viernes, 5 de septiembre de 2014

PARA TI.




                                   PARA TI




¿Para quién sino mis gozos y mis sueños, mis noches en vela y mis dulces recuerdos?
Son para ti, para una figura deslumbrantemente hermosa y graciosa, que delicadamente, abre las puertas del mundo a seres sin identidad ni filiación.
Eras el todo unido al que yo me sentía adherido como abejas a la miel, miel nutritiva y espesa, que me lanzaba luego a la búsqueda de nuevos horizontes, fuentes de nuevo fruto, de deliciosos bosques donde encontrar paz para ti.

Riquezas me has dado con esta cultura tuya del sosiego que tantos años había luchado por tener. El modo en que hice determinadas cosas, no deben ser motivo de ausencias, al fin y al cabo, ¿quién puede alzar los brazos al cielo respondiendo que es perfecto?
Acepto las condiciones de todo aquello que me has propuesto, por saber que no deseas otra cosa más que mi bien, aunque esto haya dado como resultado, el tenerte un poco más lejos de la colmena.

Si alguien me planteara el problema de encontrar agua en el desierto, la encontraría por ti solamente, ante tal desafío, todavía soy capaz de crecerme, de ahuyentar temores y provechos propios, egoísmos que son la fuente de errores y desacuerdos.
Es gracias a ti, que he aprendido a rezar a mi modo y manera a mis dioses, enfrentándome a las furias de las medias verdades, y de mentiras consumadas.

Mi jardín crece de modo desordenadamente, entre raíces que establecen caminos no siempre fáciles de transitar, la próxima primavera, espero tenerlo mejor preparado para caminar juntos por él, te enseñaré secretos que nadie jamás ha visto, están ahí, ocultos para ti, entonces serán confidencias las que nos harán sentarnos sobre un roble viejo, que caído sobre el camino, nos convida a abrazarnos, y decirnos en silencio sentados, que aún nos queremos.

Un jardín descuidado puede seguir siendo hermoso, solo que… hay que saber apreciarlo en la medida justa, en medio de sus circunstancias, y para mí, tú, has hecho que este, siga floreciendo en medio de mi corazón.
Hubiera sido cruel desarraigarlo todo, cortar plantas y árboles, reponerlos por otros nuevos, ¿para qué si hubiera terminado siendo un jardín, como el que ahora tenemos?


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