IR Y
VENIR, ANDAR
Quien
lo tenga que hacer por placer, bien está, hay otros muchos que lo hacen por
circunstancias que no son las propias de llevar una vida tranquila. Emigran a
otras tierras, a otros lugares, buscando un sinfín de cosas diferentes.
Tú
no tenías necesidad de causarme ésta herida profunda que ya no tiene curación,
a pesar de que me escribas en las cuatro postales de me llegan de Bélgica al
final, “Te quiere, tu hija”.
Te
advertí que este no era el proceder, que estando juntas, podríamos afrontar
mejor las circunstancias adversas, pero no, tú no podías dejar quietas tus
alas, solo te pedía un poco más de tiempo…, hasta que me operaran y
determinaran si ese maldito cáncer remitiría o no. Ya sé que de cualquier
forma, te habrías marchado, demasiado para ti, ¡enfrentarte a ese desafío…! no
claro, nadie te puede obligar a hacer algo contrario a lo que dicta tu propia
conciencia.
Discutimos
mucho antes de la operación, ciertamente la decisión era mía solamente, pero si
te hubiera tenido a mi lado, cómo un soporte para infundirme el valor que me
faltaba en ese momento… Decide tú, es
tu vida, cada cual debe asumir las consecuencias de sus acciones, ¿acaso puedo decidir
por ti, me harías caso si te dijera que no dejaras que te abrieran? No puedo juzgar tu reacción, eso queda de
cada cual evaluarlo, he aprendido con el paso de los años y de las experiencias
vividas, que no es fácil entrar en el corazón de la gente, y eso que estoy
hablando de mi propia hija.
Cambiando
de tema… ¿Cómo estás?, me dices en la última postal que estás trabajando en un
nuevo laboratorio, me alegro si es para tú bien. Pero recuerda que eres un poco
mentirosilla, te conozco y con tal de no preocuparme eres capaz de decir que
estás trabajando en la N.A.S.A, en Cabo Cañaveral, o cualquier cosa por el
estilo. Ya sé que soy pesada, que insisto siempre en que te cuides y que comas
lo apropiado, ¿está de más que te diga que espero que también te abrigues bien
esas tierras son traidoras para resfriados, piensa que eres mediterránea de los
pies a la cabeza. Menos mal que los horarios ahí son menos duros que los que
tiene la gente en España, es una suerte tener un trabajo de jornada intensiva.
Pienso muchas veces en el año que pillaste aquella
malévola pulmonía por falta de ser un poco precavida, tú y tu bufanda en
invierno, lo superavais todo, a pesar del frio que castigaba ese delicado
cuerpecito tuyo. ¡Qué horror, que mal lo pasamos todos!, tú más que nadie por
supuesto, pero la angustia de saber si podías salir sin costes adicionales para
tu salud, fue sin duda alguna lo que más
nos inquietó.
Quizás
pienses, que esta vieja moribunda se recrea con estos recuerdos, no lo creas, todo lo contrario, si algún día
llegas a ser madre, me gustaría mucho que así fuese, entenderás el sufrimiento
por un hijo. En mi caso, me acuso yo misma de protegerte demasiado, todos
nuestros vecinos lo decían siempre.
Consientes mucho a esta niña, tienes que ponerte límites a ti misma, de
otro modo, no sabrá defenderse en el futuro, no sé bien si tenían razón o no,
el caso es, que entonces yo no lo veía así.
Déjame
decirte una cosa más antes de terminar esta carta, hasta ahora mi organismo ha
funcionado bien relativamente, pero ya no da más de sí. Ahora ya estoy en manos
de la morfina, es mi mejor compañera, no me engaño al decir que incluso mejor
que tú misma, no creas que te lo recrimino, soy sincera, no hace falta que
hagas arreglo alguno para venir obligada a casa a verme, odio que lo hagas por
una obligación, es más que probable que ahora pienses que me lamento y quiero
dar lástima, nada de eso es cierto.
Lo
tengo todo arreglado incluso para la hora del entierro, de modo que no quiero
que te preocupes por nada, prefiero que me recuerdes como una madre viva, pues
verme ahora, quizás te resultaría traumático y eso es lo único que no quiero
que te lleves de recuerdo de tú madre. Te quiero de todo corazón hija, sé
feliz, vive cada día como si fuera el último, cuenta el tiempo haciendo que el
corazón palpite dentro de tu alma con fuerza, por último, acuérdate de mí de
vez en cuando, aunque sea para mal, para recordar las tremendas broncas que
hemos tenido de vez en cuando, que culminaron en esta separación inevitable.
Adiós hija mía.
-.-.-.-.-.-.-.-.-.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario