COMPETENCIAS
-¡Pero
oiga… es imposible que me diga ahora que tengo que ir a coger número a la
ventanilla número cuatro… anteayer, me pidieron que rellenase los impresos y
los presentara aquí… es que esto es demencial!
-Lo
siento señor, ahora estos papeles los lleva otro departamento, vaya a la número
cuatro y quéjese allí, haga el favor de no entorpecer la cola.
-¿Sabe
usted cuanto tiempo llevo aquí hoy esperando a que me toque número?
-No,
lo ignoro, pero de cualquier forma, no puedo hace nada por usted, a la número
cuatro… vaya usted allí y presente su queja.
Y
eso que es para pagar una contribución, que si fuera para que la cobraran, ya
le habrían enviado a los mossos de escuadra. Casi mejor que se vaya a casa y
luego, mañana venga más temprano y con los nervios más reposados.
-¿Qué
tal, ya está arreglado todo?
-Me
cago en sus muertos, no he solucionado nada. Se conoce que han hecho una
restructuración de lo que sea allí dentro del ayuntamiento, y no hay dios que
se entienda.
-Así
que no has podido pagar la contribución.
-Pues
no ya ves, no aguantaba más allí dentro, me asfixiaba chica, necesitaba aire
fresco. Volveré mañana más temprano, a ver qué pasa…
-Vale,
llama a Perico y dile que mañana no sabes a la hora que vas a poder entrar a
trabajar, por si acaso.
-Encima
eso… si ni siquiera me ha dado vacaciones este año, solo semana y media.
¡Mientras me las pague antes que acabe el año…!
Con
bronca incluida por parte del jefe del taller mecánico, taller que antes era
suyo y que le vendió a su amigo por falta de capital, deudas y cosas de esas
que casi siempre hay en los negocios mal llevados, vuelve al día siguiente al
ayuntamiento.
Una
hora de reloj l ha tocado esperar hoy, ha llegado en cuanto han abierto la
puerta del edificio. Parece las rebajas del Corte Inglés tío, que locura, la
gente ha tomado la entrada por asalto, se le han colado lo menos veinte, no
venía preparado para esa avalancha, la verdad, pero que se le va a hacer…
paciencia, no va a meterse ahora en una pelea… no es el caso. A pagar y se
acabó el pastel, luego los que vengan detrás que se maten si quieren.
-¡Señoras
y señores, presten atención por favor
-dice un municipal desde la punta del pasillo-, los que tengan como
fecha límite para pagar el IBI con fecha de hoy, vengan conmigo por favor!
Él
va detrás de unos cuantos más como un corderito, lleva pistola tú, por menos
hay gente que se le ha girado la borla y se ha liado a tiros. Pasan a una sala
grande con todo de sillas de madera plegables alineadas, son para las fiestas
locales, para las verbenas y esas cosas que los ayuntamientos, para esconder
gastos personales, siempre se inventan.
-No
se les ocurra coger estas sillas, que va a venir la brigada a cargarlas en un
camión dentro de un momento. Denme a mí el recibo que recibieron.
Joder
el suyo va el último, ha sido un poco lento, dos señoras se han caído de morros
al suelo por ser las primeras, una, sin querer, eso sí, le ha pisado el cuello
a la otra, se le han roto las gafas a la pobre señora y la han levantado del
suelo con la cabeza mirando de lado, se le ha jodido una cervical, oye pero la
mujer ha aguantado allí medio derecha, seguro que luego la tendrán que llevar a
urgencias.
Todos
salen con un careto que es un poema, Hermenegildo piensa que a lo mejor les han
dado cuatro hostias dentro de aquella oficina solitaria, medio escondida,
apartada de todos los demás departamentos…, oye una cosa rara. Cuando le toca a
él entrar a pagar lo comprende todo; le han impuesto una sanción de cien euros
por retrasarse tanto tiempo, claro en cuanto ha preguntado el porqué de aquel
robo a mano armada, le han dicho que vaya a quejarse al departamento de
impuestos, la ventanilla que visitó la primera vez.
Tarda
una hora en llegar al taller, ¡y eso que está a quince minutos del
ayuntamiento!, pero las piernas le pesan, como si llevara botas de plomo como
las que usan los buzos. Trabaja lo que le queda de jornada, sin ganas ni
acierto, que los dos coches que ha reparado no arrancan.
-Hermenegildo
ponte las pilas tío, que don Tomás ha llamado que tiene el coche en la rampa del garaje y se le
ha parado allí en medio… anda coge la moto y ve a ver qué pasa, llévate la caja
de herramientas, por si acaso es una chorrada.
Se
pone a llover y con ganas, no lleva chubasquero, solo el mono de trabajo y el
casco, lo lleva desatado, es de esos de montar a caballo que no están
homologados. Se para en el semáforo de la estación, los niños aprietan la tecla
para cruzar por tocar los cojones, arranca está verde, en ese momento estornuda
y el casco se va a hacer puñetas, el coche que viene detrás lo deja hecho unos
ciscos.
A
la salida del polígono donde va, está la policía municipal, esos sí que van
bien protegidos, lo ven sin casco y lo paran ¿cómo no?
-Buenas
tardes señor, ¿me enseña su documentación?
-Pues
verá, no la llevo encima, vengo a casa de un cliente del taller para arrancar
su coche.
-Ya
veo, ya, ¿sabe usted que es obligatorio llevar casco para conducir en moto?
-Claro…
¡no lo voy a saber…! lo que pasa es que me he parado en el semáforo de la
estación que estaba rojo, he estornudado y se me ha caído porque se ha puesto
verde para los vehículos y he tenido que arrancar, no me quedaba otro remedio…
-Me
parece bien todo lo que me cuenta, pero… lo tengo que sancionar, lo siento.
-Oiga
señor agente, mire cómo voy, tengo que llegar a casa de este cliente, hoy he
tenido un día aciago, ya me han puesto una multa esta mañana que tengo que
recurrir por ir a pagar un impuesto el último día… si me mete otro puro estoy
arreglado oiga.
-¡No
puede seguir con la moto sin casco y sin documentación! ¿Qué no lo entiende?
-Ah
¡encima esto, pues verá mejor me llevan a prisión. Le voy a dar un motivo.
-Cual…
-Es
usted un hijo de puta, y me cago en todos sus muertos pasados y futuros.
-He
Sancho sal del coche y trae las esposas, que a este listillo nos lo llevamos al
calabozo. Te vas a cagar en los pantalones, mal nacido.
Al
otro día sale bajo fianza, el dueño del taller la ha pagado, y la multa de
tráfico también.
-¡Me
tienes contento Hermenegildo…!
-Pues
tú a mí ni te lo imaginas. Es tú responsabilidad hacer lo que has hecho, ni más
ni menos, a ver si aprendes a cumplir con la gente que te alimenta, tirando del
negocio, he, que si no quieres que vuelva al taller me voy hoy mismo, sin
problemas.
La
gente viene a reparar chorradas y que se lo haga Hermenegildo, quieren oír de
viva voz lo que le pasó el día anterior, cuando se tropezó con los municipales.
Le dan tantas propinas que ya pagado la sanción de cien euros del ayuntamiento,
y a su mujer le han mandado flores y todo, ¿te das cuenta?
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