LA OCA
Salimos
tres amigos a comprar un par de juegos de mesa para una fiestecilla que se
celebraba en casa de uno de ellos.
-Oye
vamos a Carrefour que allí hay de todo, siempre tienen ofertas de todo.
-Vale
vamos -dije con desgana-.
-Si
no quieres no vengas, que podemos ir sin ti.
-Bueno…
-¿Bueno
que capullo, que vienes o no?
-Venga
sí.
Nos
vamos en mi coche, es diesel y gasta menos. Con este rollo, parezco el Bautista
de turno, el chófer vamos, siempre igual oye. Lo peor es que siempre pico, no
sé cómo ni de qué manera pero siempre acabamos dentro de mi coche para ir donde
quiera que sea. ¡Ya me lo decía mi pobre padre… Juanito… siempre serás un
pringao”!
Mi
padre era un sabio de cojones, yo creo que era algún profeta reencarnado tú.
Bueno ya estamos en Carrefour.
-Déjanos
en la puerta y tú busca aparcamiento, ¡hostias cómo está esto de lleno!, nos
buscas dentro, y acuérdate en que animal has dejado el coche que la última vez
no sabías si era el pasillo del elefante o el gato.
Otro
gracioso de mierda le da el pretexto para la coña.
-Claro
cómo tiene uno de cada en casa de mascotas…
-¿Te
quieres morir ya idiota?
Aparcar
no ha sido lo difícil, lo complicado es encontrarlos dentro. De donde he dejado
el coche me acuerdo, lo he dejado en el pasillo de la foca con la pelotita en
el morro, para que se jodan. De todos modos me lo he apuntado en la palma de la
mano, por si acaso, a ver si se creen estos que soy tonto de baba.
Al
final, dentro, cómo no los encuentro por ninguna parte, me he puesto a llamar a
Marcel.
-¡¡Marcel
dónde estás!! ¡Marcel, contesta coño ya!
Ha
venido un segurata y me ha dicho que allí no se puede gritar, le he contestado
que entonces cómo quiere que los encuentre, venga conmigo. En la recepción
haciendo cola, con una señora delante que lleva tres bragas en la mano, que se
le han roto, va a quejarse. Le miro el culo, y veo las bragas, pienso para mí… chata
¿tú a quién quieres engañar?, si has pillao bragas de niña tía. Hay personas
que son la leche en vinagre.
-Oiga,
que no encuentro a mis amigos, ¿les podría decir por el altavoz que me vengan a
buscar aquí?
Mira,
ha puesto un careto la nena de la mesa que ha sido todo un poema. Debe de
pensar que soy un tarao, oye que no digo yo que no lo sea, algo por lo menos.
Pero está más tarada la tía de las bragas, queriendo convencer a la empleada,
que ella siempre compra esta talla. Las debe usar como barret cuando quita el
polvo de casa, se debe poner la goma de la cintura por debajo de los lóbulos de
las orejas y ala, a darle al plumero.
-Señor
si acaso espere en una de las cajas a que salgan, pero eso lo haríamos si fuera
un niño pequeño.
-Pues
déjame una escalera alta para sentarme arriba a esperar, porque aquí hay dieciséis
cajeras, a, y unos prismáticos por favor.
¡Mal
educada…!, se da la vuelta y atiende a
un señor que ha comprado unas zapatillas de oferta de esas de cuadros de andar por
casa, dice que los cuadros no casan en una zapatilla lo mismo que en la otra,
otro que tal. Me dan ganas de gritarle… ¿Por qué coño crees que están de oferta
dentro de un cajón en mitad del pasillo?
Me
salgo fuera, a la puta calle, tengo que ponerme separado de las entradas, son
también las salidas.
-¿Dónde
te habías metido Juanito?
-He
ido a dar una vuelta hasta el peaje de la autopista, y he vuelto tot chinu
chanu.
-¿Qué
habéis comprado…?
-Un
parchís de esos de seis jugadores, que no puedes perder las fichas ni nada. Los
dados van en medio y pulsando un botón se mueven solos.
El
Jaume se ha encargado de la bebida, y Filo un juego de estos de preguntas. No
se llama Filo, se llama Filomeno, pero le llamamos Filo, diminutivo del nombre entero.
No es que le guste mucho, a mí me lo dijo una vez y le contesté que a mí bien
me llamaban Juanito y mi nombre es Juan.
-Pues
a mí no me gusta, se confunde con Filomena, sirve para masculino y femenino.
-Pues
mira -le dije-, te jodes es lo que hay.
Se
calló. Aparte de eso, si queréis que os diga la verdad, el juego para mí por
excelencia es LA OCA, sí lo escribo con mayúsculas ¿qué pasa? Es como la vida
misma oye, llega un suertudo y te pasa por encima te quedas una ronda sin
tirar, caes en el pozo, lo mismo, si te toca la calavera a comenzar de nuevo,
si en el laberinto dando vueltas como un tonto, otros te pasan delante, y si
llegas a la OCA con puntos de más a retroceder, jode, pero pa tras y a callar.
La
vida es igualita que el juego de LA OCA. Pocos son los que tiran sin para y no
caen en alguna trampa, y si caes, no pasa nada, es un juego, ánimo y a seguir.
En casa tengo un juego de LA OCA de cartón plegable, ¡la de veces que he jugado
solo…! me parto la caja de la risa, me fijo en las casillas, he, no te creas,
ahora los dibus los hacen más modernos, impresos con imprentas y esas cosas,
antes no, el que yo tengo es de los años sesenta, hecho a mano, dibujos finos,
auténticos, a base de capas y capas de cartulinas se ha ido desconchando, pero
desde que se inventó el celo… oli amb un llum, lo he ido retocando y parece
nuevo.
En
mi casa, mi hermano, que nunca le ha gustado perder, ¡le pegaba unas patadas al
juego…! yo siempre le decía lo mismo.
-¡Que
lo vas a romper hombre, si no quieres perder no juegues!
En
cambio aunque perdiera, yo me partía el culo. Ahora ya no me parto el culo, de
tanto reír, llevo las galtas del cul con velcros, para que no se me abran. Y
sigo jugando a LA OCA, de una forma u otra ahí está mi ficha, en el tablero.
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