GIMNASIA
¡Que
cuerpos señor…! entré en el gimnasio y aluciné. Con mi bolsa Adidas, mis
toallas, mis cacharros, bueno, desodorantes, una colonia, gel de baño y esas
cosas.
-¡Hola
bienvenido!, ¿tú eres…?
-Bienvenido.
-Vale
bienvenido, ¿cómo te llamas?
-Te
lo he dicho, Bienvenido, parece un chiste malo ¿no?, de verdad que me llamo
Bienvenido, mira la lista llamé anteayer, hablé con Mercedes la encargada.
-¡Ha
sí ya lo veo!, disculpa eres el primero con este nombre, no te he entendido al
principio.
-Ya
veo, ya. Bueno, ¿necesito un trainer o alguien que me vea, antes de comenzar?
-No,
ya has estado en otros gimnasios por lo que veo, estás cuadrado, solo dime tú
edad.
-Verás
no me malinterpretes, pero soy un poco presumido, no me gusta decir los años
que tengo, pero vale, más de cuarenta y menos de cuarenta y siete.
-Ja,ja,ja
que simpático que eres.
Mercedes
personalmente a mí no me gusta mucho, es guapa eso sí, no sé si a base de
liftings, no lo parece es una chavala joven, tipo Pamela Anderson, con las
tetas de plástico, botox en los labios, eso es evidente, puede que el culo
también lo lleve reparado, oye, que a lo mejor me equivoco pero no creo, le
rebota mucho cuando camina, tiene el aspecto de haberse quitado una costilla
para estrechar cintura, por lo demás… perfecta.
-Ven
que te presento a Dani el monitor que tendrás, en función de cómo vea que te
desenvuelves en los aparatos te recomendará lo que más te convenga.
-Ha
vale, ves eso es interesante, al gimnasio donde iba antes, no tenía monitor y
claro, vas a tú bola y terminas por estar un poco despistado.
Oye
tú, que tío ese Dani, guapo que te cagas, metro noventa casi, mulato clarito,
habla español perfecto, de la escultura que lo acompaña ni te cuento. Lo
encontramos al lado de un grupo de focas en sus correspondientes cintas de
andar, eso sí, todas con sus chandals de tactel que se podrán escurrir cuando
salgan de este ejercicio, ¡que es el primero que hacen…! luego, hacen spinning
o como coño se llame esto de la bici delante de un espejo, una chavalita joven
que es el modelo a seguir les hace pedalear hasta la extenuación, después estiramientos y cuando acaban del gimnasio, se
van a la cafetería de enfrente a endiñarse un café con leche y pastas surtidas,
¡tócate los huevos!.
El
gimnasio funciona a tope, ¡con estas
clientas, cualquiera…! ya les interesa que esté la cafetería enfrente, ya, se
aseguran la clientela. También hay hombres que son así, los menos para ser
justos, hay otros que van al gimnasio, a ligar si pueden, a estos, los que
trabajan en el gimnasio, los ven venir desde lejos. Tipos un poco más jóvenes
que yo, de treinta y cinco a cuarenta años, sacando pecho y algunos con faja,
se compran colonias caras, y a la familia, los tienen a sobres de Avecrem por
la noche, ¡anda que ya les vale!
A
mí no me interesa nada de eso, me interesa hacer un poco de gimnasia, practicar
yoga y perfeccionarlo un poco, tengo pocos problemas, estoy solo y eso quieras
que no, jode, me refugio en la lectura y paseos por la naturaleza, a veces me
paso el día fuera, y cuando es verano, cargo la mochila con el saco de dormir y
me voy a algún lugar un poco remoto para disfrutar de estas cosas que tanto me
gustan. Solo duermo una noche al raso, si la economía me lo permite, una vez al
año, paso tres o cuatro noches en un albergue rural y luego bajo montaña abajo
hasta donde he dejado el coche aparcado.
Cambio
el chip y me encamino a la ciudad de nuevo, no se puede pedir más. Hace un año
que voy al gimnasio, me han tomado confianza, Mercedes la encargada, hace
tiempo que me tutea, me ha propuesto hace unos meses, que me encargue de
algunas señoras de estas, que van allí a quemar grasas y decirlas que están muy
guapas. Yo que miento poco, y resulta que por puro esparcimiento, miento como
un bellaco, a estas buenas señoras, no hay quién las libre de esas mollas que
regala su cuerpo por todas partes, les digo que eso es un buen síntoma, que el
trabajo que hacen en el gimnasio hace que se manifiesten, que insistan, que
dentro de poco desaparecerán, ¡se lo creen oye!
Este
fin de semana me voy con dos de ellas de excursión, caminaremos media hora en
ligera pendiente, les diré que esto no lo podrían haber hecho antes sin ir al
gimnasio. Voy a pedir comisión a la dueña por hacerle estos favores. Luego por
la tarde me las llevo a casa, Pilar se queda a pasar la noche conmigo, pero sin
compromisos ni hostias, que no estoy para cargas, luego por la mañana la invito
a desayunar en la cafetería a la que voy siempre, insisto en que coma una
flauta de pan de cereales con pavo frio, lo mismo que yo. Después del café nos
despedimos hasta la tarde, me pasa el tiempo mejor desde que practico esta
actividad del gimnasio, ahora me cobran solo, precio de jubileta sin matrícula
ni nada.
Rocío
me ha regalado hoy un uniforme de empleado.
-No
quiero que te sientas como uno de nosotros, no estás obligado a nada, es un
regalo.
-Anda
que no sabes nada… la gente si me ve con estas prendas me preguntará como a uno
de vosotros…
-Pues
tú me los envías a mí y ya está hombre…
Y
eso… ahí me tienes ayudando a las gordas y a las flacas. A ver si alguien me
coge el relevo, la verdad es que después de cuatro palabras con ellas, yo voy a
lo mío, eso sí, tengo todo el gimnasio para mí, nadie me pone pegas, y hasta he
conseguido sin pedir nada a nadie que no me cobren, ¿se puede pedir más?
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