo que de estas cosas entiendo, antes que lleguen las lluvias repara bien el techo, comprueba las vigas de madera y el ventanuco de la salida de humos, hazte de leña que aquí los inviernos son largos y dolorosos. Mira ¿sabes qué?, te enviaré a Marino, esta tarde estará aquí contigo para echarte una mano, aprecia su ayuda chaval que por aquí hay pocos cómo él.
-Gracias… ¿Cuál es su nombre…?
-Salustrio y mi perra que es más lista que yo Susa, hasta pronto, por cierto ¿y tu nombre?
-Ah, es verdad, no se lo he dicho… Bastián.
-Ala pues, hasta luego Bastián.

El “hasta luego Bastián” de Salustrio, ha sido de una semana y media, ha llegado en el coche de línea que lo deja a cuatro kilómetros del pueblo, le gusta ir andando hasta su casa, por eso, baja del autobús, una parada más allá de la que corresponde. Con su zurrón colgando del hombro, y Susa andando a su lado, llegan hasta el cruce donde se desvía el camino en dirección al pellazo de Bastián.

-¡Joder, que cambio ha dado esto…! se nota que no habéis ganduleado. Marino es una fiera, ya te lo dije Bastián, es una ayuda inestimable a pesar de ser mudo.
-¿Nació así o qué?
-Que va, el padre le cortó un buen trozo de lengua porque lo había visto en un pajar con la hija menor del chocolatero. No quería que le soltara nada a su madre, y al bestia ese no se le ocurrió otra cosa que coger el cuchillo que siempre llevaba al cinto y estirarle la lengua con una tenaza, ¡zas!, de un solo tajo le cayó la lengua al suelo.
-¡La madre que lo parió…!
-Ahora que…, se llevó más palos que una estera, todavía debe dolerle el lomo de la que le dimos entre todos, ¡me cago en su puta madre…! Cuatro años hace que ya no se asoma por aquí, y más vale que continúe así, porque si aparece de nuevo ya sabe lo que le espera.

Bastián ha quedado conmovido por la historia, esas noticias no suelen salir por la tele, nadie habla de ellas, salvo los lugareños, y con todo, a los cuatro días se olvida todo. Es lo que tienen estos dos mundos, viven separados por un sinfín de diferencias, lo que es noticia para unos es normal para otros, en cambio en todo el valle, se ha conocido la historia, es como si con un cuerno de carnero se hubiera anunciado lo sucedido, solo que ha pasado de boca en boca, uno se lo ha hecho saber a otro y ese otro ha deformado la noticia, al final muchos que ni conocen a la familia, dan por sentado que el padre degolló al hijo, en una reyerta familiar.

Dicen que estas personas traumatizadas por determinadas circunstancias acaecidas en la vida, están más predispuestas a ayudar a otros, debe de ser, el deseo de que los demás, no sean tratados como ellos lo han sido. De ahí ese incansable trabajo, que Marino desarrolla desinteresadamente para un amigo al que ni siquiera conoce.

-Venid aquí los dos, ¡venga Marino tú también…! vamos a despellejar este conejo que ha encontrado Susa, la tienes que ver cuando los persigue, se deja la piel si hace falta, la ha empujado entre unas zarzas mortales, ha corrido hacia la salida y allí la esperaba, no ha tenido escapatoria. ¿Es grande he?, tenemos para una buena comida los tres, no olvidéis a Susa, que es quién más merece comer de esta pieza.

El fuego lo han hecho fuera de la casa, porque ya es casa aquel pellazo, tiene veinticinco metros cuadrados, pero chico… que bien repartido está todo, estantes curvos que se adaptan a la pared como si fuera un guante, los sostienen traviesas semicirculares de boj, madera dura donde las haya, ancladas a la pared en seco, por fuera las sostienen piedras primorosamente encajadas una a otra, para que no se filtre el agua. Los bancos de tabla gruesa a lado y lado de la mesa, aquel montón de piedras apiladas que siempre veía a su paso por allí con su rebaño, Salustrio lo ve convertido casi en una casa, le falta mucho por hacer, pero el rostro de Bastián refleja ahora además de alegría, determinación.

-Buena cama te has hecho bribón, ¿Qué piensas compartirla con alguien…?
-No señor, esta cama es solo para mí, este pellazo es mi hogar, lo trato como un regalo caído del cielo, es para mí, ganarle una mano al tiempo, ya que se la he ganado, que menos que invitarlo a que se deje sentir en estas tierras…

El conejo ya está ensartado y con el vientre abierto y limpio de todo lo no comestible, Marino lo deja apoyado junto al fuego. Mientras hablan de cómo debe ser la puerta que cierre el  pellazo, Salustrio la dibuja con una vara en el suelo, marca las traviesas que tienen que reforzarla por dentro, el cerrojo que debería montar cuando esté dentro descansando. De la luz no dice nada, ya ha visto que tiene una gran lámpara de aceite sobre la mesa, si saca un tercio de mecha fuera, tendrá una luz de escándalo, aquel interior parecerá una feria.
Marino le indica a Salustrio, que ha sido él el que la ha pintado de blanco por dentro. Este le frota la cabeza animándolo a que siga ayudando a Bastián, en poco tiempo se han hecho buenos amigos.

Después de comer…
-Bueno vamos…
-¿Adónde tenemos que ir?
-Al aserradero del pueblo, Hernando cortará las tablas que te hacen falta para hacer la puerta, ¡verás que puerta tendrás!, me cago en la leche, la mejor del pueblo, será un regalo mío.
-Pero es que esta madera costará dinero y yo tengo justo para pasar un par de semanas más, de dinero digo, luego tendré que trabajar de cualquier cosa.
-Bueno eso puede esperar, de momento, ahora coge lo que necesites coger de aquí y venid conmigo. No olvides los papeles de propiedad de la tierra, se tienen que depositar en el banco, allí debes pedir una copia de ellos, y que guarden los originales.

Ya es noche cerrada cuando vuelve Bastián a su casa, mañana a primera hora, debe subir a la serrería a buscar las tablas, recogerá un serrucho que se ha brindado a dejarle Salustrio y se pondrá a recortar las tablas tal y cómo él le dijo. De momento la puerta no son más que cañas trenzadas unas con otras mucho más finas que Marino ha tardado en hacer casi media mañana, no tiene bisagras, solo es de quita y pon para cubrir la entrada. Le han dejado buena parte del conejo que come para cenar, sobre la mesa encuentra una lechera, una hogaza de pan tierno y queso de cabra. Una nota escueta y con mala letra dice así: “El trabajador es digno de su salario”.

-Hola Marino buenos días, ¿qué haces aquí tan temprano?
El chico mayor que él le señala las tablas que ha subido del pueblo, atadas a un pequeño remolque con dos ruedas de bicicleta.
-¡Pero hombre… hubiéramos podido ir los dos a buscarlas, te habría ayudado!
Marino le señala el cielo, en las montañas que hay más allá de la ermita, se divisan nubes negras, a un lado de estas, se ve una cortina de agua que cae sobre los pinos que hay en esta zona. El tejado seguro que no dejará entrar agua dentro, es en lo que más se han entretenido, han cambiado alguna de las vigas de madera, dispuesto las ramas de boj que sostienen las cortezas de alcornoques y puesto encima de estas planchas, los entramados de haces de avena segada cosidos con alambre galvanizado. Todo está atado al interior de las vigas del tejado, con alambre más grueso casi sin perforar nada, si su abuelo lo viera ahora, se le haría difícil de creer.

Claro hay una cosa que es cierta, para cuando sus abuelos usaban aquella rústica construcción de trogloditas, era solo para circunstancias especiales, no estaba pensada para ser habitada, solo para resguardarse de una tormenta como la que se avecinaba, en otros casos los pastores con un determinado rebaño de animales se podían resguardar allí, por lo menos los más frágiles, y pequeños lechales con sus madres.
La gran piedra plana que subieron de bastante más debajo de la terraza baja, era la ideal para que sirviera de desagüe en caso de que el agua golpeara contra la puerta, escupiría toda el agua fuera. Las puntas de acero se abrían paso de forma rápida entre los nudos de la madera y sus traviesas. El dibujo de Salustrio, recordó Bastián, estaba diseñado como las puertas de las fortalezas, ¡que exagerado!
No les dio tiempo de montar las bisagras en la pared, si las atornillaron en la madera, pero las gotas de lluvia que comenzaban a caer presagiaban una de las buenas.

-¿Marino dónde vas… vuelve aquí hombre?
Se hizo el sordo sin serlo, comenzó a coger de una pila de piedras planas, dos o tres a la vez, iba calzado con botas poceras, las fue dejando caer a lo largo del camino que llevaba hasta la cuesta de la pequeña carretera que llevaba al pueblo, luego, dando media vuelta y pisando sobre ellas, las fue recolocando en su lugar de forma conveniente, algunas de ellas no dejaban espacio entre sí, unos cantos casaban de forma casi perfecta con la siguiente, así hasta que al llegar a la gran piedra de la puerta tuvo que disponer dos piedras, una blanca, la otra roja como la tierra que estaba pisando, se descalzó y entró en la estancia sonriendo. Dejó caer una de sus manos sobre el hombro de Bastián, lo miró complacido, chorreando agua, ahora estaba lloviendo de manera definitiva.

-Mira cómo vas, te has quedado como un pez que ha saltado de la pecera.
Su risa muda se dejó oír por un instante, se quitó el chaleco de fieltro gris y luego la camisa, el pantalón de pana marrón lo sacudió sin sacárselo delante del fuego, se dio la vuelta y levantó un poco los pies, los calcetines de lana basta que llevaba puestos, estaban llenos de agujeros, no tenían puntera ni tacón.
-Ven a este rincón un momento anda.
Bastián sacó de una bolsa de viaje, un grueso bulto de lana, eran calcetines de montaña.
-Toma, tira estos a la basura, cuando pase la tormenta iremos al pueblo y compraremos dos o tres pares más, estos te los quedas para ti.

Después de dos días de lluvia ininterrumpida y recia, comenzó a despejar y los primeros rayos de sol, Bastián vio de verdad donde estaba, que era, y lo que podía significar para él la vida en el pellazo. El perfume que despedía la tierra era inexplicable, no se podía comparar a ninguno que hubiera conocido antes, las tierras más bajas no las buera podido plasmar en un lienzo un maestro pintor, se veía a sí mismo cómo el rey de la montaña, uno de esos héroes que se muestran en las películas o los cómics, algo excepcional.

-¡Me cago en la tormenta y la madre que la trajo…!
Esa era la voz de Salustrio, que llegaba renegando hasta en latín. Pilló a los dos hombres marcando el lugar donde debían ir colocadas las bisagras en la pared, dos cuñas de madera la sostenían levantada unos centímetros del suelo.
-¿Pero qué te ha pasado hombre, te has roto el brazo?
-Pues sí, eso parece, ¿no te jode…? Si lo llevo en un cabestrillo por algo será…
-¿Y cómo ha sido?
-Pues que salieron de la cuadra dos terneros, asustados por los relámpagos y truenos, salieron fuera rompiendo la puerta con la cabeza. Yo que vivo encima de ellos, bajo corriendo a medio vestir por la escalera de madera, me tropecé y caí al suelo de mala manera.
-¿Has ido al médico?
-¡Cómo voy a ir al médico si aquí en este pueblo, no hay ninguno!
-Entonces eso que llevas ahí puesto, envuelto quiero decir, ¿te lo has hecho tú mismo?
-Pues claro, ¿quién si no?
-Hay que llevarte al médico, te tienen que poner el hueso en su sitio y escayolarte luego.
-Va a venir a recogerme Hernando el del aserradero, él me llevará al otro pueblo de abajo, allí hay un centro médico que me lo solucionarán.
-¿Por qué no has ido con él directamente al pueblo ya?
-Pues porque le he dicho, que antes quiero que pase para que vea esto, y para que vea cómo estás dejando esto, tiene mucha idea este hombre, a ver que se le ocurre para que estés algo más cómodo aquí ya que has decidido hacer de esto tú casa.

Marino estaba picando con cuidado en una piedra bastante grande, que recibiría la parte fija de la bisagra, Salustrio se acercó a él y le mesó los cabellos.
-Ya le he dicho a tú madre que no se preocupe por ti, que estás en buenas manos, hoy irás ya para tu casa ¿vale?
Marino siguió picando, era evidente que le gustaba lo que hacía, y la compañía de Bastián, lo que le dijo Salustrio lo perturbó bastante. Por otra parte, a su madre le hacía falta en casa, si no se cortaban los troncos secos que  estaban apilados en la parte de atrás de la casa, pasarían frio ese invierno. Desde la partida de su padre, él era el que se encargaba de arrastrar las cepas de los olivos viejos a casa con la ayuda de una mula y cadenas, para ser luego abiertas con cuñas de acero, un trabajo casi imposible, para una mujer que no había dejado de ser maltratada durante muchos años de forma física y moralmente. Determinadas fuerzas interiores te abandonan cuando estás sometida a esta presión, quieres pero en cambio, hay una mano que te tira hacia atrás, hay quién dice que esto va a personas, nada más cierto que esta opinión; en cambio, nadie mejor que uno mismo conoce sus límites, sus motivos y manifestaciones de estado de ánimo. Es muy difícil si no imposible juzgar desde fuera el complejo mundo en el que cada ser vive interiormente.

-¡Bastián venga coño ayuda a tú amigo, que esta tarea es de dos!
Pareció que lo despertaran de un sueño, reaccionó enseguida preparando el cemento y rompiendo pequeños guijarros que servirían de relleno para anclar los soportes.

-¿Estás ahí Salustrio?
-Pues claro hombre ¡dónde quieres que vaya con solo un remo!
-A ver, a ver, joder… oye chaval, esto está quedando de primera.
-Bueno tampoco es que sea un palacio, tiene exactamente veinticinco metros cuadrados.
-Ya veo, pero oye, fíjate, en este rincón de aquí te cabe una mecedora al lado una mesilla con un par de estantes para libros… no sé tú, pero yo aprovecharía unas varas al lado de la chimenea cruzadas para colgar algo de matanza, algunos chorizos y morcillas… en fin, sin tener que llegar a que se vea disminuido el espacio.
-A propósito, en cuanto me cure un poco del brazo de los cojones, subiremos a casa de mi hijo, cría perros mastines además de ser veterinario, te regalará la cría que tú quieras. Yo creo que sería buena idea que la aceptaras, puede hacerte mucha falta en determinados momentos, no te hará muchas fiestas si es eso lo que esperas de esta clase de perros, pero créeme, en cuanto marque sus límites y tú le ayudes a determinarlos, te darás cuenta, que has escogido la mejor compañía posible; cómo animal de defensa me refiero…

Después de este comentario, todos rieron, Bastián quedó contagiado de aquella risa sana y sin segundas intenciones, fue una reacción impensada, le salió de forma extemporánea.
-Oye tú no creas que estoy diciendo tonterías, tú estás de testigo Hernando… ¿a cuántas mujeres del pueblo ha ayudado a parir Martín?
-No sé muy bien a cuantas pero a bastantes, lo malo es que muchas familias se han ido ya de aquí, pero seguro que las madres e esos niños y niñas, se acuerdan de él.
-¿Lo veis…? así que poca broma con lo que he dicho que lo digo con motivo.

Sin que quedara nada definido, lo principal ahora era llevar al centro de salud a Salustrio, los dos hombres, carpintero y pastor se fueron. Marino trabajaba como si la casa fuera suya, colgando la plomada, rascando las aristas de madera que sobresalían… al final la puerta encajó en el marco de tablas perfectamente, no se veía siquiera la luz desde dentro del pellazo, salvo por el ventanuco y la poca luz que cuando corría el sol, entraba por la salida de humos, conducido este, por una chapa de metal a manera de campana rectangular, que iba de más a menos.

Marino se ha despedido de Bastián con lágrimas en los ojos, lo abraza y le dice con gestos que volverá en cuanto pueda.
-Muy bien amigo, ahora ve a ayudar a tú madre que te extrañará un montón.
Mientras prepara la cubierta para tapar la leña, Bastián se sienta sobre un tronco y con los codos sobre las rodillas y las manos cogidas, deja que el tibio sol caliente su cuerpo, echa la cabeza hacia atrás, la apoya sobre un rollo de cañas que Marino trenzó hábilmente, mira hacia el lado y observa las varillas de rea clavadas en la pared, ¡que ingenioso es este chaval, es verdad, tenía razón Salustrio, tiene ideas para todo! Se queda dormido, hasta sueña un rato, no sabe cuánto, pero sueña.

Una patada en la bota lo despierta alertado, una sombra alargada y cubierta la cabeza por una boina le habla.
-¿Tú, que haces aquí?
-Ahora mismo descansando  -no puede tragar saliva, da miedo aquel tío raro vestido con un abrigo que le llega casi hasta los tobillos-.
-Pues venga arreando, que esto es mío, en esta época del año vengo de paso por estas tierras y siempre paro aquí unos días.
-Este pellazo es mío, era de mi abuelo y lo heredé yo, de manera que vivo aquí, coge el camino de vuelta a la carretera y vuelve por dónde has venido si no quieres salir mal parado.
-¡Mira el hombrecito…! reconozco que tienes huevos chico…

El ruido de un camión al borde del camino de entrada a su terraza, deja al hombre un tanto aturdido.
-¡Salustrio anda ven que tengo visita!
Conoce el camión que a diario recoge la leche, y que alguna que otra vez lo ha dejado donde ahora. En cuanto el pastor con el cabestrillo desciende por la rampa de piedra reconoce al individuo, lleva un cuchillo colgado en un cinturón que le llega a media pierna.
-¡Vaya pero si es mi amigo Salustrio…!
-¡Fíjate, si es el hijo de puta que le cortó la lengua a su hijo…! Tomás ¿cómo tú por aquí?
-Ya ves…, la tierra de uno que siempre tira, la añoranza, ¿cómo te diría…?

Bastián estaba tenso como un arco a punto de saltar sobre aquella bestia, temía el cuchillo de grandes dimensiones que llevaba atado al cinto y que tenía sujeto por el mango, a punto de desenfundarlo.

-Venga ya Tomás, no se te ocurra hacer tonterías, vuelve a bajar estos lares y piérdete de una puta vez para siempre.
-¿Y cómo piensas obligarme a hacerlo viejo tullido?
-Con esta que llevo aquí siempre, por si me encuentro con alguna alimaña.

Sacó del bolsillo un revolver que aunque viejo se veía en buenas condiciones. Tomás dio un paso atrás, no pudo evitar fijarse en el arma cuando Salustrio tiró del percutor hacia atrás y la amartilló dispuesto a todo. Bastián fue rápido, en la mano tenía una rama todavía cruda de olivo, ochenta centímetros de largo y del grosor de un bate de beisbol, haría daño sobrado a Tomás.
El chico enfebrecido por el recuerdo de lo que hizo con su hijo Marino, le golpeaba las piernas una y otra vez, los huesos crujían como ramas rotas, los gritos de Tomás no le importaban a nadie, los pajarillos no dejaron de cantar, quizás se felicitaban de aquel acontecimiento del que ellos, solo eran meros espectadores. Salustrio ya se había apoderado del cuchillo, la había arrojado a la pila de leña de Bastián que respiraba como un toro al que estuvieran lidiando.

-¡Debería matarte hijo de puta, esto no es nada comparado con lo que le hiciste a tú hijo…!
Tomás resollaba en el suelo, no podía respirar, echaba sangre por la boca, un gran golpe en la cabeza que manaba sangre y que trataba de parar con la mano sobre la herida, piernas y pies destrozados, las rodillas rotas…
No podían moverlo de allí, hacían falta al menos tres personas para arrastrarlo, decidieron hacerlo rodar ya desmayado hasta la terraza y desde allí arrojarlo a la inferior, bajaron ambos sujetándose el uno al otro, rodaron el cuerpo hasta el borde de la terraza pequeña y empujaron de nuevo el cuerpo al vacío.

-Salustrio, no siénto que haya hecho nada malo, ¿cómo puede ser eso?
-Pues porque no lo has hecho, ¿habrías dejado que cualquier animal te hubiera procurado devorar?
-Por supuesto que no… ya entiendo, este tío es peor que cualquier depredador.
-Un oso merece tener mejor muerte que este especímen.
-Joder es que lo hemos matado… he.
-No creas, cuando despierte, de un modo u otro buscará de alguna forma un lugar para lamerse las heridas, aunque bien pensado lo dudo, llega la noche muy rápido en la montaña, y los animales, salen a cazar en cuanto las sombras los camuflan. Por aquí hay mucho jabalí, lobos y zorros. ¡Va, no pienses más en eso!
-Es verdad, nos habría matado a los dos si llega a tener oportunidad, y ni siquiera hubiera pestañeado al hacerlo.
-Justamente, así es, habría limpiado el cuchillo en la chaqueta que llevas puesta, y te hubiera dejado en el fondo del barranco, donde está él ahora.

Toman juntos un vaso de vino caliente, un tinto de buen grado con pan tostado y chorizo que cada cual corta a placer con su navaja. Hablan de la supervivencia, que la vida en el monte, se rige por leyes que los urbanitas de las grandes ciudades no llegan a comprender y en consecuencia no quedan contempladas en legajos ni escritos oficiales.

-Por el pueblo pasa cada mes o mes y medio, una patrulla a pie de la guardia civil con la escopeta al hombro, la manta atada a la espalda, entran en el bar, se les da de comer y beber, a veces se tiran a alguna mujer a quién les gusta los uniformes y se van. No preguntan, no hacen más que estas rondas la comandancia los obliga. Maldita gracia les hace, llegan a su puesto de encuentro a tiempo para que salga otra patrulla a hacer lo mismo que ellos acaban de hacer, estos que salen son más mayores, piensan en su retiro, en su pequeña casa y su huerta. Esa es su vida, ¿quién hace el trabajo importante cuando ellos no están aquí? ¿comprendes lo que te digo?
-Claro, Salustrio, es una pena pero lo entiendo.
-No busques trabajo Bastián, cuando puedas bajas al pueblo, trabajarás en el establo, cuidarás de los animales junto a Marino, lo tengo empleado también conmigo. Juntos cuidaréis de las vacas, pastoreareis las ovejas y cabras, Susa os llevará allá donde sabe que comen. Tengo una bicicleta que le compré a un amigo que ya murió, para ayudar a su viuda, la pones a punto y la usas para desplazarte.
Trabajo, transporte y casa, lo tienes todo con eso, no te faltará de nada, y mi reconocimiento si quieres ayudarnos a llevar adelante el negocio. No resumas tú vida a estos veinte metros cuadrados que parecen tu refugio, el refugio de una persona es el mundo entero, sal y contémplalo.




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